Cuando viajamos, una de las mejores formas de conocer un lugar —sus costumbres, secretos y paradas imperdibles— es hacerlo desde la perspectiva de un local. Alejarse de los clichés y las trampas comunes para darle paso a experiencias auténticas que permiten descubrir nuevas culturas a fondo. Sin embargo, antes de comenzar cualquier exploración, el día debe arrancar con una buena taza de café.
Como un homenaje a las tradiciones y el culto que existe en torno al café alrededor del mundo, Nespresso World Explorations se inspira en seis ciudades distintas: Tokio, Buenos Aires, Viena, Ciudad del Cabo, Shanghái y Estocolmo. Esta nueva gama de Lungos nos permite conocer nuevos destinos sin salir de casa y captura la esencia cafetera de cada uno de estos lugares.
Si bien visitar estas ciudades y vivir la experiencia de primera mano es complicado por el momento, repasamos cómo es que los locales disfrutan su café en los destinos que forman parte de Nespresso World Explorations (en preparación para los viajes que vienen).
Buenos Aires: el disfrute porteño en una taza
Al hablar de gastronomía argentina hay algunas imágenes que nos vienen a la mente: asado, empanadas, provoleta, chimichurri y alfajores rellenos. Sin embargo, ninguna comida está completa sin un café, y en este país —fieles a su gusto por lo dulce— no se escatima en leche y azúcar para prepararlo. Si bien algunos locales prefieren arrancar su día con un espresso cortado (servido en jarrito) o una lágrima (leche caliente con unas pocas gotas de café), la tradición porteña se inclina por las tazas largas y suaves.
En Buenos Aires el “tomar un café” está fuertemente ligado a convivir y compartir. En medio del ajetreo de la ciudad, un dulce café con leche es el mejor aliado para alargar las tardes y conversaciones lo más que se pueda. Ya sea en casa, sentado en las barras tradiciones o en las tiendas de especialidad, el disfrute es el fin común de cada taza que se toma en esta ciudad.
Tokio: tradición y modernidad en forma de café
Si bien son más conocidos por su devoción al té, los japoneses comenzaron su relación con el café en el siglo XXVIII, cuando los comerciantes holandeses lo introdujeron en Nagasaki. En los siguientes 200 años, esta bebida se popularizó y llegó a las mesas de los dignatarios y diplomáticos, al igual que a las calles de Tokio con el nacimiento de las kissaten (nombre japonés para las cafeterías tradicionales).
En Japón todo es ceremonioso y el café no es la excepción, ya que esta bebida se sirve en hermosas tazas de manera elegante para honrar la complejidad de los sabores. Sin embargo, en Tokio la cultura del café se ha modernizado, tanto así que las máquinas expendedoras ofrecen café en lata y las pequeñas cafeterías independientes viven su mejor momento, sirviendo bebidas deliciosas —principalmente con café frío— elaboradas con los mejores granos de todo el mundo.
Viena: el café como patrimonio cultural
Viena es una de esas ciudades en las que parece que el tiempo se detiene y los lugares de siempre se mantienen vigentes, incluidos sus tradicionales cafés. Desde hace más de 100 años, estos lugares —famosos por su elegancia y suntuosa decoración— han sido el punto de reunión de intelectuales, políticos y artistas locales. Su importancia en la historia de la ciudad es tal, que fueron nombrados Patrimonio Cultural Intangible de la Humanidad por la UNESCO en 2011.
Si bien muchos de estos lugares siguen abiertos —como Central, Landtmann y Hawelka— y son una parada imperdible para los viajeros, es cierto que los locales prefieren tener su kaffeeklatsch (reunión para tomar café y platicar) en casa. Ya sea negro o acompañado de leche, crema batida, nata o licores, los austriacos tienen una regla infalible al disfrutar su taza: esta debe servirse junto a una rebanada de pastel, preferentemente, tarta Sacher.
Ciudad del Cabo: café y creatividad juvenil
Durante las antiguas rutas comerciales de Asia a Europa, Ciudad del Cabo entró en contacto con los granos de Robusta y Arabicas de la India. Cafés de sabores intensos y notas amargas que los locales suavizaban con leche, una costumbre vigente hasta la fecha. Aunque la capital sudafricana tiene una larga relación con el café, la última década ha sido clave para el boom cafetero que se vive en la ciudad.
Esta creciente cultura del café está fuertemente ligada al renacer creativo de Ciudad del Cabo (y es que cada vez son más los diseñadores y artistas jóvenes que han tomado a este destino como base). Como resultado, la ciudad ha tenido un crecimiento exponencial en la producción de granos locales, cafeterías, tostadoras, academias para baristas, asociaciones, competencias y hasta festivales dedicados a esta bebida. Además, cada vez son más los locales que buscan café premium y de especialidad para poder disfrutar una taza de calidad en casa (con su respectivo toque de leche).
Shanghái: una cultura creciente
Si bien China ha cultivado café durante siglos, Shanghái es el protagonista de una nueva era en el consumo de esta bebida. Con una acelerada vida cosmopolita, la capital financiera del país es hogar de una cultura cafetera que no sólo prospera, sino que crece día con día.
Más allá de las cadenas internacionales, la visión de modernidad y progreso en Shanghái ha generado un crecimiento en las cafeterías de alta gama con café de especialidad, que nada le piden a los locales en los barrios cool de Nueva York o Amsterdam. También se han popularizado las ventanillas para llevar, lugares chiquitos y accesibles donde los jóvenes chinos compran el café que los acompaña durante la mañana en el trabajo o en la escuela (mismo que suelen acompañar con leche para suavizar el sabor).
Estocolmo: el café como ritual
No es ningún secreto que los suecos son cafeteros por excelencia, tanto así que, huyendo de los largos inviernos, se han convertido en los reyes del coffeebreak, a tal grado que incluso tienen una palabra que describe el completo bienestar de esta actividad: fika. Lo mejor, esta pausa para tomar café (en la mayoría de los casos negro, sin leche ni azúcar) siempre va acompañada de un antojo dulce, ya sea un rol de canela, un chocolatín o unas galletas.
Similar a lo que pasa en Buenos Aires, el ritual del fika en Estocolmo fomenta la convivencia con los seres queridos e incluso con los compañeros de trabajo. El éxito de este ritual es tal, que incluso se relaciona con los altos índices de productividad laboral en la ciudad (y el resto de Escandinavia). Definitivamente (y más ahora en la era del home office), el hacer una pausa para disfrutar de un buen café es una costumbre digna de adoptarse en cualquier parte del mundo.
La vuelta al mundo en una taza de café
La nueva gama Nespresso World Explorations se compone por Shanghái Lungo, Buenos Aires Lungo, Cape Town Envivo Lungo, Stockholm Fortissio Lungo, Tokyo Vivalto Lungo y Vienna Linizio Lungo. Cada variedad es un homenaje a la diversidad gastronómica que existe en el mundo, y a la importancia que tienen las tradiciones y los rituales en diferentes destinos. Lo mejor, estas cápsulas están elaboradas con 80% de aluminio reciclado, una prueba más del compromiso que tiene Nespresso con la sostenibilidad.
Para más información, visita nespresso.com/mx
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