Baja California Sur

Un viaje por carretera para ver ballenas en Baja California Sur

Cientos de ballenas llegan a las costas de Baja California Sur todos los años, esta es una ruta para acercarse a ellas por carretera.

POR: Iker Jáuregui

Ballenas jorobadas, azules y grises llegan a Baja California Sur todos los años. Foto: Camilo Christen.

Tan pronto como llega el invierno y las aguas del Océano Ártico se enfrían por debajo de los cero grados, empieza una de las migraciones más grandes del mundo. Las ballenas que habitan las costas de Alaska, Canadá y del Polo Norte emprenden un viaje de cerca de dos meses y más de diez mil kilómetros, que culmina en Baja California Sur. Buscando un hogar temporal donde aparearse y dar a luz, son atraídas por las corrientes cálidas que rodean la península y se quedan ahí hasta finales de marzo.

Este año no es la excepción y miles de ballenas empezaron a llegar a costas mexicanas desde hace semanas, dando inicio a uno de los eventos naturales más especiales que pasan por nuestro país. El Pacífico y el Mar de Cortés serán el refugio de las ballenas que se hicieron camino hasta Baja California Sur durante los últimos meses, en una oportunidad inmejorable para observar especies únicas y escasas.

Las playas de Baja están llenas de maravillas naturales. Foto: Camilo Christen.

Pocas costas en el mundo reúnen a ballenas azules, jorobadas y grises en una misma temporada y, aunque no conviven en un solo lugar, están separadas por escasos kilómetros que se pueden recorrer fácilmente navegando o incluso en auto. Las carreteras de la Baja, famosas por sus paisajes, pero también por sus rectas simples, conectan los santuarios de ballenas en un viaje tranquilo, perfecto para conocer los mejores rincones de la península mientras sigues el camino de estos gigantes del agua.

Primera parada: Los Cabos

Una de las formas más convenientes de llegar a la Baja desde cualquier parte de México es tomar un vuelo a Los Cabos. Además, quienes viajan buscando ballenas pueden empezar ahí mismo. Durante la temporada de avistamiento, Los Cabos recibe a ballenas jorobadas que llegan desde Alaska, la Columbia Británica en Canadá, y la costa noroeste de Estados Unidos.

Sería imposible que las emersiones de estos gigantescos animales pasaran desapercibidas. Cada coletazo es un espectáculo que sacude con fuerza las pangas en el agua, una enorme ola que se forma de imprevisto. De las tres especies de ballenas que llegan hasta Baja California Sur todos los años, la jorobada quizá sea la más ágil. Durante la temporada de apareamiento que pasan en México, los machos aprovechan su tamaño para dar impresionantes saltos, en los que sus cuerpos emergen por completo del agua.

Las ballenas llegan a Baja California Sur desde los mares del norte, en busca de aguas cálidas. Foto: Camilo Christen.

Para fortuna de los amantes de la naturaleza, las ballenas no suelen nadar demasiado lejos de la playa y, en un centro turístico tan grande como Los Cabos, abundan las opciones para acercarse en lancha o catamarán y apreciarlas mejor. Puedes encontrar opciones desde mil 500 pesos y hay tours durante todo el día, pero las horas de la tarde, cuando la marea y los vientos aumentan, son las mejores para el avistamiento.

En busca del animal más grande del mundo

La siguiente ballena en la lista es la azul, el animal más grande del que se tenga registro. Hay que ir a buscarla hasta Loreto, a unas seis horas en coche desde Los Cabos, pero no sin antes parar en otros destinos imperdibles de la península.

Con rumbo al norte del estado, por la Carretera Federal 19, después de unos kilómetros el camino empieza a costear por playas icónicas, como Cerritos. Uno de los destinos más famosos de Baja California Sur por su surf, el enigmático Hotel Hacienda que vigila la playa desde las alturas y por los fish tacos de la Cantina Barracuda.

Aunque es posible pasar la noche en algún hotel o cabaña de la playa, el siguiente destino es el pueblo mágico de Todos Santos, a menos de 20 minutos por la misma carretera. La cultura y los sabores abundan entre sus coloridos edificios coloniales, con bares, galerías, restaurantes y música a la vuelta de cualquier esquina. Una especie de San Miguel de Allende en medio del desierto y el mar, famoso por el Hotel California que supuestamente inspiró la canción de The Eagles.

