Atmex, Chiapas

Un viaje de aventura por Chiapas, una experiencia única

Del Volcán Tacaná, hasta el Cañón del Sumidero, pasando por los cafetales, Chiapas está llena de actividades para los más audaces.

POR: Frida

En Chiapas, la marimba es el fondo musical de las calles. Si uno mira más allá de las montañas y la vegetación, la biodiversidad se asoman en cada sitio. A su vez, las civilizaciones indígenas milenarias nos llevan a comprender, desde el primer instante, que la cultura no tiene límites y las aventuras se pueden vivir a lo largo y ancho del territorio.

Aquí las cuatro estaciones son obsoletas y el año se divide en temporada seca y de lluvia. En esta región del país las comunidades rurales son tan pequeñas que no le ven tanto caso pasar por el horario de verano y se quedan en el de invierno todo el año, por lo que al salir de ciudades como Tuxtla o Tapachula siempre hay que aclarar si el tiempo acordado es con base en “su hora” o “nuestra hora”.

La aventura de visitar Chiapas

Aunque Chiapas presume muchísimas maravillas, su riqueza natural es lo más sorprendente: desde las faldas del Volcán Tacaná, hasta el Cañón del Sumidero, pasando por todos los cafetales que cubren gran parte del estado. Estos paisajes merecen ser admirados, pero no como lo haríamos con una antigua pintura en un museo, sino a través de todos los sentidos: el oído, el tacto, el olfato, el gusto… Vale la pena explorar y poner a prueba nuestros límites en largas caminatas, escaladas o rapel, todo en un entorno lleno de vida salvaje.

Justo así fue nuestra experiencia en el reciente viaje de aventura que realizamos de la mano de la Secretaría de Turismo del Estado de Chiapas y Ecoexperiencias. Durante siete días nos adentramos a lo más profundo de este territorio para descubrir las cascadas que alimentan el Río Grijalva, el meticulosos proceso del café chiapaneco y las distintas formas en las que las comunidades luchan por hacer del turismo una actividad económica y productiva, sin dañar los ecosistemas.

Chiapa de Corzo

Empezamos en Chiapa de Corzo, la primera ciudad fundada por los españoles durante el siglo XVI y que entre sus principales atracciones tiene el exconvento de Santo Domingo, su iglesia (que aún sigue en reparación tras el sismo de 2017) y La Pila, la cual está hecha de ladrillo y con inspiración morisca.

El sitio ideal para alojarse es el Hotel La Ceiba, el hospedaje más grande de la comunidad y que se ubica a tan sólo cinco minutos del centro. A unos cuantos metros de ahí está el embarcadero desde donde se hace el recorrido por el Cañón del Sumidero, una falla geológica de más de 900 metros de altura considerada como una de las Siete Nuevas Maravillas Naturales.

Entre sus cañadas corre el Río Grijalva y alberga espacios como la Cueva de Colores y la Cascada Árbol de Navidad. Además, es el hogar de distintas especies como el mono araña, ocelotes, pericos y cocodrilos nadando o tomando el sol.

Sima de las Cotorra

La Sima de las Cotorras es un centro turístico creado por los habitantes de la localidad Piedra Parada, quienes se encargan de la conservación del lugar, en especial de la cotorra verde. Al llegar al sitio es imposible no notar el letrero con la leyenda “No gritar” (para no espantar a la fauna del lugar); sin embargo, es algo difícil de recordar una vez que se realiza la atracción principal: rapel en una depresión rocosa de 140 metros de profundidad y 160 de diámetro.

Siguiente parada: Museo de la Hamaca en el pueblo de Berriozábal, donde los lugareños tejen los chinchorros para después venderlos en Tuxtla o San Cristóbal. Aquí es posible aprender sobre el proceso de manufactura y entrar en contacto con los artesanos para realizar pedidos especiales. Además, todos los fines de semana es posible verlos realizar sus creaciones. En nuestro caso fue Doña Aurolita, quien nos mostró los diferentes tejidos que se pueden hacer, como el de petatillo, el de agua y el de cangrejo.

Para terminar bien el día nos trasladamos a Tuxtla para disfrutar de una gran cena en Las Pichanchas, donde los viajeros se reúnen a comer cochito, tomar un pompo, escuchar un poco de marimba y disfrutar de un espectáculo de bailes tradicionales chiapanecos.

Finca Nueva Linda

El camino a esta finca es una odisea; mientras más nos alejamos de la ciudad, la recepción telefónica y la señal de internet se debilita y la ruta pasa de pavimento a terracería, para finalmente convertirse en un tramo en contrapicada a mitad de la selva y en medio de un camino sumamente estrecho.

Después de seis horas de viaje uno llega a los límites de la Reserva el Triunfo; nuestro hogar por los siguientes tres días. Y entonces la aventura comenzó; empezamos a transitar entre mareas verdes y rojizas debido a la abundancia de vegetación y tierra. Adiós internet, redes sociales y llamadas telefónicas. Hola naturaleza y abundancia

Nos adentramos a la Reserva El Triunfo para ver (o de menos oír) al quetzal en su hábitat natural. No tuvimos suerte, fuimos en épocas de lluvias, que es cuando la dichosa ave se esconde en corazón de la reserva. Por suerte, nuestro escenario era único: la Sierra Madre del Sur, conformado por 120 mil hectáreas en las que habitan 10 de los 19 tipos de vegetación que hay en el estado; aquí se hallan árboles de 80 metros altura (los segundos más grandes de Norteamérica).

Finca Argovia

Es momento de trasladamos hasta los territorios cercanos a la frontera con Guatemala, a Finca Argovia. En este hotel fue donde se inició la ruta del café en Chiapas. Como productor de la bebida, este lugar busca crear café sin poner en riesgo la biodiversidad de la región, algo que logra a través de una cosecha de sombra y un multicultivo en el que siembran otros productos como bambú, orquídeas y la flor ylang ylang (usada en perfumería), lo que permite que el suelo no pierda sus nutrientes.

El lugar cuenta con 15 cabañas distintas, una alberca al aire libre y un spa. Sin embargo, el atractivo principal está en los distintos tours que ofrece, como el del café, el de las flores y el del mirador.

Nos despedimos de Chiapas con un grandioso recorrido aromático entre tierra mojada y granos de café, entre sembradíos, cultivos y una gran variedad de flores. Apreciamos el imponente Volcán Tacaná y nos fuimos con ánimos de regresar pronto.

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Esta y otras experiencias únicas estarán presentes en la feria de aventura Atmex. Un evento cuyo objetivo principal es hacerle ver al mundo todo lo que México tiene que ofrecer. Este gran encuentro de viajeros se llevará a cabo en Valle de Bravo del 23 al 25 de octubre.

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