Un nuevo y peculiar edificio surge de la costa sinaloense. Como sacado de una película de ciencia ficción, desde que se admira la fachada del Gran Acuario Mazatlán se intuye que no es una simple atracción turística. No se trata de otro acuario, si no del más grande de México, que recién abrió sus puertas para ser un santuario de observación, conservación y estudio de los ecosistemas marinos y las orillas del Mar de Cortés. Pero, este proyecto funciona también como un diálogo tangible con el futuro de Mazatlán, los océanos y la humanidad.
El recorrido a través de los muros de concreto aparente, los enormes tanques de agua y las repentinas manchas de vegetación en realidad surge de una visión que bien podría dejar de serlo en un futuro no tan lejano. La arquitecta mexicana Tatiana Bilbao diseñó el Gran Acuario Mazatlán pensando en el aumento del nivel de los mares por el cambio climático.
Este es un edificio que podría resistir el inminente ascenso del agua porque, de hecho, se diseñó pensando que venía del fondo del mar. Bilbao y su equipo comenzaron su trabajo con el concepto imaginario de una especie de ruina que el agua enterró años atrás y que, después de vivir en las profundidades, entre toda la naturaleza y las especies, regresó a la superficie como una extensión del ecosistema marino que lo había invadido.
El ejercicio de arqueología imaginaria resultó en un alucinante edificio brutalista que desde mayo está abierto a los visitantes frente a la Laguna del Camarón y a unos pasos del Mar de Cortés, en Mazatlán. Entre repentinos escurrimientos de agua, jardineras desbordadas y espacios abiertos, el diseño muestra una naturaleza dominante y crea un recorrido sin definir, que le pertenece más al ecosistema que al visitante. Es un vistazo a un mundo que, de otra forma, nos quedaría muy lejos.
Tal cual como fue construido, el Gran Acuario Mazatlán podría regresar de donde Tatiana Bilbao se imaginó que venía y a donde tantos expertos han señalado que un mundo víctima del calentamiento global se dirige.
Una visita por el Gran Acuario Mazatlán
A través de las 19 salas de exhibición, espacios interactivos y casi cinco millones de litros de agua salada, el Gran Acuario de Mazatlán se sumerge, casi literalmente, en el Mar de Cortés que tiene como vecino.
Dividido en tres diferentes hábitats –tierra, costa y mar–, el acuario celebra la diversidad de la naturaleza en la zona, donde los visitantes pueden pasearse entre peceras y jardineras con más de 5,000 ejemplares de 200 diferentes especies, como mantarrayas y tortugas.
Además, dentro de las instalaciones también se hizo espacio para el Centro de Investigación Oceánicas del Mar de Cortés, donde se llevarán a cabo talleres y programas de estudio para generar conocimientos sobre este ecosistema y promover su protección.
El Gran Acuario de Mazatlán está ubicado en el nuevo Parque Central de la ciudad y abre todos los días de 9:00 a 19:00. La entrada general tiene un costo de $380 pesos, con descuentos para niños, adultos mayores y residentes locales.