Después de Todos Santos es momento de tomar la famosa Carretera Transpeninsular de Baja California, con dirección hacía la capital del estado. La Paz es la última parada obligada antes de llegar al segundo santuario de ballenas. Ahora en la costa del Mar de Cortés, hay que conocer la famosa playa de Balandra o emprender una expedición a la Isla Espíritu Santo para ver lobos marinos y snorkelear. Por la tarde lo mejor es una caminata tranquila por el malecón o una comida en el Bismark-Cito.

Las ballenas azules pueden llegar a medir hasta 30 metros. Foto: Camilo Christen.

Un camino de cuatro horas por la misma carretera separa a La Paz de Loreto, el refugio de las ballenas azules que llegan hasta Baja California Sur. Aislado del resto de la península por la Sierra de la Giganta, esta es la ciudad más antigua de las Californias, con vestigios que datan de finales del siglo XVII. Ya más cerca del norte, los sabores empiezan a transformarse en machaca o burritos, pero sin dejar de incluir algunas de las mejores almejas que podrás encontrar en todo el mundo.

Sin embargo, durante la temporada de avistamiento ni la historia ni la gastronomía son el atractivo principal de Loreto. En invierno aquí se viene a ver ballenas azules que pueden llegar a medir hasta 30 metros. Los tours en lancha rodean la Isla Carmen, muy cerca de la costa, buscando alguna ballena que se asome a la superficie para respirar o dar un coletazo. La espera no deja de tener sus propias sorpresas, aquí también es común ver delfines, tortugas marinas, mantas o incluso otras especies de ballenas.

Cerrar con broche de oro

Todo viaje por Baja California Sur en busca de ballenas tiene que terminar en las lagunas de la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno. En la parte más norte del estado, a casi cinco horas en coche de Loreto, todos los inviernos recibe decenas de ballenas grises que emigran desde el Ártico. Para llegar hay que fijar rumbo de regreso a las costas del Pacífico, siguiendo la Carretera Transpeninsular.

El trayecto es bastante largo, pero puede dividirse con una parada en Mulegé para descansar y conocer un destino oculto de la Baja. Entre la playa y la montaña, este pueblo está lleno de historia y joyas naturales. Hay que visitar la Misión de Santa Rosalía, las pinturas rupestres de La Trinidad, el Faro y, por supuesto, el surreal Río Mulegé que atraviesa todo el pueblo hasta desembocar en la Bahía de Concepción que también tiene playas imperdibles.

Desde Mulegé el trayecto a El Vizcaíno toma tres horas en auto. En el camino la diversidad de ecosistemas irá desfilando por la ventana: desierto, manglar, sierra, hasta llegar a sus playas y lagunas, donde está la atracción principal. A diferencia de las otras especies de ballenas que hacen el viaje hasta Baja California Sur, las grises sólo pueden verse aquí en esta temporada del año.

Una buena opción de hospedaje en la Reserva de la Biosfera El Vizcaíno es acampar. Foto: Camilo Christen.

Ejemplares de ballena azul, por ejemplo, emigran hacia Costa Rica y avistamientos de jorobadas también son muy comunes durante el verano austral, en las costas de Sudamérica. Pero, las ballenas grises sólo hacen el recorrido por el norte del Océano Pacífico hasta Baja California Sur, con excepción de una pequeña población de no más de 130 especímenes que llega desde Siberia a Japón.

Los puntos para ver ballenas dentro de la reserva son las lagunas de Ojo de Liebre y de San Ignacio que se extienden por más de 140 mil hectáreas y proporcionan condiciones ideales para el apareamiento. En algunos de los pueblos de alrededor, como Guerrero Negro, Vizcaíno, San Ignacio o Santa Rosalía hay algunos operadores, como Ecoturismo Kuyima, que ofrecen viajes en barco para acercarse más a la ballenas y completar la experiencia.

En esos mismos poblados podrás encontrar tiendas y otros servicios, incluso opciones para hospedarte y comer, aunque no son los destinos más lujosos de Baja California. Una buena alternativa si quieres pasar la noche en la reserva es acampar en la playa de alguna laguna, así también podrás despertar y salir desde temprano en busca de las ballenas.

 
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