Los amantes del arte en Madrid no tienen muchos problemas a la hora de encontrar museos. La ciudad es hogar de algunas de las mejores pinacotecas de Europa y en una sola avenida (bien apodada la “milla del arte”) se encuentran el Museo del Prado, el Reina Sofía y la colección Thyssen-Bornemisza. Sin embargo, nos dimos a la tarea de buscar los recintos más inadvertidos. Aunque quizás no tan conocidos, estos museos (y cinco galerías) albergan algunas de las mejores exposiciones artísticas de la capital española.
Dos casas, dos museos
Separados por el Paseo de la Castellana, encontramos dos de las mejores casas-museo de toda España. Joaquín Sorolla (1863-1923) fue un notable pintor luminista, y su casa-museo conserva 1,200 pinturas de su autoría y todo el mobiliario y los objetos originales de la residencia. El jardín, diseñado por el artista, también se conserva tal como cuando Sorolla vivió allí. Otra casa-museo es la de José Lázaro Galdiano, que reúne obras de Goya, Bosch, Murillo y el Greco en una antigua mansión madrileña, mostrando el carácter personal (y las ambiciones) de quien en su momento fuera uno de los hombres más acaudalados de España. Con su gusto como única orientación, Galdiano (1862-1947) adquirió textiles, objetos religiosos, esculturas y numerosas obras de arte de maestros españoles que estaban en riesgo de abandonar el país.
Si bien los grandes museos como el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza suelen acaparar las miradas de los amantes del arte en Madrid, el museo Sorolla y el Lázaro Galdiano, además de ver arte, permiten adentrarse en el universo privado de estos fascinantes personajes.
Arte extramuros
Los museos siempre necesitan más espacio: la oportunidad de llegar a un público más amplio o sumar metros cuadrados de exhibición siempre es un atractivo para muchas instituciones culturales. Con todo y su impresionante sede en el antiguo hospital de San Carlos —ampliado por Jean Nouvel en 2005— el Centro Nacional de Arte Reina Sofía también gestiona dos pequeños palacios en el parque del Retiro: el de Velázquez y el de Cristal. Ambos se construyeron a finales del siglo XIX para albergar pabellones de ferias universales. Hoy ofrecen experiencias de arte contemporáneo de primer nivel. Estos espacios están abiertos hasta la diez de la noche, son gratuitos y están en medio del parque; sin duda, la manera más fresca de acercarse al arte.
Nada lejos de ahí, el Museo del Prado ha consolidado con los años un pequeño barrio en torno a sí mismo. Desde su fundación en 1819, el museo más conocido de toda España no ha dejado de crecer. Su ampliación más importante es aquella que terminó el arquitecto Rafael Moneo en 2007. Con el objetivo de mejorar la recepción y el flujo de los más de dos millones de visitantes que todos los años lo visitan, Moneo creó un pequeño anexo al histórico edificio del Prado (también conocido como edificio Villanueva) para alojar las taquillas, la tienda, el café y los servicios. Además, rehabilitó —y forró con un cubo de ladrillo rojo— el antiguo claustro de los Jerónimos al otro lado de la calle, para así crear un nuevo espacio exclusivo para las muestras temporales del museo.
El siguiente paso de la expansión contempla la rehabilitación del Salón de Reinos por sir Norman Foster. El arquitecto inglés será el encargado de devolverle a este edificio el esplendor que tuvo en tiempos del rey Felipe IV en el siglo XVII. Si todo sale bien, los retratos ecuestres que Velázquez hizo de la familia real, así como los Trabajos de Hércules de Zurbarán y 12 cuadros monumentales de batallas, volverán a adornar los muros de este palacete en 2024.
Arte en cinco tiempos
No es raro toparse con Juana de Aizpuru en el Bogotá, una cafetería discreta en la calle Barquillo donde sirven un menú del día de 12 euros, casero y sabroso. Las sillas y los camareros se parecen a los de cualquier bar de cualquier esquina de Madrid. Lo único que desentona un poco son dos cosas: la selección impecable de fotografía contemporánea que cuelga de los muros y la cabellera rojo eléctrico de Juana que sobresale de entre las mesas. Juana de Aizpuru es un personaje fundamental del arte contemporáneo en Madrid. En 1970 abrió su primera galería en Sevilla y en 1982 fundó ARCO, la feria de arte más importante de España. Enfrente del Bogotá está la sede madrileña de su galería homónima, con una parrilla de artistas contemporáneos de primer nivel, y un buen rollo que es de extrañar en el mundo del arte, tan dado a la pose y el respingue. A unos pasos de ahí hay otros remansos de paredes blancas que vale la pena visitar para darse un respiro de la saturación barroca de Madrid.
