Caminar entre montañas o volcanes tiene un efecto increíble: a medida que das más pasos y sientes el peso de la gravedad, cada músculo en esfuerzo y el cambio de velocidad en tu respiración, te metes más en un trance relajante, una especie de meditación en movimiento que, a medida que avanzas, te hace sentir más contento. Las endorfinas están haciendo su trabajo y quizás en la cima (o cerca) decidas gozar el raro privilegio de no sentir estrés y aprovechar el spot para hacer una pausa y comer o simplemente descansar.
Explorar, descubrir, relajarse y dejarse sorprender son los únicos requisitos para practicar senderismo. Para todos los gustos pero sobre todo para todos los niveles, elegimos estas tres rutas que por las vistas que ofrecen se encuentran entre las favoritas de los amantes de esta actividad.
Iztaccíhuatl: ruta del Paso de Cortés al Primer portillo
El Iztaccíhuatl es uno de esos volcanes a los que quieres volver hasta alcanzar el nivel suficiente para llegar a la cima: cada tramo que avanzas promete paisajes reveladores, una vista panorámica hasta entonces desconocida del Popocatépetl o del Pico de Orizaba detrás de una muralla de nubes.
El recorrido, que es la primera parada de la Ruta de los Portillos, inicia en Paso de Cortés hasta el primer refugio, también conocido como Mirador de Alcalicán o Paso de coyotes. Son cerca de unos 15 km de caminata por un sendero no muy empinado (en total ascenderás 238 metros) aunque sí con sus desafíos: la tierra mezclada con ceniza y las piedras pequeñas pueden producir resbalones, por lo que vale la pena ir con atención.
Este recorrido es ideal para quienes se inician en el senderismo y tienen el sueño de ascender hasta la cima de la “mujer dormida”, a más de 5,000 metros sobre el nivel mar.
En este tramo hay buena señal 4G y de GPS, además de una muy clara señalización, por lo que no tendrás problemas para ubicarte.
A tomar en cuenta: lo ideal es ascender desde las 8 o 9 de la mañana, es posible que te tome entre 2 y 4 horas (según tu condición física) hacer el recorrido completo, y en ese horario no hay tanta gente. Al tratarse de una elevación considerable (el Paso de Cortés está a 3,600 metros sobre el nivel del mar) en invierno hace mucho frío, aunque al andar termines por no sentirlo: vístete en capas.
Al Nevado de Toluca desde La Ciénega
Este recorrido circular de apenas 8 km de extensión vale toda la pena ya que posee algunos accidentes geográficos preciosos, como un río que te acompaña en el trayecto, y otros artificiales, como un túnel de ferrocarril. Ubicado en el municipio de Zinacantepec, en el Estado de México, aquí se vive a pleno el silencio y la desconexión con el mundo “moderno” es tal que no hay señal de celular. Sin embargo no es probable que te pierdas, además de que no estarás solo: en el recorrido verás desde borregos hasta los perros que los cuidan y podrás cruzarte también con los lugareños, quienes podrán recomendarte dónde comer al término de tu breve travesía.
Muchos aman venir a este punto también porque en el río hay pesca de trucha, y los muros ofrecen la oportunidad de practicar rapel en plena naturaleza. Para los amantes de la equitación, también hay posibilidades de rentar un caballo para adentrarte más allá del bosque. Este punto de las faldas del Nevado de Toluca es ideal para recorrer en familia, apto para niños y abuelos, ideal para tomarse el día con toda la calma del mundo.
A tomar en cuenta: ven con abrigo (y en capas), zapatos con buen agarre para senderismo.
Al Nevado de Colima desde Telcruz, Jalisco
Este famoso y espectacular nevado es el hotspot del senderismo en los alrededores de Jalisco y esta ruta es ideal para recorrerla acompañado de tu perro. ¿Por qué con perros? En primer lugar, porque se la considera una ruta con cierto grado de dificultad: 11.1 km de recorrido total con un ascenso final de 669 metros: tu mascota te guiará y, sin dudas, te ayudará a resistir. En segundo lugar, porque no está muy transitada y esto mismo hace que muchos caminantes prefieran venir acompañados de sus mascotas, quienes se sienten a sus anchas para explorar el paisaje boscoso y salvaje, rico en vida silvestre, creado a lo largo de siglos por las cenizas de este volcán ya extinto.
El primer tramo te hará sentir en medio de una película de suspenso: bruma, pinos y oyameles tupidos y entrecruzados, sin embargo, el tramo final se vuelve de pronto escarpado, lo que pondrá a prueba tu resistencia. Para los amantes del camping, hay dos espacios asignados donde echar tu tienda: La Joya y La Curva del Leñador, aunque lo aconsejable es hacerlo en temporadas más cálidas (primavera y verano).
De diciembre a enero, la cima del volcán, que alcanza los 4,000 metros sobre el nivel del mar, se cubre de nieve, por lo que es importante que lleves zapatos adecuados, abrigo suficiente y, de ser posible, bastones de hiking. Como plus, el Nevado de Colima -parte del Parque Nacional del mismo nombre- es una de las 60 montañas reconocidas como Región Terrestre Prioritaria y Área de importancia de Conservación de Aves del país. No está de más que lleves unos buenos prismáticos.