4 playas del sureste mexicano (y un pilón) para hacer reset
Semiescondidas en el Caribe y vírgenes de turismo masivo, estas playas son perfectas para hacer borrón y cuenta nueva.
POR: Mariana Castro
Adueñarse de una hamaca a la hora de la siesta, pedir una cerveza helada, sentir la arena entre los dedos de los pies, disfrutar el atardecer, combatir el calor con un chapuzón y tener como soundtrack las olas cuando rompen en la orilla. No nos queda duda de que, desde la escapada más austera hasta la versión más lujosa, un viaje a la playa siempre es el mejor remedio para hacer borrón y cuenta nueva.
Por fortuna, cuando se trata de playas, México tiene opciones de sobra, para todos los perfiles, planes y presupuestos. Sin embargo, en los últimos años y debido al incremento desmedido del turismo en destinos como Tulum, el foco de los viajeros en búsqueda de unos días de sol, arena y mar (léase en tono Luis Miguel) se ha puesto en la región del Pacífico.
A manera de recordatorio de que aún existen playas semiescondidas en el Caribe y sus alrededores —alejadas de los megaproyectos, las trampas para turistas y las postales acartonadas con olor a bronceador— , preparamos una guía con nuestras favoritas. Bienvenido sea el verano.
Xcalak: la joya fronteriza
Ubicado al sur de Quintana Roo, a pocos kilómetros de la frontera con Belice, Xcalak es un poblado de pescadores que presume una de las pocas playas vírgenes de la Riviera Maya. Gracias a su estatus como Parque Nacional de Arrecifes y su cercanía con el banco Chinchorro, aquí los viajeros suelen llegar por una razón principal: el buceo. De hecho, muchos aprovechan la visita para certificarse en la escuela XTC Dive Center (llamada así en honor a la ruta marina Xcalak to Chinchorro).
Los que se inclinan por un itinerario tantito menos aventurero pueden practicar esnórquel, pesca deportiva o kayak, o reservar paseos en lancha para explorar La Aguada, una zona de manglares donde es posible avistar muchas especies de aves e incluso manatíes.
En tierra firme, Xcalak mantiene un encanto auténtico y ajeno al turismo masivo. Los establecimientos son pocos —en la misma tienda donde uno compra cervezas te dan un papelito con la clave del wifi para todo el pueblo— y las opciones de hospedaje están contadas. Una de ellas es Casa Cangrejo, un hotelito para recordar lo cerca que se está de los palafitos de Belice (y muy lejos de cualquier preocupación citadina).
Akumal: tomar un respiro de Cancún
Hay destinos que, si bien pueden ser muy obvios para los lugareños, suelen pasar inadvertidos en el radar de muchos viajeros. En el Caribe mexicano, uno de esos casos es Akumal, situado entre Playa del Carmen y Tulum. Eterna favorita de los que viven en Cancún y buscan escaparse del bullicio (aunque sea un día), esta playa de arena blanca y fina (de esa que no pica, sino que se pega como talco en los pies) presume agua bajita, fresca y cristalina.
Uno de los grandes atractivos de Akumal es su fauna marina, especialmente las tres especies de tortugas —verde, caguama y carey— que no sólo es común encontrarse al nadar en el mar, sino que salen para alimentarse en la bahía por la mañana. Esto no debe sorprender, ya que este destino fue declarado refugio de tortugas en 2016 y su nombre significa “lugar de tortugas” en maya.
Algo importante: no hay que dejar de visitar la bahía de la Media Luna (ubicada al norte de la bahía principal) y la laguna Yal-Kú, donde darse un chapuzón es un verdadero privilegio.
Mahahual: el secreto a voces
Con espectaculares paisajes naturales y un mar azul turquesa, Mahahual es un destino que, a pesar de recibir una buena dosis de cruceros, ha logrado mantener su estatus de “playa secreta” en gran medida. Y es que, a pesar de que no han faltado los intentos por agrandar su oferta turística, este pueblo se aferra a sus pocas pero efectivas opciones para recibir a los viajeros que buscan relajarse en medio de la nada. Entre ellas, 40 Cañones, Quinto Sole y Almaplena.
