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95 años de Ford en México

Platicamos con Julieta Meléndez, Directora de Comunicación y Relaciones Públicas de Ford en México para platicar de la historia de la empresa y dar un vistazo al futuro.

POR: Diego Parás

1895, la Ciudad de México recibía su primer automóvil, los habitantes exclamaban “ahí viene el diablo” al ver a un auto que se movía sin caballos, según la crónica publicada en 1925 por el diario El Universal. Es difícil imaginarse que 125 años después —en abril del 2020— circulan más de 33 millones de automóviles por las calles del país. La industria automotriz ha sido una de las que más ha crecido en México y Ford, uno de los principales responsables de ello, cumple 95 años de haber abierto su primera planta en el país.

La llegada de Ford a México

Si bien, el primer objetivo del estadounidense Henry Ford era hacer que cualquiera pudiera llegar del punto A al punto B de la manera más rápida posible; la movilidad ha cambiado según Julieta Meléndez, Directora de Comunicación y Relaciones Públicas de Ford en México. “Al principio se quería poner a la gente en movimiento pero el concepto fue migrando a través de volver icónicos a algunos modelos. La gente fue tomando pasión por los autos, hasta que se volvieron en una nueva forma de arte”.

El camino para llegar a vender un Mustang a más de tres millones de dólares ha sido largo. En México, la relación de la marca con la industria es tan cercana que empezó al mismo tiempo que lo hacía la infraestructura. Un año después de que se abriera la primera planta de Ford en la calzada de Balbuena en la Ciudad de México (con una producción de 25 unidades diarias) en 1925, se inauguraron las dos primeras carreteras para vehículos de motor de gasolina: las de México – Puebla y México – Pachuca.

Durante todos esos años, la empresa se tuvo que reinventar al mismo ritmo que lo hacía la industria; sin embargo, mantuvo su ADN todo el tiempo. “Cuando llegamos, éramos los únicos pero ahora hay más de 50 marcas en el mercado, claro que hay que reinventarse”, dice Julieta, “el ADN que corre en todo esto, es que lo genera una familia, una vez que entras en la compañía, la pasión se contagia entre la gente y eso se lo transmitimos a los autos”. Uno de los mejores ejemplos es la decisión de hacer del Mustang, el muscle car por excelencia, eléctrico. “Fue un reto enorme, no queremos cambiar el pensamiento de la gente coleccionista, amante de sus autos con gasolina; estamos apostando a las nuevas generaciones. Se trata de sumarlos a esa historia y pasión”, concluye.

El futuro

Con 95 años de experiencia en Mexico, el futuro de la compañía, asegura Julieta, está en entender a la movilidad más allá del automóvil. Bicicletas plegables y scooters empiezan a formar parte de la conversación en la division Ford Mobility, que busca solucionar problemas de movilidad en ciudades densamente pobladas. “Estamos haciendo pruebas con vehículos autónomos en algunas ciudades de Estados Unidos, créditos para comprar un auto entre varias personas que tienen una misma ruta, desarrollo de aplicaciones de car pooling. Nos gusta que la historia no nos pese, que sea parte de las cosas que nos impulsan para lo que viene”.

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