A la vuelta de la esquina está Max Estrella, que toma su nombre del personaje de Luces de bohemia de Valle-Inclán y que desde 1994 ha abierto un espacio para artistas emergentes locales y extranjeros. Un poco más al norte encontramos La Caja Negra, especializada en obra gráfica; y al fondo de un patio luminoso, la Galería Elba Benítez, donde por lo general se pueden ver instalaciones y nuevos medios. De postre, pasar por Travesía Cuatro, donde no faltarán nunca propuestas sesudas y seductoras, con una debilidad especial por Latinoamérica.
Galería Juana Aizpuru
Galería contemporánea y pionera.
Barquillo 44-1, las Salesas.
Martes a sábado de 10:30 a 14:00 y de 16:30 a 20:30; lunes de 16:30 a 20:30.
Sitio web
Galería La Caja Negra
Gráfica contemporánea.
Calle de Fernando VI 17, las Salesas.
Lunes a viernes de 11:00 a 19:00; sábados hasta las 14:00.
Sitio web
Galería Max Estrella
Talentos emergentes.
Calle de Santo Tomé 6, las Salesas.
Lunes a viernes de 10:30 a 19:30; sábados de 11:00 a 14:00.
Sitio web
Galería Elba Benítez
Una galería escondida al fondo de un patio de luz.
Calle de San Lorenzo 11, Chueca.
Martes a sábado de 11:00 a 19:00.
Sitio web
Travesía Cuatro
Puente creativo con América Latina.
Calle de San Mateo 16, Chueca.
Martes a viernes de 11:00 a 19:00; sábados hasta las 14:30.
Sitio web
UNA ENTREVISTA A DOS ARTISTAS
Silvia Ortiz e Inés López-Quesada, fundadoras y directoras de Travesía Cuatro, galería de arte contemporáneo.
Desde 2003, Travesía Cuatro se ha dedicado a renovar su enfoque y metas como galería. Sus fundadoras, Inés López-Quesada y Silvia Ortiz han tenido que ser flexibles ante el cambio del mundo del arte, así como las condiciones económicas que ha atravesado España. Su relación con Latinoamérica es tal que tienen una sede en Guadalajara y otra en la Ciudad de México. Las dos vivieron la reciente evolución de Madrid, y al día de hoy la ven como una ciudad fuera de la crisis y como punta de lanza de la cultura española.
¿Quiénes son y a qué se dedican, qué es Travesía Cuatro?
Yo (Inés) soy madrileña por los cuatro costados, y Silvia es de Dénia, del este, nacida en el Mediterráneo. Nos conocimos en el 2000, y en 2003 abrimos una galería en la calle Travesía de San Mateo 4, que le dio nombre a la galería: Travesía Cuatro. Llevamos 16 años en total, cinco aquí y seis allá. Empezamos como una galería muy pequeña, éramos muy jóvenes; el nombre denota que no teníamos idea de que iba a ser un negocio internacional. La primera feria a la que fuimos en 2004 fue a MACO… ahí fue cuando empezó la relación con artistas, clientes y coleccionistas mexicanos. Y a lo largo de los años se ha ido consolidando.
¿Cómo ven la relación entre Madrid y México?
Creo que hay vínculos muy fuertes. Creemos que hay una relación intensa. No somos mexicanas, pero sí españolas que llevan ahí toda la vida. Tenemos más presencia allá que aquí, tenemos dos espacios allí y aquí uno. Nos hemos sentido muy vinculadas, tenemos una relación muy personal y muy intensa con México.
¿Cómo ha cambiado Madrid desde que abrieron Travesía Cuatro?
Hemos pasado por todo, porque abrimos en un boom económico que se dio del 2003 al 2007. Primero cambió la idea del arte contemporáneo. Al mismo tiempo que nosotros abrió la Casa Encendida, muchas galerías, centros y ferias internacionales. Fue un momento en el que el mundo del arte (y el mundo en general) estaba cambiando a través de la tecnología. Cuando abrimos, no había WhatsApp, no había tantas cosas, y no existían las ferias que han ido surgiendo. En esos primeros dos miles abrieron muchos centros de arte. Como había sido tan fuerte lo del Guggenheim de Bilbao, se quería repetir ese modelo en toda España. Se hicieron muchísimos museos, y luego no hubo dinero para mantener ese boom, y en 2008 cayó. Vivimos una crisis durísima hasta 2016.
Para ver el mapa completo de Madrid por Travesías, da click aquí.
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Foto de portada: Diego Berruecos
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