Mahahual es un destino para desconectarse, bajar el ritmo y medir la productividad con la salida y puesta del sol. Uno puede pasar la mañana disfrutando su mar poco profundo (y perfecto para nadar) y por la tarde caminar por el malecón, pedir una cerveza y tomarse la fotografía reglamentaria al pie del faro. Aunque, si quedan ganas de una excursión adicional, recomendamos visitar la zona arqueológica de Chacchobén.
El Cuyo: recuerdos del viejo Tulum
De puerto maderero a puerto pesquero (y ahora lugar de deseo para muchos viajeros), El Cuyo es una población ubicada en la reserva de Ría Lagartos, Yucatán, casi en el límite con Quintana Roo. Rodeada de manglares, palmeras, cocoteros, ceibas y hasta un bosque petrificado, esta playa es un pequeño paraíso que nos recuerda lo que era Tulum hace 30 años. Irónicamente, mucha gente de Tulum (y Mérida) está comprando terrenos aquí para hacerlo su destino fijo de fin de semana, por lo que no sería sorpresa ver crecer a El Cuyo en los próximos años.
Por ahora, El Cuyo conserva su espíritu auténtico. No hay grandes hoteles, pero sí varias cabañas de madera en renta (muchas de ellas disponibles en Airbnb e ideales para grupos grandes), algunos comercios para comprar lo básico y una modesta pero muy buena oferta de cafés y restaurantes para quienes así lo prefieran. Ojo, debido a que suele tener mucho viento, la playa no es la mejor para descansar, pero sí para practicar kitesurf, al igual que paddle board o kayak.
Bacalar: el pilón
Aunque no se trata de una playa como tal, teníamos que darle a Bacalar una mención honorífica en la lista (francamente, el encanto de su laguna no le pide nada a muchas playas). En los últimos años, este destino ha ganado popularidad y, por lo mismo, cuenta con una infraestructura mucho más establecida, pero que no deja de sentirse cuidada.
Las casas en renta, hoteles, restaurantes, bares y tiendas son, en su mayoría, proyectos locales y respetan todas las medidas para proteger el medio ambiente. Y es que, si bien vale la pena darse una vuelta por el pueblo, lo mejor de Bacalar es su atractivo natural. Las dos actividad imperdibles, definitivamente, son un paseo por la emblemática laguna (ya sea en velero, kayak o barco) y una visita al Cenote Azul.
Guía práctica
Xcalak
Cómo llegar
Desde el Aeropuerto de Chetumal se puede rentar un coche o tomar un camión. El viaje es de poco menos de tres horas. Se puede hacer la misma dinámica desde el Aeropuerto de Cancún, pero son casi cinco horas de trayecto.
Dónde dormir
Akumal
Cómo llegar
Saliendo desde Cancún, Akumal está a una hora y media en coche (hay que tomar la carretera hacia Tulum).
Dónde dormir
Dónde comer
La Cueva del Pescador
Mahahual
Cómo llegar
Después de volar a Chetumal, el viaje en coche es de una hora y 45 minutos aproximadamente. La recomendación es rentar un coche para poder explorar no solo Mahahual, sino sus alrededores.
Dónde dormir
Dónde comer
Lunas Bar Mahahual
La Chilangaloense
Big Mama
El Cuyo
Cómo llegar
En coche, El Cuyo se ubica a tres horas y media desde Mérida y a dos horas y media desde Cancún.
Dónde dormir
Dónde comer
La Casa Palma
Dato útil
Hay que llevar suficiente dinero en efectivo, ya que no hay bancos ni cajeros en El Cuyo; además, muy pocos establecimientos aceptan tarjeta. También recomendamos echar un ojo a elcuyo.net, una especie de guía digital con toda la información que uno necesita sobre el destino.
Bacalar
Cómo llegar
Bacalar está a menos de 40 minutos desde el Aeropuerto de Chetumal. Si bien se pueden tomar taxis seguros desde ahí, recomendamos reservar por WhatsApp (T. +52 1 983 103 6216) un taxi de sitio de Bacalar (cuesta la mitad y pasa por ti a cinco minutos del aeropuerto).
Dónde dormir
Dónde comer
Macario (Importante: sólo abre de noche y toca reservar por DM.)