París es una obra de arte en sí misma, sólo hay que voltear a ver el estilo de sus calles, las pequeñas cafeterías esparcidas por los barrios y sus numerosas construcciones históricas. De todas las joyas que tiene la urbe, Louvre es quizá una de las atracciones más importantes y, en definitiva, uno de los museos más visitados del mundo: durante 2018 recibió alrededor de 10.2 millones de personas. En este recinto el arte empieza desde que uno ve su fachada.
La experiencia en el Louvre inicia con la pirámide en su explanada, un verdadero emblema de la capital francesa que este 2019 cumple 30 años. Para celebrar este acontecimiento, el artista Jean Rene (mejor conocido como JR) y 400 voluntarios montaron una sorprendente ilusión óptica que conmemorará la importancia del triángulo que emerge de la explanada.
Esta gigantesca obra, de 14,800 metros cuadrados, se hizo con el objetivo de provocar la sensación de monumento flotante. Se realizó con más de 2 mil hojas de papel sobre los cimientos revelados del patio de Napoleón. Hay que destacar que el monumento fue visible desde el techo del famoso museo, así como en dos pantallas que se instalaron en la explanada para que los parisinos y demás turistas pudieran contemplar la pieza.
De monumento controversial a emblema de la ciudad
Para el artista las imágenes (al igual que la vida) son efímeras y eso es algo que quería plasmar en esta intervención. Para lograr lo anterior y con la determinación de involucrar a voluntarios turistas y curiosos en el proceso, JR dejó que la gente caminará sobre la obra. Con el paso de los días el holograma fue desapareciendo casi por completo.
Esta no es la primera vez que el artista francés interviene la pirámide del Louvre, en 2016 hizo que desapareciera al pegar sobre ella un tipo de tapiz que tenía la fachada del palacio que está detrás.
Aunque ahora esta pirámide se ha convertido en uno de los monumentos más queridos de París y llama la atención por el contraste que hay entre su estilo vanguardista con la arquitectura neoclásica que tiene el resto del museo, en un principio el monumento diseñado IM Pei no fue muy bien recibido. De hecho, la construcción de cinco toneladas de acero y 675 rombos de cristal fue tachada como una una burla al buen gusto.
The images, like life, are ephemeral. Once pasted, the art piece lives on its own. The sun dries the light glue and with every step, people tear pieces of the fragile paper. The process is all about participation of volunteers, visitors, and souvenir catchers. pic.twitter.com/vNArYszXxo
— JR (@JRart) 31 de marzo de 2019
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