San Miguel de Allende, en la zona del Bajío de México, es un destino que cautiva a quien lo visita por su energía artística y creativa, aunque hay quienes también llegan para conocer las propuestas más sofisticadas del lujo colonial a la hora de descansar.
El Centro Histórico de San Miguel de Allende es pequeño, y, sin embargo, tiene mucho por explorar. Uno de los edificios más reconocidos de México por los viajeros de otras partes del mundo es la Parroquia de San Miguel Arcángel, el templo neogótico que corona el paisaje de la ciudad. El trabajo arquitectónico del templo como lo conocemos surgió de una combinación de estilos europeos —en su mayoría góticos— y materiales locales que lo convirtieron en el ícono de la ciudad. Frente a la parroquia, el cuadrante que abarca el Jardín Allende —que es uno de los lugares más lindos para pasar el día— agrupa una variedad de cafés y tiendas que ofrecen una muestra representativa de lo bueno de la ciudad.

En San Miguel de Allende convergen lo colonial, lo artesanal y lo contemporáneo.
A dos kilómetros de la zona centro, en lo que antes fue una fábrica textil, un grupo de artistas lo convirtieron en un espacio para la creación y exposición de arte. Así nació Fábrica La Aurora. Centro de Arte y Diseño, que hoy conjunta un montón de propuestas entre estudios de diseño, talleres de pintura, escultura, galerías de antigüedades, tiendas de muebles, joyas, decoración, libros y, por supuesto, textiles. Éste es uno de los hot spots de la ciudad, porque aquí se pueden encontrar buenas piezas de arte y comer rico en alguno de sus cuatro restaurantes.
El Centro Histórico de San Miguel de Allende es pequeño, y, sin embargo, tiene mucho por explorar.
La vida cultural de San Miguel de Allende siempre está en movimiento. Sus recintos reciben a miles de visitantes para conciertos, festivales de literatura, arte, cine y teatro. Dos de los venues más concurridos son el Teatro Ángela Peralta —que inauguró la propia soprano mexicana y que es sede del Festival Internacional de Jazz y Blues y el Festival de Música de Cámara, así como de algunas presentaciones del Cervantino— y el Centro Cultural Ignacio Ramírez El Nigromante, toda una institución en la preparación de generaciones artísticas. En su recinto, que también es un vestigio histórico, se pueden ver murales de David Alfaro Siqueiros, Eleanor Coen y Pedro Martínez. Por ser la escuela de bellas artes de la ciudad, es fácil encontrar en sus salones, auditorios y explanadas una buena oferta de entretenimiento.
Qué hacer
Visitar El Charco del Ingenio. A escasos 15 minutos del centro, en lo alto de la ciudad, se encuentra este extraordinario jardín botánico. Se trata de una reserva natural con una extensión importante de especies de cactáceas y suculentas, un santuario de aves y algunos miradores. En el recorrido se llega al charco de agua que da nombre al lugar; en esta área se hacen pláticas, cursos, talleres y conciertos.
Comprar en el Mercado de Artesanías. La figura de corazón ha sido adoptada por los locales como la artesanía típica de la ciudad. En este mercado los hay de todos los materiales y tamaños imaginables. Los más bonitos y tradicionales son de latón rojo y adornos de plata.

San Miguel de Allende es ideal para encontrar objetos de diseño y decoración.
Comer en Áperi. El restaurante de fine dining del hotel Dos Casas define su propuesta como “comida para los cinco sentidos” y se trata de impactar a los comensales con los colores, texturas, olores, sonidos y sabores que se crean con los ingredientes más frescos y de temporada. Lo mejor es reservar La Mesa del Chef, una experiencia en la que el chef cocina para personalmente para los comensales en un espacio íntimo y vale muchísimo la pena.
Tomar un trago en El Manantial. Esta histórica cantina fue la primera de San Miguel, y desde 1920 sirve tragos a quienes buscan un lugar agradable e informal para platicar y empezar la fiesta. Otra razón para estar aquí es el menú, que se especializa en comida mexicana, mariscos y platos vegetarianos.
Participar en una callejoneada. Los sábados por la noche son de fiesta en San Miguel de Allende. Hay que unirse a uno de estos recorridos nocturnos tradicionales por las calles y plazas del centro con trago en mano, al ritmo de música y mucho baile.

Una ciudad para sumergirse en la cultura mexicana y, a la vez, coincidir con muchos extranjeros.