Ámsterdam es mucho más que la Venecia del norte, apodo que se ganó por la gran cantidad de canales que posee. La ciudad es también una capital del arte que, a pesar de su diminuta extensión, le ha regalado al mundo varios de los artistas más importantes de la historia, tales como Van Gogh, Rembrandt, Frans Hals, Vermeer y Jan Steen.
En honor a esto, todos los años llegan a esta cosmopolita ciudad miles de entusiastas que acuden a sus museos a presenciar una infinidad de obras de arte. Sin duda, uno de los mejores sitios para hacer esto el Rijksmuseum, un recinto que posee una colección de más de 8 mil obras, algunas datan del siglo XV al XX.
Adentrarse en este museo es una actividad extraordinaria, que hay que hacer al menos una vez en la vida. Para poder aprovechar al máximo la experiencia hay que poner especial atención a ciertas obras clave en la historia del arte que se encuentran en este museo. Por esta razón hicimos una lista con las 10 obras más emblemáticas que se pueden contemplar en el Rijksmuseum.
La Ronda de Noche, Rembrandt
Esta es sin duda la obra maestra del museo, su más preciado tesoro. La escena que hay en este dibujo tiene muchos aspectos para observar ya que cada personaje realiza una actividad diferente. Por otro lado, hay que destacar que desde que se pintó para pertenecer al gran salón de la Corporación de Arcabuceros, este cuadro ha vivido mil cosas. Durante la Segunda Guerra Mundial fue enrollado para ser transportado de forma segura y en los últimos 40 años ha sufrido dos actos vandálicos uno con un cuchillo de mantequilla y otro con ácido.
Autorretrato, Vincent van Gogh
Van Gogh es posiblemente el pintor holandés más conocido por lo que al menos una pieza de él tenía que estar albergada en este museo. Se trata de un autorretrato que fue pintado en París en 1887; época en la que el artista vivía su fase más creativa pero también la más difícil para su salud mental.
La Guardia cívica de Ámsterdam celebra la Paz de Münster, Bartholomeus van der Helst
Esta pintura es la más famosa del artista; se trata de un retrato del día en el que se firmó el Tratado de Paz de Münster, el cual marcaba el final de la guerra contra España. La obra fue realizada en 1648 por Bartholomeus van der Helst, que era considerado uno de los mejores artistas de la época.
La lechera, Johannes Vermeer
Esta pintura es la más famosa de Vermeer. La escena que se ve en este cuadro es tan cotidiana como encantadora. Además, el uso de los colores es sorprendente y muy bien pensado. Quizá el detalle más fascinante de esta obra es el movimiento que transmite chorro de leche y el contraste que este hace con la imagen estática que tiene el resto del cuadro.
El puente del Singel en la Paleisstraat de Ámsterdam, George Hendrik Breitner
Este destacado pintor impresionista es conocido por ser uno de los primeros en ocupar la fotografía para hacer sus cuadros, por ello, esta obra destaca por el movimiento que, al parecer, fue “congelado”. En un principio la mujer de la pintura era una sirvienta, pero Breitner la cambió tras recibir críticas de su galería representante.
La batalla de Waterloo, Jan Willem Pieneman
Esta pintura plasma la ocasión en la que los ejércitos británico, holandés y prusianos derrotaron a los franceses en 1815. La importancia de esta victoria es tanta para el país, que quizá por eso esta es la obra más grande del Rijksmuseum, 3 veces más extensa que La Ronda de Noche.
El síndico de los pañeros, Rembrandt
El retrato de varias personas era el punto fuerte de este artista, y esta obra lo demuestra. En una primera vista podemos apreciar a seis síndicos aprobando la calidad de los paños; no obstante si nos detenemos a profundidad en la la escena podremos contemplar como Rembrandt pintó a detalle los rostros y la personalidad de cada personaje.
Retrato de Don Ramón, Goya
Este cuadro del pintor español es uno de los más importantes del arte holandés. Recientemente se descubrió que esta pieza fue pintada sobre otro retrato inacabado de un general napoleónico.
En el mes de Julio, Paul Gabriel
Este artista de siglo XIX se distinguió por el uso de colores que contrastaban con el gris, así como por sus sorprendentes paisajes típicos de los campos del país. ¿Qué puede ser más holandés que un molino de viento a la orilla de uno de sus canales de agua?
Paisaje invernal, Hendrick Avercamp
Avercamp solía pintar varias escenas nevadas cerca de Kampen. El artista destaca de sus contemporáneos por la luminosidad y los colores vivos de sus cuadros, algo que se puede comprobar en esta obra en la que la actividad y alegría de las personas es el denominador común.
Un extra
El museo es, sin duda, un lugar con muchas cosas por observar además de sus sorprendentes obras, por eso creímos que valía la pena agregar a la lista las aportaciones del arquitecto Cuypers, que durante la construcción del edificio instauró una estatua de él mismo en la fachada y construyó una asombrosa biblioteca, la cual sigue en perfecto estado.
Rijksmuseum
Museumstraat 1, 1071 XX Amsterdam, Países Bajos
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