Dos Pueblos Mágicos en Querétaro para conocer durante el fin de semana

Lejos, pero no tanto, de la Ciudad de México, este estado lo tiene todo, incluyendo dos de los pueblos mágicos más bonitos del país.

Cadereyta de Montes

Nombrado como Pueblo Mágico en 2011, Cadereyta de Montes es una localidad cercana a la Sierra Gorda de Querétaro en el que encontrarás un clima semidesértico, historia y arquitectura.

Durante muchos años, fue un lugar de paso de algunas comunidades indígenas como los chichimecas, pero no fue hasta 1640 que los españoles se establecieron en la región y fundaron la ciudad.

Encargados de darle el aspecto que hasta el día de hoy se mantiene, los franciscanos del siglo XVIII realizaron construcciones, principalmente, en cantera y con estilo barroco y neoclásico. Algunas de las más representativas son la Parroquia de San Pedro y San Pablo. Esta última, ubicada en la plaza principal del centro del pueblo, tiene un reloj de la época porfiriana en el exterior, una torre campanario hecha de cantera roja y un retablo de madera tallada estilo churrigueresco del escultor Don Pedro de Rojas.

Aquí también hay una zona arqueológica que data del 400 a.C y que, se cree, que fue construida por varias culturas, como la chichimeca y los otomíes, a través de los años. Toluquilla es una zona pequeña constituida por templos, plazas y cuartos construidos alrededor de cuatro canchas de juego de pelota.
Por ahora, es operado por el INAH, el boleto de acceso se compra en la taquilla de la entrada y sólo es posible visitar sus calles, callejones, el vestíbulo principal y dos juegos de pelota. La zona arqueológica abre al público todos los días de la semana a partir de las 9 AM.

Otro de los grandes atractivos de Cadereyta es el Jardín Botánico, que alberga a más de tres mil especies de plantas originarias de la región e importadas desde África. Los cactus, las biznagas y los izotes o yucas se llevan la atención de sus visitantes.

A la hora de la comida, nada como el nopal en su madre o nopal en penca del restaurante La Casita y el mole de olla y barbacoa de Barbacoa Don Chon.

Los artesanos del pueblo se dedican a la talabartería confeccionando a mano cinturones, bolsas, botas e incluso fundas para armas, la utilización de hilos de nylon, oro y plata, es el sello de la región. La alfarería también es un arte común en Cadereyta, los comales, las ollas, los jarros y los cántaros de barro y cerámica no pueden faltar. Estos están pintados a mano y en ninguno se utiliza un molde, es decir, que cada una de las piezas es única y tiene un estilo propio.

Es posible encontrar estos -y más- productos en el Parador Artesanal del pueblo o Pathé, una comunidad a las afueras de Cadereyta de Montes.

Amealco

Este Pueblo Mágico es ideal para los amantes de la naturaleza. Aquí fácilmente puedes pasar un día de camping, sendereando o practicando ecoturismo. Su clima es boscoso, con temperaturas de unos 15 ºC, ya que está rodeado por encinos, oyameles, y pinos, aunque sus cuerpos de agua son su principal atractivo.

De hecho, su nombre proviene del náhuatl ameyalco o amellayi, que significa “lugar de manantiales”. Los españoles se establecieron en esta región en 1538 y construyeron una casa de estilo barroco que ahora funge como la presidencia municipal.

Una opción para practicar senderismo es la Laguna de Servín. Ubicada a 2760 metros sobre el nivel del mar, limita al sur con Michoacán y tiene una comunidad menor a mil habitantes, definitivamente un espacio para disfrutar de la naturaleza y evitar el bullicio citadino.

Para practicar ciclismo la Barranca de Amealco es inmejorable; si conoces bien la región puedes aventurarte y seguir una ruta por tu cuenta, de lo contrario será mejor contratar un servicio de guía con la página oficial del pueblo.

Entre otros edificios históricos están la Ex Hacienda La Muralla, construida por Francois Yarza en 1874, quien planeaba su funcionamiento para la agricultura; sin embargo, años después la construcción se convirtió en un hospital psiquiátrico y, después, en una escuela.

A 25 minutos de la cabecera municipal se encuentra la ex Hacienda La Torre; ésta fue construída en 1500 y fue un punto de referencia para el comercio, pues se encuentra justo en el paso que cruzaban los conquistadores hacia la ciudad y donde se detenían a consumir alimentos frescos, como la leche y el queso.

La producción de lácteos no era la única actividad, la cosecha de granos y semillas y la producción de pieles también forman parte de su historia. Ahora, en la ex Hacienda se lleva a cabo cada año una feria de quesos artesanales.