1 Museo de Arte de Zapopan
A un costado de la Basílica de Zapopan, en un andador de espíritu colonial, se encuentra un inmueble que irrumpe en la uniformidad de la arquitectura de los alrededores: se trata del Museo de Arte de Zapopan (MAZ), del grupo de arquitectos Toussaint Orendáin (cuyo despacho se ubica también en Zapopan).
Con la dirección de la curadora e historiadora de arte Viviana Kuri, el museo ha logrado consolidar una personalidad propia, que propone una convergencia entre el arte contemporáneo y la conciencia ambiental, algo que puede constatarse en las aproximadamente 10 exposiciones (por lo regular, dos de ellas internacionales) que presentan al año.
El MAZ, además de ser el único museo en Guadalajara 100% especializado en arte contemporáneo, tiene una particularidad: no hace retrospectivas. Su propuesta busca ofrecer a los espectadores una experiencia intelectual y no homenajes a ciertos artistas.
2 Museo de las Artes
El Museo de las Artes de la Universidad de Guadalajara —o Musa, como se le conoce mejor— data de 1994, cuando Raúl Padilla López, entonces rector de la Universidad de Guadalajara, decidió destinar la planta baja del edificio de rectoría a exponer arte. Así se mantuvo durante varios años, pero en 2013 el edificio se dedicó por completo a fines culturales y se le bautizó con su denominación actual.
En sus salas se resguarda —además de los impresionantes murales El hombre, creador y rebelde y El pueblo y sus falsos líderes, de José Clemente Orozco— una importante colección de arte contemporáneo jalisciense, que asciende a unas 100 piezas e incluye obras de Juan José Ávila Kraeppellin, Salvador Rodríguez y Gabriel Mariscal, entre otros.
Presenta alrededor de siete exposiciones temporales al año, que pueden versar sobre la plástica del siglo XXI o sobre la euforia artística que vivió Guadalajara durante los años noventa.
3 Instituto Cultural Cabañas
Su impresionante arquitectura neoclásica es capaz de robarle el aire a cualquiera. La estampa urbana que crea el edificio del Hospicio Cabañas es innegable, tanto por fuera como por dentro, donde alberga dos capillas, 23 patios, 72 pasillos y 126 habitaciones, muchas de las cuales han sido adaptadas para que en ellas se presenten exposiciones internacionales de arte.
Depositario de la mayor colección de obra del pintor José Clemente Orozco, también resguarda la Colección del Pueblo de Jalisco, el Fondo Mathias Goeritz y la Colección de Artes Populares “Roberto Montenegro”. Aunque exhibe arte de distintas épocas y estilos, en fechas recientes comenzó a destacar como un espacio cada vez más relevante para el arte contemporáneo.
4 Curro y poncho
En 2008, el curador Francisco “Curro” Borrego Vergara y el empresario Alfonso “Poncho” Arroyo fundaron el espacio que lleva sus sobrenombres, con el objetivo, explican, de crear “un espacio dialógico que, más allá de sus propósitos comerciales, funcione como plataforma para los artistas cuyo discurso trasciende el espacio físico de la galería e incluso su propia nacionalidad”.
La galería representa a artistas mexicanos (casi todos de origen tapatío): Alejandro Almanza Pereda, Fernando Palomar, Francisco Ugarte, Gabriel Rico, Javier M. Rodríguez, Juan Capistrán, Luis Alfonso Villalobos y, entre los extranjeros, el chileno Cristián Silva y el australiano Thomas Jeppe.
En el pequeño espacio que ocupan en la planta baja de la torre Cube —ubicada en el exclusivo fraccionamiento Puerta de Hierro (la zona de negocios más importante de Zapopan) y diseñada por la arquitecta catalana Carmen Pinós, se inauguran aproximadamente cuatro exposiciones al año, alrededor de las cuales giran diversas iniciativas que suelen desarrollarse en otras zonas de la ciudad.
5 Travesías Cuatro
Nació en Madrid para exponer a artistas de media carrera. Hoy, desde su espacio en Guadalajara, tienden un puente entre Europa y Latinoamérica.
Silvia Ortiz e Inés López-Quesada son galeristas y trotamundos. Fundaron Travesía Cuatro en 2003, en Madrid, sin imaginar que 10 años después se que ampliarían, pero en otro continente. Por su activo movimiento artístico, Guadalajara fue la ciudad mexicana elegida para instalar su segundo espacio.
Todo sucedió como un paso natural para su proyecto: se aliaron con el editor de cerámica, promotor y coleccionista de arte contemporáneo José Noé Suro y tuvieron el buen tino de instalarse en el espacio sobrio, íntimo y elegante de la Casa Franco, inmueble construido en 1929 por el arquitecto Luis Barragán, antes de que desarrollara su estilo característico.
Además de ser una de las galerías más relevantes de la capital de Jalisco, funciona como un puente que conecta al arte latinoamericano con el europeo, con exponentes como los artistas tapatíos Jorge Méndez Blake, Gonzalo Lebrija, Jis y José Dávila, quienes están considerados entre los más relevantes del país, y artistas de otros países como Mateo López, Milena Múzquiz, Sarah Crowner y Jorge Pardo.
6 Arena México Arte Contemporáneo
Es uno de los espacios fundamentales del arte contemporáneo en Guadalajara que, además, convive con el legendario Taller Mexicano de Gobelinos.
A mediados de los noventa, cuando la movida del arte recién comenzaba en Guadalajara, se fundó Arena México Arte Contemporáneo para promover a artistas jóvenes mexicanos o extranjeros radicados en México, “que se hayan nutrido aquí”, explica Jaime Ashida, director de la galería.
