Una ruta para explorar la Mixteca Oaxaqueña
La Mixteca Oaxaqueña es el encuentro entre dos tradiciones: un lugar lleno de cultura, historia y riqueza natural.
POR: Iker Jáuregui
Entre toda la diversidad que hay por explorar en Oaxaca, donde hay tantas playas paradisíacas, como sitios históricos, mucha gastronomía y cultura de sobra, la Mixteca Oaxaqueña es un destino imperdible. Al noroeste del estado, justo en la frontera con Guerrero y Puebla, esta región se caracteriza por una intensa y muy particular producción artesanal, pero también por su riqueza natural y, sobre todo, por los rastros de antiguas civilizaciones prehispánicas que se fundieron en sincretismo con las tradiciones europeas.
Como su nombre lo explica, este territorio montañoso fue el hogar de la cultura mixteca, una de las más longevas en Mesoamérica, cuyas tradiciones perduran incluso hasta la época contemporánea. Esto se debe a que el proceso de conquista en esta región fue menos agresivo que en otras latitudes. En lugar de emprender procesos de lucha y resistencia, la mayoría de los pueblos mixtecos establecieron convenios y negociaron con los españoles, quienes a cambio permitieron la conservación de ciertas costumbres locales, como la lengua, que hoy en día incluso es una de las más habladas en México.
La profunda convivencia entre ambas culturas tuvo como resultado una inevitable fusión, con pocos precedentes en otras regiones, cuyos testimonios aún se pueden ver en un viaje a través de las ciudades y pueblos de la Mixteca Oaxaqueña. Desde imponentes iglesias y conventos barrocos, hasta zonas arqueológicas, todo rodeado por una frondosa naturaleza y la auténtica vibra cultural que caracteriza a cualquier lugar de Oaxaca.
¿Por dónde empezar?
Un viaje hasta la Mixteca Oaxaqueña bien puede empezar en alguna ciudad de Puebla, desde la capital tomará poco más de tres horas en coche. Aunque quizá la mejor opción sea salir desde la ciudad de Oaxaca, en un trayecto que dura cerca de una hora hasta su primer punto y que después continúa moviéndose a través de la región, para descubrir sus joyas ocultas.
La parada mixteca más cercana a la capital de Oaxaca es el pueblo de Yanhuitlán. Desde aquí ya es posible echarle un vistazo al inherente sincretismo de la región. La orden dominica, encargada de la evangelización de Oaxaca durante la Colonia, levantó en este pueblo el Templo y el ex Convento de Santo Domingo. Aunque no debe de ser confundido con su popular homónimo en la capital del estado, este conjunto religioso tuvo casi la misma importancia en tiempos del virreinato. Además de su historia, sus detalles barrocos y las invaluables piezas religiosas en su interior lo hacen una parada obligada en un viaje por la Mixteca Oaxaqueña.
El otro lado de la moneda
Después de haber visitado el que alguna vez fue el centro católico de la zona, hay que viajar al último gran bastión de la cultura mixteca en Oaxaca. Encontrar los contrastes entre uno y otro es común, pero las similitudes también abundan. Manejando aproximadamente media hora, llegarás a Teposcolula, uno de los poblados más grandes de la Mixteca Oaxaqueña, donde en 1560 se construyó la Casa de la Cacica, residencia de la última reina mixteca en la zona.
La importancia histórica de este recinto recae en su temporalidad atípica, varios años después de la llegada de los españoles, cuando en otros lugares de la Colonia se había dejado de construir conforme a las tradiciones indígenas. Sus paredes y arquitectura son un testimonio claro de la transición cultural que el pueblo mixteco atravesaba en esos años. Por un lado, integró arcos románicos, balcones y relieves en las ventanas, de evidente influencia europea, pero también mantuvo elementos decorativos prehispánicos como la franja negra con chalchihuites en su parte superior y el uso típico de mármol rosa.
Ahí mismo, en Teposcolula, puedes visitar la capilla abierta más grande de América Latina, dentro del complejo del templo de San Pedro y San Pablo, también los restos del complejo sistema de captación de agua que alguna vez abastecieron a la población o simplemente pasear por sus calles empedradas.
La naturaleza que rodea la Mixteca Oaxaqueña
El paisaje en esta parte de Oaxaca se debate entre las sierras y sus valles, bosques de pino y algunos lagos y cascadas. Aunque en cada uno de los trayectos entre pueblos ya te podrás dar una idea de la abundancia natural que hay en la Mixteca Oaxaqueña, conviene volver sobre los pasos dados y visitar dos lugares excepcionales que son una mirada más que completa del panorama en la región.
Manejando menos de una hora desde Teposcolula llegarás a Tamazulápam, un lugar que reúne a la perfección lo mejor de la cultura mixteca con la naturaleza. Alrededor de todo el pueblo corre el cañón de Tamazulápam, donde se ha formado una amplia red de canales de agua con manantiales y cascadas, ideales para nadar y relajarse. Siguiendo el trecho formado por la naturaleza, también podrás encontrar ocasionalmente con alguna estructura colonial, antiguos pozos de captación o trojes centenarias.
No muy lejos de ahí se encuentra Santiago Apoala, poblado famoso por las peñas y cerros que lo rodean a forma de miradores naturales. Además de las vistas privilegiadas de los valles, en sus puntos más bajos también se forman varios lugares para sumergirse en el agua y ríos que desembocan en altas cascadas como la “Cola de Serpiente”.
Cerrar con broche de oro
No hay que irse de la Mixteca Oaxaqueña sin haber pasado por Huajuapan de León, la ciudad más grande de la región y donde se pueden encontrar algunos de sus rasgos culturales más entrañables. Aquí se inventó la “Canción mixteca” y en varios de sus recintos puedes encontrar representaciones del Jarabe Mixteco. Desde luego hay varios y muy importantes edificios históricos entre los que destaca la Catedral de San Juan Bautista, por su estilo arquitectónico neoclásico.
Además, el Museo Regional de Huajuapan reúne varias piezas históricas imprescindibles para seguir entendiendo la particular historia de la región y la cultura mixteca, desde elementos arqueológicos prehispánicos hasta documentos y representaciones teatrales. Para ir más a fondo también puedes visitar las ruinas del Cerro de las Minas, una antigua ciudad que convivió con el esplendor de Monte Albán.
Eso sí, Huajuapan probablemente sea el lugar indicado para probar un poco de la gastronomía típica de la Mixteca Oaxaqueña. Entre puestos y restaurantes puedes encontrar platillos como chileajo y chilate, o disfrutar de su variedad de moles, incluyendo el más representativo de la región: el mole de caderas, preparado con huesos de chivo que solamente se alimenta con hierbas de los montes mixtecos.
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