Visitar la Villa Savoye no es difícil, pero requiere de un mínimo de interés. Hace falta un poco de pasión arquitectónica para decidirse a tomar el RER A y hacer todo el recorrido en la línea que separa Poissy de París (30 kilómetros aproximadamente). Al llegar a Poissy resta todavía hacer una caminata de unos 20 minutos, pero para un verdadero fanático, eso no es nada. De pronto, de un lado del camino aparece la entrada a la Villa Savoye, y entonces uno sabe que el viaje ha valido la pena. Una versión miniatura recibe a los visitantes, justo a un lado de la puerta de entrada (es la casa del jardinero). Un poco más adelante, en lo que todavía hoy se mantiene como un verde jardín rodeado de árboles, reposa tranquila la villa. No importa cuántas veces se haya visto en una foto, verla ahí, adelante, le quita el aliento a cualquiera.
La familia Savoye le encargó a Le Corbusier la construcción de una casa de descanso en 1928. Y más allá de una serie de limitaciones económicas, que fueron surgiendo a lo largo de las fases de construcción, nunca hubo una limitación en cuanto al diseño ni al estilo, por eso el arquitecto fue libre de explorar y manifestar con esta obra sus nuevos principios. Si todavía hoy nos resulta moderna, sólo hay que imaginar lo futurística que habrá parecido hace casi cien años.
Como suele suceder, lo que hoy es un museo y un sitio de peregrinación para los amantes de la arquitectura de todo el mundo, en su momento le dio bastantes dolores de cabeza a sus dueños. Un techo que filtra agua y espacios muy grandes y difíciles de mantener calientes, fueron algunos de los sacrificios que hubo que hacer para vivir en una obra de arte. Los Savoye lo hicieron hasta 1940, cuando la guerra los obligó a salir de Francia. Y la Villa Savoye quedó ahí, a la espera de que alguien la rescatara. Apenas en 1965, el gobierno francés la agregó a su registro de monumentos históricos. Fue el primer edificio moderno que entró en esta categoría, y sin duda, lo vale: es casi una escultura en la que alguna vez alguien tuvo la suerte de vivir.
Todos los principios de la nueva arquitectura de Le Corbusier se encuentran resumidos en Villa Savoye:
– El uso de pilotes para soportar los niveles superiores y tener una planta libre.
– Techo funcional (al contrario de las tejas que no permiten el uso del espacio).
– Plano de distribución abierto.
– Ventanales grandes.
– Fachadas libres (sin una función estructural).
– Tres obras para visitar: Cité radieuse, Marsella Casa de Brasil; Ciudad Universitaria, París; Maisons La Roche-Jeanneret, París.
– Le Corbusier en América Latina: solamente existe una obra del arquitecto suizo en Latinoamérica, y se encuentra nada más y nada menos que en La Plata, Argentina. Se trata de Casa Curutchet. Información en T. +54 (221) 482 2631
Si no pueden visitarla, pueden verla en la película El hombre de al lado, donde es protagonista.