El estado de las cosas: la obra que cuestiona cómo vemos nuestra historia
En esta muestra queda claro que el arte también narra y construye realidades.
POR: Florencia Molfino
En El estado de las cosas, obra de Marcos Castro (CDMX, 1981), suceden tantas en simultáneo que podrías pasar horas o días visitando la exposición, y si es el caso, deberías apurarte porque concluirá a finales de abril. Esta muestra, que es una mezcla de instalación, pintura y realidad aumentada, genera tantas posibilidades de experiencia en el espectador como la multiplicidad de reflexiones y factores que intervinieron en su creación.
En los días en que creó la obra, a Castro le rondaban una serie de cuestionamientos, algunos sobre la forma en que vemos la realidad histórica y otros acerca de la pintura en sí. Por un lado, admirador del muralismo mexicano post-revolucionario, se cuestionaba hasta qué punto las imágenes creadas por ese movimiento influenciaron nuestra visión de la historia mexicana de ese periodo, así como qué tanto intervinieron en la construcción de la identidad nacional. Por otro lado, ¿hasta dónde se expanden los límites de la pintura en un mundo en que la realidad aumentada ya forma parte de las disciplinas artísticas?
Al visitar el Museo Universitario del Chopo, donde se encuentra la exposición, verás una instalación de figuras de madera pintadas en acrílico con la técnica muralista y, contra la altísima pared, un enorme mural que sirve de fondo, brindando una perspectiva que modifica la obra no sólo en cuanto te mueves, sino cuando la observas con algunas de las herramientas digitales que la intervienen. Las imágenes de esta pieza muestran llamaradas, un volcán e incluso una mano que es un guiño a uno de los maestros del muralismo, David Alfaro Siqueiros.
“Hay una pieza de Jorge González Camarena muy conocida que es una explosión del volcán de Xitle [La erupción del Xitle (1947)], que está en el museo de sitio de Cuicuilco. Y me acuerdo que cuando la iba a ver de morrito me fascinaba. Es de un dramatismo brutal”, recuerda Castro. “Esa obra se convirtió en una imagen que se usa para narrar la historia de ese suceso, aunque sabemos que la explosión del Xitle duró mucho, que no tuvo ese dramatismo [a diferencia del volcán Paricutín, cuyo nacimiento retrató in situ Dr. Atl]. Y eso me interesa, cómo a partir de ciertas imágenes se crean realidades históricas”.
Si la lenta erupción del Xitle termina diluyéndose en el imaginario como un evento brusco a partir de una obra pictórica cuyo reconocimiento le otorga cierta autoridad, ¿qué pensar de los murales que hablan del nacimiento de una nación moderna?
La historia no sólo se narra en los libros
“Vengo hace un rato reflexionando mucho sobre la historia de la pintura en México, cierto periodo del muralismo en que actuó como una herramienta para fortalecer el sentido de identidad y generar un discurso sobre el ser mexicano, basado en las ideas de Vasconcelos y cosas así. Y cómo a partir del imaginario muralista se formó una idea de lo que es México, algo cuestionable también, pues de alguna forma son imágenes limitadas”, dice Castro y menciona como ejemplo el hecho de que, en su mayoría, esas obras representan el mestizaje entre el español y el indígena reducido al pueblo mexica, omitiendo automáticamente la realidad compleja y diversa que vivieron en ese periodo otros pueblos originarios.
Esa exclusión, así como la complejidad misma de la realidad en sí, siempre cambiante, incierta y en un constante choque de fuerzas, ideas y expresiones, se manifiesta en cuanto utilizas los dispositivos que eligió Castro para posibilitar otras lecturas desde la realidad aumentada.
Desde un filtro de Instagram de la cuenta del Museo del Chopo y una una app (sólo disponible en IOS, llamada también “El estado de las cosas”), hasta los iPads dispuestos en distintos puntos de la sala, crean una diversidad de discursos y experiencias: “hay contenido en la realidad aumentada que sirve para completar esta idea [sobre la historia basada en las imágenes del arte post-revolucionario]. Por ejemplo, con el dispositivo ves un ‘fantasma’ que contiene los nombres de todos los pueblos originarios de México”.
Castro dice que hay algo poético en poder incluir esos elementos en esa otra dimensión fuera de lo material y tiene razón. Nada dice más a gritos una verdad que su ocultamiento. Pero también aparecen muchos otros elementos en la realidad aumentada que hablan de los intereses, experiencias e historias del propio Castro, como el logo de Sepultura, una banda que remite automáticamente a los días en los que de adolescente compraba música en el Chopo.
El estado de las cosas cuando las cosas no suceden
“El título de la muestra se basa en un film de Wim Wenders, una película sobre sobre la filmación de una película en la que se dan una serie de situaciones que impiden su terminación. El proceso que pasé con esta obra fue larguísimo debido a la pandemia: había veces que se abría el museo y luego cambiaba el semáforo y no se podía venir, luego cambiaba la fecha de la exposición y así pasaron ocho meses”, dice Castro. El estado de las cosas, básicamente, es que todo puede ocurrir, que la incertidumbre es inevitable, pero que ésta no diluye la creación, más bien puede amplificarla.
Nuevas miradas
Machete es la galería que representa a Castro, entre otros artistas latinoamericanos jóvenes que están experimentando en sus procesos creativos con distintos dispositivos, plataformas y discursos, como Diego Berruecos y Andrea Villalón, así como a artistas de larga trayectoria, como en el caso de Ana Gallardo. Vale la pena tomar nota ya que a finales de mes y hasta el primero de mayo se podrán ver las obras de los artistas representados por esta galería en Material Art Fair.
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