Abrió sus puertas en 2009 y fue el primer St. Regis de América Latina. Poco después de una década, The St. Regis Punta Mita Resort ha comenzado un proceso de renovación que le permitirá permanecer abierto mientras, poco a poco, sus habitaciones y centros de consumo se van actualizando. Cuando estuvimos ahí a principios del verano, algunas de sus habitaciones ya habían comenzado la transformación.
Punta Mita es uno de los desarrollos turísticos más exclusivos de México, una comunidad privada que abrió sus puertas en 1999 y que, a pesar del paso de los años y del surgimiento de otros complejos, ha conseguido mantenerse entre los favoritos de los viajeros, mexicanos y extranjeros. Muchos factores juegan a su favor, desde la ubicación privilegiada hasta el rico entorno natural que lo rodea, pero, sin duda, la oferta hotelera (a cargo de Four Seasons y St. Regis) ha sido clave también. Por eso teníamos curiosidad por saber cómo se reinventaría este espacio.
Las nuevas villas y habitaciones del hotel se sienten más espaciosas, aunque no hayan cambiado de tamaño. En las paredes predominan los colores neutros, mientras que la madera y las telas en tonos crudos del mobiliario consiguen dejar el acento en el entorno natural; los amplios ventanales enmarcan a los verdaderos protagonistas, los jardines y el mar. En todo el espacio, una hermosa selección de artesanías de Jalisco decora las paredes y les confiere a las habitaciones un sentido de pertenencia. No se trata de cualquier lugar, estamos en México.
Otro de los espacios que ya han pasado por la renovación es el restaurante Marietas. Aquí también se ha conseguido que los espacios se sientan más amplios y aireados, algo que se aprecia especialmente durante los desayunos, que se pueden extender por horas.
El punto más famoso del hotel, The St. Regis Bar, también completó su reforma con una paleta de colores beige y terracota, que permite disfrutar sin interrupciones la deslumbrante vista del hotel desde su punto más alto. Lo ideal es venir aquí para admirar el atardecer, cuando además se celebra el ritual del sableado de champaña que sucede todos los días con la puesta del sol. Y aunque todavía no está renovado, el Mita Mary aún es el favorito para una cena relajada junto al mar.
Aunque hay suficientes actividades para nunca salir del hotel, los que visiten Punta Mita querrán dejar tiempo para visitar el Surf Club o acercarse a Kupuri y sus distintas actividades acuáticas, o aventurarse hasta el cerro del Mono para disfrutar las inmejorables vistas de la bahía de Banderas.