El restaurante antes Del Lago, y ahora Lago a secas, situado en la Segunda Sección del Bosque de Chapultepec, cuenta la historia de una emblemática construcción en los años sesenta. Este espacio, fue testigo de un sinfín de reuniones a la mesa y fiestas de los habitantes de la Ciudad de México.
Ahora tiene una nueva vida gracias a la alianza entre OMR y CMR, quienes invitaron a esta afortunada colaboración al estudio de arquitectura Naso y a Micaela Miguel, para revolucionar la cocina del restaurante.
La intención del proyecto fue devolverle a la construcción su forma y esencia original, alterada a lo largo de las décadas por diversas remodelaciones que acabaron por (casi) ocultar el diseño original, una muestra -afortunadamente rescatada- de la vanguardia arquitectónica de la década de los sesenta inspirada en la paraboloide hiperbólica de Félix Candela. Los interiores fueron renovados para crear un espacio en el que el arte pueda convivir con la naturaleza del Bosque y el restaurante.
Espacio Cultural
En la parte superior de LAGO, se encuentra la nueva galería operada por OMR y llamada ALGO que abre sus puertas a todo el público y donde 27 artistas comparten sus creaciones para presentar su visión de temas como la fragilidad del ecosistema y el trauma como oportunidad de curación (entre otros).
Form Follows Energy es el nombre de esta primera exposición, una colaboración entre OMR y joségarcía en la que presentan más de 45 piezas de 27 artistas que forman parte del programa de ambas galerías.
La exposición abrió sus puertas el 9 de febrero de 2022 y se quedará hasta el 6 de agosto del mismo año.
Nuevo Menú
Micaela Miguel, conocida por proyectos como Mica y Lalo, Sobremesa, Casa Virgina y Delirio, lidera el nuevo menú del restaurante, ubicado en el mismo espacio del restaurante original, donde resalta la cocina sostenible, basada en ingredientes naturales y locales.
Un menú consistente en el que podrás disfrutar de platillos clásicos (huevos, chilaquiles y fruta de estación), pero con un toque especial y con muy buenos productos.
Además, un buen café que corre a cargo de Buna para acompañar los desayunos o comidas, que con esa vista tan espectacular y una buena sobremesa, fácilmente se convierten en cenas.
El viaje en el tiempo por un sitio representativo de la ciudad, el reconocimiento de los espacios y el arte que invita a una reflexión, son la apuesta de este proyecto de renovación.
