Troncones no es tu típico destino playero. Quizá esto sea una obviedad entre la comunidad surfer que se ha instalado en esta franja de la costa de Guerrero, apenas a media hora del aeropuerto de Zihuatanejo, donde las olas suelen ser más accesibles y divertidas. Pero, para el resto de los viajeros, esta playa se despliega como un auténtico secreto del Pacífico que, a su vez, esconde otras joyas como Lo Sereno, Casa de Playa, el lugar de retiro ideal para disfrutar de los encantos de unos días de desconexión, brisa y kilómetros de arena y mar.
Lo Sereno es un hotel como nos gustan. Chiquito, de apenas 10 habitaciones, el tamaño ideal para seguir sintiéndote en casa, pero con todas las comodidades y amenidades de un hotel de lujo. El diseño es contemporáneo en la medida justa, sin resultar ajeno o agitar el panorama natural a su alrededor, con una propuesta que combina minimalismo con el diseño y artesanía tradicional de esta zona de México. Los espacios son abiertos y dejan correr la brisa del Pacífico. Tiene una alberca infinita y está justo enfrente de la playa, perfecto para estar descalzo todo el día.
No es ningún misterio que Lo Sereno, Casa de Playa lleve tiempo siendo el refugio predilecto igual para surfers de todo el mundo que para viajeros que buscan wellness y relajación. Ambos planes son posibles entre las terrazas para descansar bajo el sol y las oportunidades que una playa como Troncones le ofrece a los aventureros.
Si siempre has fantaseado con tu versión surfer, pero nunca te has atrevido a intentarlo, este bien podría ser el lugar ideal para animarte a subir a una tabla. Lo dicho antes, las olas son más dóciles, amigables con los principiantes, pero aun así entretenidas entre los más experimentados. Más allá del surf, la adrenalina puede extenderse a otras actividades como kayak, paddle board o trail y paseos en bici por las montañas que rodean la propiedad.
Dicho eso, Lo Sereno, Casa de Playa no deja de ser un lugar de descanso en medio de este spot de aventura. Después de una jornada de surf, lo único que queda es entregarse a la gastronomía típica de la región, con las preparaciones frescas que salen directamente de la cocina del hotel y una coctelería innovadora para disfrutar frente al mar. Por la noche, el descanso está asegurado por la privacidad de una ubicación privilegiada, sin otro sonido más que el de la marea.
