El rostro bruto de La Recoleta

Uno de los depósitos subterráneos de libros más importantes en el mundo.

18 Jul 2019

Probablemente se trata de la obra menos conocida de Jorge Luis Borges. Y no es que el escritor haya experimentado con la arquitectura, pero fue durante su gestión como director de la Biblioteca Nacional Argentina (de 1955 a 1973) cuando se inició la construcción de esta sede, hoy un lugar icónico de Buenos Aires.

Entre las avenidas del Libertador y Las Heras, en el barrio porteño de La Recoleta, se encuentra el edificio que de lejos, muy lejos, bien podría parecer un robot de concreto. En realidad es obra de uno de los arquitectos argentinos más importantes: Clorindo Testa, quien resultó ganador de un reñido concurso entre los mejores despachos para decidir quién quedaba a cargo del diseño de la biblioteca.

En el terreno que hoy ocupa, alguna vez estuvo la residencia presidencial, cuyo último habitante fue Juan Domingo Perón. Fue ahí donde murió Evita Perón, quien hoy tiene un monumento en los parques cercanos al edificio. Todo fue demolido después del golpe de Estado en 1955, y unos años después se lanzó el primer concurso nacional para el proyecto. La construcción terminó en 1993.

Este edificio fue pensado para desarrollar depósitos de libros bajo tierra, el principal sustento del resto del edificio. Dos de estos depósitos almacenan tres millones de libros y el tercero guarda 500 mil ejemplares de revistas y periódicos.

El estilo de este edifico, como de toda la obra de Testa, es conocido como brutalista, que se caracteriza por  sus formas geométricas angulares repetitivas y estructuras de hormigón armado, siempre visibles, que dan un aire de “obra inconclusa”. En realidad el edificio —que fue diseñado junto con Francisco Bullrich y Alicia Cazzaniga— busca la mayor simpleza estética con tal de lograr un impacto en el espectador y presentar sus materiales, como su nombre lo dice, “en bruto”.  Agüero 2502, Buenos Aires, T. +54 (11) 4808 6000.

Esenciales

El edificio cuenta con una sala de lectura que es también un mirador sobre el puerto.

Los depósitos subterráneos fueron creados para proteger los libros de los efectos de la luz.

El edificio también es sede de la Escuela de Bibliotecarios.

Según una encuesta realizada por el diario Clarín, el edificio es considerado el cuarto más lindo de la ciudad y al mismo tiempo, el segundo más feo.

Otras obras de Testa

Banco de Londres en Buenos Aires (1966)

Hospital Naval de Buenos Aires (1970)

Casa Di Tella (1970)

La última obra de Testa

El arquitecto murió en abril de 2013. A los 89 años mantenía su ritmo de trabajo habitual y no faltaba un solo día a su despacho. Entonces trabajaba en el proyecto de ampliación de un comedor comunitario llamado “Paz y Amor”. Testa fue elegido para esta construcción porque necesitaban espacios de gran versatilidad, pero sin la posibilidad de ampliar la planta baja.  Nadie mejor que él para diseñar un moderno edificio con dos pisos suspendidos sobre las construcciones existentes.

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