Arcades, discos de vinilo, fotografía análoga, y VHS´s; un grupo de objetos que pertenecen a aquellos días en los que no había internet. Quizá los remanentes de una época más sencilla, o tal vez son sólo la materialización de la nostalgia de toda una generación. Al final no importa lo que sean, lo cierto es que en los últimos años todos estos artefactos han tenido un renacer que permite a las personas hacer un viaje al pasado.
Y es que aunque las plataformas digitales nos han traído practicad, también nos han quitado la expectativa de un sobre lleno de fotografías recién reveladas, o la emoción de las “maquinitas” en las tiendas Sin embargo nada de lo anterior se compara con aquellas tardes de viernes en los pasillos de Blockbuster. Ese espacio llenos de pasillos a los que íbamos a escoger personalmente el entretenimiento del fin de semana. Ese espacio en el que muchos descubrieron a Hitchcock o Bergman. Ese espacio que antes servía para viajar por los destinos de las películas; ahí se descubría Nueva York desde los ojos de Annie Hall o el caótico París de los años 70 de Godard
La tienda en Bend se volvió parte de la franquicia de Blockbuster en el año 2000, y a partir del primero de abril de 2019 pasó a ser el último establecimiento de la empresa.
Ir a estos videoclubes era toda una excursión. Había que elegir la película, luego se hacía una parada en el pasillo de los dulces y después (había siete días para hacerlo) tras haber visto más de una vez la renta del día, había que regresar la cinta y dejarla antes del tiempo reglamentario para evitar cargos. Esa era la costumbre, hasta que un día se esfumó y casi sin que nadie lo notara los Blockbuster fueron cerrando sus puertas uno a uno y todo se convirtió en pasado.
El último Blockbuster del mundo
Hay un sinfín de teorías respecto al súbito fracaso de famosísima cadena, para muchos fue la llegada de Netflix, para otros la poca posibilidad de adaptarse a las reglas del internet. y aunque no hay una teoría definitiva,lo que sí se sabe es que de estar en -casi- cada esquina de una multitud de países de pronto se convirtió en un fantasma. De hecho ahora sólo queda un pequeño local y está en Bend, Oregon. El último vestigio de este corporativo se ubica justo a un costado de la carretera, cerca de un puesto minorista de cannabis y un servicio de cremación de mascotas.
La tienda ha sobrevivido porque está en una región con difícil acceso al internet, por lo que las plataformas digitales aún no son muy populares.
La empresa se fue debilitando poco a poco, hasta que en 2010 se declaró en quiebra y redujo su capacidad a 300 tiendas. Para 2018 sólo quedaban cuatro establecimientos, pero en julio de ese año cerraron dos en Alaska y en marzo de 2019 la quedaba en Australia. Entonces la de Oregon es la última que queda viva.
¿Cómo es entrar a este lugar anclado al pasado?
La buena noticia es que este sitio no parece irse a ningún lugar en un futuro cercano, ya que aún le quedan varios años en su contrato de renta del local. Además, el hecho de ser el último, lo ha convertido en una parada turística para aquellos que quiere revivir los recuerdos de su infancia y juventud. En los últimos meses se han incorporado más de cinco mil clientes, de los cuales alrededor del 20% son viajeros que tramitan su membresía sólo para poder tener (una última vez) su tarjeta de Blockbuster.
El penúltimo local (en Perth, Australia) cerró el primero de abril de 2019, y al despedirse habló al local en Oregon para desearle suerte.
Las personas viajan por horas a este lugar donde el tiempo parece estar en pausa. Al entrar, siempre hay una película de fondo (escogida por los empleados del lugar) y para los viajeros hay gorras, tazas e imanes que hacen referencia al último Blockbuster. Por otro lado, el ambiente retro se intensifica al llamar por teléfono, por que la música de espera es el tema de Star Wars. Debido a todo esto, el local ya cuenta con más de 650 valoraciones en Google Maps y una calificación de 4.9 de 5.
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