Veinte años después ocupan también un segundo espacio en la colonia Santa Teresita, donde se promueve el diálogo de los artistas con el área.
Trabajan con artistas que no siempre se consideran representantes del arte contemporáneo, pero que son pertinentes en la actualidad; de ahí el aspecto más didáctico de la galería.
La galería convive con el Taller Mexicano de Gobelinos (TMG), que empezó su labor cuando Fritz Riedl llegó a Guadalajara en 1957 para tejer un gobelino. Decidió quedarse en México y compartió su técnica —similar a la europea del siglo XIII— con artesanos mexicanos.
7 Casa Taller José Clemente Orozco
La casa blanca, que Orozco le pidió al ingeniero Edmundo Ponce Adame que construyera en 1948, con la intención de mudarse de la ciudad de México a Guadalajara debido a una recomendación médica —el artista jaliscience tenía problemas cardiacos— está rodeada por decenas de casas-habitación.
Orozco habitó ese espacio —que se caracteriza por el enorme ventanal que permite la entrada de luz— durante muy poco tiempo, pues falleció en septiembre de 1949 en la ciudad de la que quería escapar. Dos años después, el gobierno de Jalisco adquirió el inmueble para convertirlo en un espacio cultural donde, hasta hoy —con el Hospicio Cabañas como depositario—, se realizan exposiciones temporales (cada vez más enfocadas en arte contemporáneo), conferencias, cursos, talleres y, ahora, residencias para artistas emergentes. Cuando no hay eventos se puede tener acceso para apreciar el mural La buena vida, iluminado por la luz que se filtra a través de la gran ventana.
8 Ex Convento del Carmen
Construido entre 1687 y 1690, fue hogar de la orden de los carmelitas descalzos. A mediados del siglo XIX fue cedido a las monjas franciscanas, pero en 1861 lo convirtieron en un cuartel militar. A finales de los años sesenta del siglo pasado, el arquitecto Gonzalo Villa Chávez lo restauró y adaptó para que se erigiera en el centro cultural que es hoy.
La coordinación de Artes Plásticas está a cargo de Mónica Ashida —otrora directora de la Galería Arena México—, quien se ha encargado de que el espacio esté cada vez más abierto a recibir exposiciones de arte emergente y contemporáneo.
9 Museo de Arte Raúl Anguiano (MURA)
El inmueble que hoy ocupa este museo, cuyo programa ha transitado desde el arte moderno hasta el contemporáneo, se ubica en una esquina privilegiada de Guadalajara (en pleno Centro Histórico).
En sus orígenes fue pensado como un mercado de flores, lo cual explica que su fachada esté formada por arcos que hoy están revestidos de trabajos murales de 16 artistas tapatíos, como Alfonso de Lara Gallardo, Paco de la Peña, Iñaki Beorlegui y Miguel Aldana Mijares. Fue este último quien, al ver que el edificio no se usaba para el fin que había sido destinado (los floristas de la ciudad no quisieron mudarse ahí), lo solicitó al gobierno para instalar el Centro de Arte Moderno, que más tarde se volvió la Galería de Arte Moderno.
En 2003, el espacio empezó a llamarse como en la actualidad, pero siguió presentando un recorrido por la historia del arte mexicano. Además de custodiar la obra del artista que le da nombre (acervo que Raúl Anguiano dejó a su muerte en comodato al gobierno de Guadalajara), el museo cuenta con una colección permanente de artistas como Leonora Carrington, Rufino Tamayo, Gabriel Flores García, Javier Campos, Marcos Huerta y Roberto Ramírez Acal
10 Páramo
Después de una transformación orgánica que la hizo pasar de centro cultural a galería de arte contemporáneo, Diéresis decidió cambiar de nombre. Ahora el espacio se llama Páramo. La palabra evoca un ecosistema —que, pese a las condiciones climatológicas adversas, permite la vida de flora y fauna diversa— y a una personalidad: la intelectual y literaria del escritor jalisciense Juan Rulfo y de su obra Pedro Páramo.
La renovación ha sido total. A la cabeza del proyecto se encuentra la historiadora de arte Meaghan Kent, quien cuenta con más de 10 años de experiencia en la gestión las carreras de artistas emergentes de alcance internacional desde Nueva York. No sorprende, por lo tanto, que las exhibiciones estén integradas, en adelante, por la obra de artistas que recién emergen, combinadas con la de artistas ya establecidos.
11 Café Benito / Sala Juárez
El i latina y el Anita Li son dos de los más famosos hot spots de la gastronomía y la vida nocturna de Guadalajara, así que cuando sus propietarios decidieron abrir un nuevo espacio, éste fue bienvenido de inmediato.
El nada mal tercio lo forma Café Benito —llamado así en honor al Benemérito de las Américas y que da nombre a la avenida sobre la que se encuentra este gastrobar—, que cuenta con una biblioteca en la parte superior y un espacio denominado Sala Juárez, a cargo de Laboratorio de Arte Variedades (LARVA), un espacio cultural del Ayuntamiento de Guadalajara donde, además de exhibir arte contemporáneo, se apoya al arte experimental.
12 Tiro al Blanco
Hay algo que esta galería tiene muy claro: tanto los talentos jóvenes como los coleccionistas necesitan apoyo. Por eso, además de darle espacio a las voces nuevas del arte contemporáneo, se preocupan por brindar a quienes quieren ampliar —o apenas comienzan— su colección, un panorama global para que puedan descubrir el gran abanico de estilos, técnicas y discursos que encontrarán en el grande y complejo mundo del arte.
La asesoría especializada toca, por ejemplo, temas como arte y finanzas, una práctica poco común en las galerías y que demuestra su compromiso con impulsar el coleccionismo de arte en el país.