La piedra de Rosetta es uno de los objetos más legendarios de la historia. Fue tallada en el 196 a.C y es una de las principales atracciones del Museo Británico. Aunque en un principio fue parte de una estela más grande y lo que se puede observar hoy es un fragmento, es mundialmente famosa porque le permitió al francés Jean-François Champollion descifrar los jeroglíficos egipcios en el siglo XIX, un hallazgo importantísimo para entender el pasado del mundo.
Esta pieza contiene un decreto oficial sobre la adoración del faraón Ptolomeo V (que reinó del 204 al 181 a.C) escrito en tres idiomas: griego antiguo, egipcio antiguo y egipcio demótico. Tras ser proclamado, una copia tallada del edicto fue mandada a cada templo de Egipto, pero con el tiempo todos los ejemplares se perdieron, salvo uno. La piedra de Rosetta fue descubierta en Egipto en 1799, cuando ya nadie sabía leer jeroglíficos egipcios. Sin embargo, se supuso que la pieza contenía el mismo texto en las tres lenguas, por lo que se hicieron grandes esfuerzos para descifrar la escritura del antiguo Egipto. Finalmente, el académico Jean-François Champollion publicó la primera traducción de las inscripciones de la piedra en 1822, sentando de paso, las bases de lo que sería la egiptología como disciplina moderna.
A continuación presentamos el trayecto que realizó el legendario objeto, y el cual la llevó de las arenas de Egipto a una sala en el Museo Británico de Londres:
Parada 1: Rashid
Egipto
La pieza fue descubierta el 15 de julio de 1799 en el pueblo de Rashid en Egipto. El sitio fue ocupado por el ejército francés (quienes lo llamaron Rosetta) durante la campaña napoleónica de Egipto y Siria. Las tropas encontraron la pieza dentro de un viejo muro mientras excavaban para construir un nuevo fuerte a las afueras del pueblo.
El oficial en cargo se dio cuenta de la relevancia de la pieza y la mandó a Alejandría, donde se estaban concentrando piezas arqueológicas que los franceses planeaban enviar a París. Napoleón incluso había establecido un Instituto de Egipto y una Comisión de Ciencias y Artes para llevar a cabo investigaciones y recolectar antigüedades de la época de los faraones.
Parada 2: Alejandría
Egipto
Dos años después, las tropas de Napoleón fueron derrotadas por Inglaterra y el Imperio Otomano en 1801. Al rendirse, se firmó la Capitulación de Alejandría. Una de las cláusulas de este tratado estableció que todas las antigüedades halladas por los franceses pasarían a ser parte de la Gran Bretaña. Así, la piedra salió del puerto rumbo a Inglaterra.
Parada 3: Portsmouth
Inglaterra
La piedra llegó al puerto inglés de Portsmouth en febrero de 1802. En esta época, Portsmouth era el puerto militar más importante de Inglaterra, y durante el siglo XIX llegó ser considerado como el más fortificado del mundo. Hoy en día sigue siendo una base naval de la Marina Real inglesa y sus muelles históricos son grandes atracciones turísticas.
Parada 4: Museo Británico de Londres
Inglaterra
La Piedra continuó su camino hacia la capital inglesa desde Portsmouth. En julio de 1802, Rosetta fue presentada al Museo Británico por el rey Jorge III en persona. En un primer momento, el peso de las antigüedades egipcias era tanto que los pisos del recinto original no las soportaban, así que se construyó un ala nueva para estas adquisiciones.
La piedra de Rosetta ha estado en exhibición continua en esta institución desde ese año. Solamente dejó el Museo cuando fue resguardada durante la Primera Guerra Mundial. Después de más de dos siglos en Londres, la pieza se mantiene como la más importante y visitada de todo el museo.
El Museo Británico abre todos los días del año salvo el 1ro de enero y el 24, 25 y el 26 de diciembre. El acceso es gratuito y abre de 10h00 a 17h30.
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