A tan sólo tres kilómetros de la zona arqueológica de Chichén Itzá -considerada como una de las siete maravillas del mundo moderno- se localiza Cenote Ik Kil uno de los más importantes para la cultura Maya, pues los únicos que podían acceder a éste eran los reyes de este pueblo para realizar sacrificios y honrar a sus Dioses del agua y la vida. Además, los cenotes eran considerados por esa cultura como el espacio de conexión entre el mundo de los vivos y el inframundo.
La historia que conecta
Los más de 10 mil cenotes que hay en la Península de Yucatán están conectados entre sí a través de canales subterráneos, y se caracterizan por sus aguas puras y cristalinas y por tener corrientes casi imperceptibles.
El Cenote Ik Kil, también conocido por los pobladores como “cenote sagrado azul”, tiene una profundidad de 48 metros, 60 metros de diámetro y 91 escalones que llevan a los visitantes directamente hacia sus aguas transparentes.
Ik Kil en maya significa “el lugar de los vientos” y es el hogar ideal para cientos de especies de aves silvestres como los cenzontles, tucanes, cardenales y los pájaros Toh -quienes son los responsables de guiar a los viajeros hasta los cenotes-.
Las lianas que cuelgan desde el exterior hasta el centro del cenote creando una apariencia de cascada es una especie nativa que se ha adaptado hace milenios al ecosistema de los cenotes y que le dan una de sus características estéticas más asombrosas. Los árboles de los alrededores contribuyen también a crear un entorno peculiar al -de por sí- aspecto fantástico de los cenotes.
La entrada a Ik Kil se realiza a través de un túnel tallado a mano por la civilización maya, cuyos 91 escalones están hechos de piedra caliza (tomada del mismo cenote). Vale recordar que ese es el mismo número de escalones que tiene el Kukulkán. Gracias a su cercanía con Chichén Itzá se cree que este cenote alguna vez perteneció a la ciudad Maya y por eso fue elegido como recinto de los rituales.
Visitar el lugar sagrado
Como la mayoría de los sitios sagrados de la antigüedad, alguna vez propiedad de uso exclusivo de la elite religiosa y política de los pueblos, Ik Kil también ha pasado a ser de acceso público en la era moderna y es más, cualquiera puede visitarlos los 365 días del año.
Ya adaptado a los gustos y usos del mundo contemporáneo, Ik Kil cuenta en su interior con dos plataformas con una altura de cuatro y cinco metros, que son el principal atractivo para aquellos clavadistas aventureros.
El Cenote Ik Kil se encuentra dentro del Parque Ecoarqueológico Ik Kil que además ofrece la posibilidad de hospedarse en bungalows privados, además de un restaurante de cocina yucateca.
Los tickets para reservar tu aventura en el cenote los puedes encontrar en su sitio web.