Isla Bermeja: el lugar que nadie puede encontrar en el Golfo de México

Aunque hay algunos registros históricos de su existencia, los exploradores modernos no han podido dar con la ubicación de la Isla Bermeja.

28 Apr 2023
Se cree que la Isla Bermeja está a unos kilómetros de la Península de Yucatán

Se cree que la Isla Bermeja está a unos kilómetros de la Península de Yucatán

“Un islote de aguas cristalinas al sur, que presume un suelo rocoso al este y alberga una pequeña barranca color rojizo – ¿arcilla?”. Así es como el escritor Blas Moreno de Zabala describió la geografía de la isla Bermeja en 1732. Sin embargo, quien en la actualidad se proponga realizar un viaje con el fin de pasar unos días de calma, estará desilusionado, puesto que Google Maps le conducirá a la mitad del océano. Y no encontrará ninguna isla. 

Para algunos, hablar de la isla Bermeja es hacer alusión a una ciudad perdida al estilo de Atlantis. Se trata de un sitio, por demás documentado en mapas y relatos, localizado en las coordenadas 22° 33’ N 91° 22’ O (lo que equivale a un centenar de kilómetros al noroeste de la Península de Yucatán), pero inexistente. Y es precisamente esta discrepancia entre la historia y la realidad lo que hace de este esfumado pequeño islote un lugar fascinante.

Investigadores del siglo XVIII ubicaron la Isla Bermeja en el mapa. Foto: General Atlas of All the Islands in the World.
Investigadores del siglo XVIII ubicaron la Isla Bermeja en el mapa. Foto: General Atlas of All the Islands in the World.

La isla Bermeja a lo largo de la historia

Este enigmático pedazo de tierra figura en el Islario general de todas las islas del mundo de 1550 publicado por el historiador español Alonso de Santa Cruz. En él menciona a los arrecifes “Alacranes, Arenas, la Bermeja”, entre otros. En futuros almanaques y mapas españoles, portugueses e italianos del siglo XVIII también hace su aparición; es común ver su nombre escrito como Bermeja tanto como Vermeja.

La existencia de la isla también se plasmó en la división territorial del Segundo Imperio Mexicano en 1865. Aquí, las islas “Cozumel, Mugeres, Cancún, Convoy, Bermeja, Alacranes” formaban parte del departamento de Yucatán. Incluso el cartógrafo mexicano Antonio García Cubas menciona la isla en 1885 y lo distingue de Cayo Arenas, descartando así la hipótesis moderna de que se hubiera podido confundir con aquel islote.

Un punto de tensión geopolítica

Merece la pena resaltar que, de no haber sido por el Tratado sobre la Delimitación de la Plataforma Continental entre México y Estados Unidos, en el año 2000, este embrollo probablemente no hubiera salido a la luz, o lo hubiera hecho más tarde. El objetivo de este convenio fue establecer, de acuerdo al territorio de cada nación, los límites de control sobre las áreas del Golfo de México.

Ante suposiciones de que la isla Bermeja se encontraba sobre ricos yacimientos petroleros, poseerla era crucial y en este caso beneficiaba a México. Sin embargo, llegó el día de la revisión geográfica y resultó que esta isla no existía, fallando el control de esta zona marítima a favor de Estados Unidos. A partir de ahí, numerosas teorías de conspiración se comenzaron a esparcir, entre ellas que la CIA explotó el islote para poder beneficiarse en el mencionado tratado.

Este islote sigue siendo un misterio en la geografía de costas mexicanas. Foto: Unsplash.
Este islote sigue siendo un misterio en la geografía de costas mexicanas. Foto: Unsplash.

¿En realidad existió la isla Bermeja?

Era evidente que Bermeja simplemente no estaba. Pero ¿existió siquiera? ¿Desapareció naturalmente por erosión o fue dinamitada? Con esta pregunta de investigación en mente, quien se dispuso a encontrar una respuesta a dicha enigma fue un grupo de siete universidades mexicanas, entre ellas la UNAM, en 2009. La confusión debía llegar a su fin: la documentación cartográfica e histórica era suficiente y convincente de su existencia, pero los sucesos durante el cambio de milenio parecían indicar que se trataba de una isla fantasma.

Así fue como oceanógrafos sondearon y sobrevolaron más de 10 mil kilómetros cuadrados alrededor de las supuestas coordenadas de la isla. Con ayuda de ultrasonidos, midieron la profundidad del mar y analizaron el fondo del mismo. Contra toda expectativa, los resultados revelan que dicha región tiene una profundidad promedio de 1,472 metros y que se compone de sedimentos estables, lo cual descarta la posibilidad de que hubiera cambios en el relieve –y por consiguiente el surgimiento de una isla– y rechaza la idea de que haya existido incluso en los últimos 500 años.

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