Playa, agave y ciudad: tres hoteles en Oaxaca
Para conocer las distintas caras de Oaxaca: hoteles en montañas, en la playa, entre campos de agave y a unos minutos del barullo de la ciudad.
POR: Paulina Espinosa
Hay muchas Oaxacas. Está la ciudad de Oaxaca, que desborda vida y se llena de visitantes, y cuyas calles en ciertas épocas del año parecen imposibles de transitar. Está también la Oaxaca de las sierras, donde los paisajes son verdes y el aroma a tierra mojada inunda las mañanas y las tardes.
O la Oaxaca de playa, donde el sonido de las olas que rompen en la orilla se une al de las fiestas y la buena vida.
Para visitar estas distintas versiones de Oaxaca elegimos hoteles que se apartan del lugar común, con una propuesta arquitectónica interesante, una ubicación lejos de las multitudes, rodeados de naturaleza. Esta selección va desde espacios minimalistas y sofisticados hasta refugios rústicos y acogedores.
Ennea
Hotel de playa, para ir solo o en pareja.
Ubicado en una reserva natural en Punta Zicatela, Ennea es obra de Jaque Studio, un taller de arquitectura y diseño caracterizado por proyectos que contribuyen al tejido urbano y natural en el que se desarrollan. El hotel cuenta con nueve habitaciones, cada una diseñada de forma diferente y con vista al mar. En el interior convive la vegetación con el concreto y la madera, en un fresco microclima con el que dan ganas de quedarse para siempre. El exterior se abre hacia el paisaje del océano Pacífico, donde a los huéspedes les esperan grandes olas, clases de surf y caminatas por la playa.
Enna, su restaurante a cargo del chef Rodolfo Castellanos, tiene una propuesta culinaria en la cual las recetas de la cocina oaxaqueña toman los ingredientes más frescos que llegan del mar. El restaurante funciona con dos horarios, durante desayunos y cenas, y recibe por igual a huéspedes que a visitantes.
Casa Silencio
Hotel de campo, para ir con amigos, en pareja o con amantes del mezcal. Lleva a tus amigos extranjeros que quieren conocer más del agave.
Con el mezcal como el centro de todo, Vicente Cisneros, Fausto Zapata y Alejandro D’Acosta crearon el hotel boutique Casa Silencio. Después de varias visitas a destilerías en distintas latitudes, este trío recogió lo que más le llamó la atención de cada concepto para dar vida a una propuesta de hospitalidad que ofrece una inmersión en el mundo del agave… de la manera más literal posible. Entre campos productores de mezcal, este hotel boutique ha llenado sus muros con textiles locales y adornos de cuero, donde los materiales rústicos y reciclados son una constante.
Las habitaciones tienen dos pisos y techos de doble altura, en lo que algún día funcionó como una destilería. El edificio se concibió como un homenaje a la tradición, con la Montaña Sagrada de fondo y la puesta de sol como protagonista. Su diseño prioriza las vistas nocturnas, invitando a los huéspedes a contemplar las estrellas y la luna.
Los huéspedes pueden disfrutar las vistas panorámicas a los campos de agave de Xaagá, un pueblo al suroeste de San Pablo Villa de Mitla, acompañadas por supuesto de un buen mezcal. En cuanto a la propuesta gastronómica, ésta se encuentra bajo la dirección del chef Daniel Robles Sumano, con un menú degustación de cinco tiempos.
Monte Uzulu
Hotel de playa, para ir en pareja o con amigos que les guste estar en contacto con la naturaleza.
Resguardado por huizaches y tachicones, éste es un refugio para conectar contigo y con la naturaleza. El aroma de la selva, la suave brisa marina y la luz natural que inunda las habitaciones cada vez que abres las puertas te transportarán a un estado de completa relajación.
Monte Uzulu está construido con materiales de la región y equipado con sistemas de captación de agua de lluvia. Los espacios comunes, como los pasillos que conectan las habitaciones, son amplios, ventilados y están llenos de plantas, con el objetivo de que los huéspedes puedan sentir que están rodeados de naturaleza, no sólo afuera de la propiedad.
El interior, a cargo de Alan V. Favero, de Taller Lu’um, está compuesto por artesanías mexicanas: lámparas de paja, cestería de Michoacán, muebles de madera tallada de Oaxaca, textiles de algodón de Teotitlán del Valle y acabados de cal y barro.
Puertas afuera, en el pueblo pesquero de San Agustinillo, los huéspedes pueden descubrir la riqueza natural de la zona al visitar fincas cafetaleras, haciendo caminatas o dando un paseo por la laguna bioluminiscente.
Santo Origen
Hotel de ciudad, para ir en pareja, con amigos o en familia.
Cerca de la ciudad de Oaxaca, pero lejos del ruido. A tan sólo 15 minutos del centro, este hotel ofrece lo mejor de dos mundos. Perfecto para los que de día quieren disfrutar el movimiento, pasear por las calles y gozar de la cultura oaxaqueña, pero que de noche quieren llegar a un sitio sereno y de descanso.
Abrió sus puertas hace cuatro años y cuenta con ocho suites decoradas con tonos cálidos y un pequeño balcón. Hay un restaurante dentro de la propiedad, donde sirven cocina mediterránea que de pronto funciona como un descanso entre los días repletos de cocina oaxaqueña.
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