Uno se pregunta cuál es el secreto de esta ciudad, cómo es que ningún edificio del centro desentona con los estilos arquitectónicos colonial y decimonónico, por qué está tan limpia, tan bien conservada. Sin duda, la respuesta está en el valor que le dan al cuidado y la preservación del patrimonio; de hecho, Zacatecas fue el primer estado de todo el país en proveer la Ley de Protección y Conservación de Monumentos y Zonas Típicas, y este año cumple 25 años como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
El Centro Histórico de la capital de Zacatecas —el cual retiene el encanto de un lugar suspendido en el tiempo— fue nombrado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO en 1993.
Los edificios más emblemáticos de esta zona son la Catedral, joya del barroco mexicano; el Palacio de Gobierno, del siglo XVII, con sus murales que representan la historia de Zacatecas, y el Teatro Fernando Calderón, frente al Mercado Municipal González Ortega, ambos con un aire parisino de finales del siglo XIX. Otras edificaciones importantes son el acueducto, que se recomienda admirar desde el Parque Sierra de Álica, y la antigua Alhóndiga, hoy Casa Municipal de la Cultura. Las calles del centro, desde hace unos años, se caracterizan por la iluminación escénica nocturna, que hace vivir una experiencia mágica y espectacular al recorrer calles y plazuelas.
Gastronomía imperdible
El restaurante más conocido de Zacatecas probablemente sea Los Dorados de Villa —en el que es imprescindible reservar—, donde sirven un pozole de ensueño y unas enchiladas zacatecanas deliciosas. No hay que dejar pasar la oportunidad de probar las encacahuatadas, deliciosas, o las flautitas “ahogadas”. Los aventureros deben pedir un mezcal con alacrán.
Acrópolis, aunque lo parezca, no es un museo ni una galería, ni un teatro. Es un café, y también una de las instituciones culturales más queridas de la ciudad, que sin mucha presunción exhibe una colección extraordinaria de dibujos y pinturas de una enorme variedad de artistas, desde Francisco Toledo hasta Paul Nevin, pasando por Vicente Rojo, Dalí, Leonora Carrington, José Luis Bustamante, Roberto Matta, entre otros. La colección incluye algunos dibujos realizados allí mismo, dedicados al dueño, Mario Zajur, y otros que él adquirió regalados por los artistas. También hay un par de murales hechos ex profeso para la cafetería por artistas zacatecanos. Por último, pero no menos interesante, se exhibe un grupo de platos de cerámica pintada y esgrafiada con los asientos del café turco. El café es, no sobra decirlo, delicioso, tal vez el mejor de la ciudad; los desayunos son un sueño —los bolillos, las campechanas, la torta de barrio y los huevos fritos con tamales se imprimirán en la memoria.
El restaurante Lucky Luciano no es estrictamente italiano —no hay que dejarse engañar por el nombre—, sino más bien muy zacatecano, con algunas creaciones de estilo mediterráneo. Lo más importante: se come muy bien.
Otras opciones de restaurantes imperdibles en Zacatecas incluyen comida de autor, como El Paraíso, o aquellos que tienen una oferta culinaria internacional, como Saluti Carnevino, La Traviata di Verdi, Garufa Restaurante Argentino y Casa Iacono Cucina Auténtica Italiana.
Comida popular
La especialidad de la ciudad de Zacatecas y sus alrededores son las gorditas, una tortilla extragruesa que se infla en el comal, se saca en el momento justo y se abre, se rellena de algún guiso sabroso (el queso es opcional) y se regresa de nuevo para terminar de cocerse. Pedacitos de masa se funden con el guiso y la gordita queda crujiente, caramelizada. Las opciones de relleno son las clásicas: chicharrón, nopales con guajillo, asado de boda, frijol con queso, rajas… Hay que recordar, además, que Zacatecas está entre los mayores productores de chile en el país, y a los zacatecanos les encanta el picante en sus platillos.
Hay muchos puestos y restaurantes que sirven gorditas. Nunca fallan las de San Rafael, un rinconcito zacatecano pintoresco, muy limpio y eficiente. Si aún no han probado el famoso asado de boda de la región, éste es el lugar para hacerlo. Café de olla, aguas frescas y, de postre, los clásicos buñuelos crujientes.
Encontramos también los tradicionales tacos envenenados, únicos de Zacatecas, y para probarlos hay que peregrinar hasta su lugar de origen, la taquería El Único Gran Taquito. Son tacos fritos, rellenos de una masa hecha con papa, frijol, chorizo, chile, cebolla, queso y otros ingredientes. Hay que pedirlos con chiles serranos toreados a un lado.
Cantinas y mezcal
La cantina más famosa de Zacatecas es Las Quince Letras (hay que preguntar ahí mismo por qué se llama así). Abarrotada desde temprano, conviene ir sin prisa y con ganas de platicar en voz alta con los parroquianos, una mezcla exuberante de generaciones y orígenes. Los que atienden la barra conocen las historias de lo que cuelga por todas partes en esta cantina, que ya es una institución zacatecana con más de un siglo de antigüedad.
Para llevarse a casa los mezcales de la región hay que visitar Al Son del Mezcal y La Casa Zacatecana del Mezcal, tiendas dedicadas sólo a este destilado, que en Zacatecas se elabora principalmente con agave azul. Las destilerías siguen usando métodos tradicionales de fabricación.
Plazas y plazuelas
Las plazas zacatecanas son muy características de la ciudad. Entre calles y callejones, aparecen de sorpresa o se ven desde lejos, como la preciosa Alameda Trinidad García de la Cadena, que da aire y luz a las calles colindantes del Centro Histórico, o la Plazuela Miguel Auza, frente al Ex Templo de San Agustín (donde se hallan la Petroteca Agustiniana, un interesante archivo de piezas y fragmentos pétreos provenientes de la fachada histórica, y el Obispado de Zacatecas). En esta plazuela se encuentra también la mejor opción para comprar artesanías, Desarrollo Artesanal de Zacatecas, donde se encuentran productos de los artesanos de todo el estado: barro, cerámica, arte huichol, textiles, plata, algo de muebles y talabartería. Tiene buenos precios, se practica el comercio justo y además es una tienda muy céntrica.
A un lado del Mercado González Ortega está la Plazuela Goitia, donde cada jueves se presenta la Internacional Banda de Música del Estado y cada fin de semana hay espectáculos de danza y teatro de calle. Los espectadores se acomodan en las escaleras que tiene la plaza por dos de sus lados.
Callejoneadas
Una de las tradiciones más emblemáticas son las callejoneadas. Consisten en pasear en grupo (cuanto más grande mejor), por la noche, por los estrechos callejones de Zacatecas, siguiendo a un burrito que carga las ánforas de mezcal y a una banda de tamborazo, la música tradicional del estado. Se hacen paradas en las placitas, en las que los participantes aprovechan para bailar y rellenar su jarrito, que se lleva colgado al cuello, y siempre existe la posibilidad de pegarse a una con disimulo y buen humor.
Fragmento de la guía Zacatecas Experience, publicada por Travesías Media y la Secretaría de Turismo Zacatecas en 2017.