Destinos, Jalisco, México

Próxima parada: Tequila

El próximo gran destino alcoholero de México.

POR: Redacción Travesías

El tequila sigue de moda, y cada día se convierte en un asunto más refinado. En México, sin duda, no podría estar en mejor momento, y en el extranjero empiezan a entender la cultura de una bebida que nunca debería tomarse como un shot. Era cuestión de tiempo para que alguien se pusiera las pilas y capitalizara la parafernalia detrás de la bebida. Y como una de las marcas mejor conocidas internacionalmente, no resulta extraño que haya sido Cuervo una de las primeras en hacer su versión temática del mundo del tequila.

 

Llegamos a Mundo Cuervo al atardecer, haciendo el recorrido que separa Guadalajara de Tequila a bordo de un tren que también forma parte del “equipo” de Mundo Cuervo. En realidad, ésta es la gran novedad, el José Cuervo Express, y por la que estamos aquí de visita. No es el primer tren que funciona en la zona, pero puede presumir que, a diferencia de su competidor, que va a Amatitán (donde se encuentra la Casa Herradura), éste va directo a Tequila. La lucha entre ambas localidades es, digamos, clásica, pues las dos se pelean el título de ser la cuna de la bebida.

 

Resulta extraño que en un país cuya historia giró alguna vez en torno a los trenes, hoy moverse sobre un par de vías sea una experiencia casi artificial. El tren a Tequila recuerda justo a aquellos tiempos de la Revolución, cuando el país entero estaba conectado por vías y había desde trenes de carga hasta los lujosísimos para pasajeros, precisamente como éste. A bordo del tren, pareciera que uno está viajando a principios del siglo pasado, como parte de una comitiva de Porfirio Díaz. Claro, la diferencia es que hoy, además de los acabados en madera y los cómodos sillones, hay también aire acondicionado y pantallas planas, pero, en realidad, el encanto de sentir que uno viaja en otros tiempos es lo que predomina. La idea de estos recorridos es que los visitantes del “parque temático del tequila” vivan la experiencia de todos ellos como un conjunto, desde su salida de Guadalajara hasta su regreso. En total, la distancia de 60 kilómetros se recorre en unas dos horas, más o menos.

 

Desde luego, la experiencia aquí tiene que ver, todo el tiempo, con el tequila, y ya en marcha, sobre el tren, los margaritas de sabores acompañan el paisaje y hacen el viaje más ameno (aunque en realidad sobra con ir disfrutando las tonalidades de azul que desprenden los campos verdes de agave). Dependiendo del tipo de visita que uno elija, cambia el programa. A nosotros nos tocó ir en viernes, y en este caso la experiencia es nocturna y sólo para adultos. Los sábados y domingos son familiares y se puede ir con niños.

 

Ya en Tequila, tal vez el punto más importante de la visita sea la destilería La Rojeña, la más antigua de toda América Latina, fundada en 1795. Es aquí donde uno puede entender cómo se desarrolla el proceso de convertir un agave en tequila y todo el trabajo que se esconde detrás. Para completar el paseo, hay catas, eventos musicales folclóricos, almuerzos y souvenirs para llevar de vuelta a casa. Desde luego, también se puede reservar la experiencia para eventos privados, como una boda, y tener así el paquete completo de la experiencia tequilera.

 

Por mucho que en los últimos años el tequila se haya convertido en una bebida “industrial”, por los altos volúmenes en que se fabrica, el proceso mantiene muchos detalles originales que siguen pareciendo artesanales. Desde la jima, cuando las pencas se separan de las piñas, hasta los hornos de ladrillo que algunos utilizan todavía para cocer las piñas. En realidad hay muchas maneras de llevar acabo el proceso, y tal vez lo que resulta más importante al final es si se utilizó otro azúcar además del agave. Ahí radica la diferencia de un tequila regular y un tequila 100% agave.

 

Regresamos a Guadalajara esa misma noche, después de una cena que acompañamos obviamente con tequila. Quienes hagan la visita durante el día podrán aprovechar también para comer ahí mismo o recorrer los campos de agave. O para conocer bien el pueblo. También se puede hacer una reservación para dormir en una hacienda que se encuentra a una hora de distancia, El Carmen. O volver a la capital del estado, como hicimos nosotros.

 

Hoy en día, más de 14 bodegas ofrecen recorridos por sus destilerías y explican a los visitantes curiosos cómo se lleva acabo la producción del tequila. En los alrededores de la zona hay cientos de puestos que les ofrecen su versión de la bebida. Todos quieren aprovechar la fama. La denominación de origen. El título de Patrimonio de la Humanidad. El nombre de Pueblo Mágico. Pocos destinos en nuestro país pueden presumir de una fama como la de Tequila, y definitivamente hay que sacarle todo el jugo.

 

Para más detalles, información de las visitas y boletos:

www.mundocuervo.com

www.josecuervoexpress.com

 
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