Admirar una pieza textil no solo resulta grato por los llamativos colores y formas, sino que la experiencia es comparable con analizar una pintura, un poema o una obra arquitectónica. Detrás de cada puntada se puede rastrear toda una historia de significados, ya que lo que no dicen los motivos lo pueden revelar la técnica, los colores e incluso el tipo de material. En los textiles de México, cada elemento tiene algo que decir, pero no todos dicen lo mismo; todo depende de en qué región del país nos encontremos.
Hoy, gracias a los esfuerzos de cooperativas y grupos de artesanos indígenas de diversas regiones, tenemos acceso no solo a las obras de arte textil sino también a la simbología e importancia que hay detrás de este tipo de artesanía. Además de estos distintivos generales, estas son algunas de las características que sirven como guía para reconocer algunas de las tradiciones textiles de diferentes estados de México.
Mayas tzotziles, Chiapas
Si bien la región maya abarca varios estados, una de las localidades famosa por sus bordados es Zinacantán, en Chiapas. Aquí, cada pieza textil plasma la cosmovisión maya a través de una gran variedad de figuras. Entre ellas destacan los rombos, que representan al universo y a los cuatro puntos cardinales. En telar de cintura, las mujeres, quienes mayoritariamente crean los bordados, plasman además flores, changos o serpientes, que hacen alusión al entorno natural maya.
Zapotecas, Oaxaca
En la región oaxaqueña de los Valles Centrales, los textiles se fabrican con hilos de algodón en telar de cintura y, los elementos más detallados, con aguja. Una característica de los textiles de esta cultura han sido sus vistosos colores, los cuales se obtienen tradicionalmente del medio natural: el rojo quemado se obtiene de la grana cochinilla, el rojo fuego o anaranjado del achiote, el azul de la planta de añil, el amarillo del cempasúchil y los colores oscuros del zapote negro, por mencionar algunos.
Otomíes, Hidalgo
En el Valle del Mezquital, en Hidalgo, lo tradicional son los bordados. Con hebras de colores, y mediante una técnica conocida como “contar hilos”, se crean patrones a base de series de líneas rectas paralelas, una debajo de otra. Los motivos más relevantes de esta zona son aquellos que son representativos de dicho valle, como los pájaros y las flores, aunque también se utilizan los rombos para modelar el universo.
En este mismo valle, pero hasta la década de los 60, surgieron los famosos bordados de Tenango, bautizados así por el municipio del que son originarios. Estos bordados plasman sobre todo escenas multicolores de fauna, flora y celebraciones como la siembra del maíz o Día de Muertos, y san saltado a la fama internacional.
Tarahumaras, Chihuahua
La tradición textil en el norte del país se desarrolló hasta bien entrada la época de la Conquista, cuando los tarahumaras comenzaron a trabajar con manta, lana y el material de los costales de harina especialmente en la creación de vestidos y capas. Para esta cultura la clave está en el uso y contraste de colores, los cuales se acomodan en figuras geométricas, como rayas y triángulos, simbolizando las montañas, ríos y los frondosos bosques de pino de la sierra. Con los años, estas coloridas prendas han adoptado nuevos estilos, como las mangas cortas que no estorban al trabajar, y la incorporación de olanes en las largas faldas.
Dónde comprar textiles indígenas de forma responsable
En años recientes se han creado cooperativas que buscan revertir la situación actual de las artesanas textiles en México, donde su trabajo no es reconocido ni pagado justamente. Iniciativas como Cekab’an, que trabaja estrechamente con comunidades en Chiapas y Oaxaca, y Kusá, la cual colabora con mujeres tarahumaras de Chihuahua, buscan no solo el comercio justo, sino que también –y más que nada– el empoderamiento de las mujeres indígenas y la mejora de su calidad de vida.