La Torre Eiffel es quizá el monumento más reconocible de todo el mundo. De hecho, su promedio de más de 7 millones de visitantes anuales la hacen el monumento más visitado en el planeta. Tal vez a eso se debe que existan tantas réplicas por todos lados. Está la muy famosa de Las Vegas o la de la ciudad china de Tianducheng, que va más allá y quiere replicar todo París en oriente. Hay otras en el País Vasco, Letonia y Australia. De hecho, hasta México tiene su propia versión de la Torre Eiffel y se encuentra en Durango.
En la ciudad de Gómez Palacios, a poco más de dos horas de la capital del estado, es posible encontrar una réplica del monumento parisino. La estructura de hierro pesa cerca de 140 toneladas y mide 58 metros de alto, 272 metros menos que la original.
Aun así, está catalogada como la versión más alta de Latinoamérica, por encima de otras en Brasil o Bolivia, que, además, no son igual de fieles en su diseño y apariencia. Porque, con excepción de sus dimensiones, la de Durango es una de las réplicas más exactas de la Torre Eiffel. A diferencia de otros casos, el diseño no se simplificó, ni tampoco se agregaron elementos llamativos a la estructura.
Pero, probablemente la primera duda qué surja leyendo esta historia sea, ¿por qué hay una Torre Eiffel en la ciudad de Gómez Palacios, en Durango? Bueno, pues para todo hay una explicación.
Un regalo de altura
Durango, y en general toda la Comarca Lagunera, siempre ha tenido una amplia presencia de comunidades extranjeras, incluyendo varias familias francesas que llegaron a México en busca de negocios.
La presencia de esta comunidad ha dejado un gran legado por varias ciudades. De hecho, la Torre Eiffel no es el único monumento francés en Durango o en La Laguna. En la ciudad de Lerdo hay un Obelisco de Luxor y en Torreón un Arco del Triunfo. Pero, el que sin duda destaca más es la Torre Eiffel. No sólo por su iconicidad, sino también por su tamaño y por el apego a muchas de sus características reales.
Aunque ya es icono de la ciudad y del estado, en realidad no es un monumento antiguo, ni mucho menos. La Torre Eiffel de Durango fue construida apenas en 2007, como un regalo a la ciudad de un empresario francés con varios negocios en Gómez Palacios. Toda la estructura fue producida y armada por talleres y trabajadores locales y se estima que costó cerca de cinco millones de pesos.
