Una mañana en la Santa María
6400, código postal de una de las primeras colonias que se urbanizaron en la Ciudad de México. Santa María la Ribera es, sin duda, un barrio que alberga un valor arquitectónico importante, protagonista de una #ExperienciaTravesías.
POR: Pamela Clynes
La mañana empezó en el Kiosco Morisco, símbolo más característico de la colonia, en compañía de la artista visual Claudia Fernández, quien se dedica a relacionar el arte con temas sociales y de la naturaleza. Ella vive ahí y forma parte de un colectivo de arquitectos y vecinos que buscan salvar la Santa María, mantener la esencia colonial de sus fachadas y evitar construcciones urbanas que rebasen el límite de altura.
Mientras caminamos por la Alameda Central, Claudia nos platicó su historia y la relación emocional que tiene con el barrio. Durante el recorrido conocimos las casas y calles donde vivieron grandes personajes de nuestro país, como el presidente Adolfo Ruiz Cortines, el poeta Amado Nervo y el pintor y escritor Gerardo Murillo, alias Dr. Atl. De hecho, Claudia nos contó la historia de cómo el presidente Ruiz Cortines perdió una propiedad en una apuesta con el dueño de un taller.
La segunda parada fue en el Museo de Geología de la UNAM, grandioso edifico porfiriano que concentra las colecciones geológicas más importantes de México. Su fachada de piedra volcánica aún conserva las entradas de los laboratorios originales de la época junto con la decoración de fósiles de peces y conchas.
Seguimos la caminata en el corazón de la Santa María y llegamos a una vecindad que no ha sufrido cambios drásticos y que aún conserva su esencia natural. Hay una que otra casa abandonada, pero mantiene el atractivo de traza francesa. Justo enfrente de esta vecindad están construyendo unos departamentos modernos que rompen por completo con la magia de la colonia, estéticamente, y con los límites de niveles de las nuevas construcciones, que claramente no se está respetando.
La última parada fue la casa de Claudia, donde nos ofreció aguas frescas y paletas heladas. Se dedica a restaurar muebles, así que nos dio un tour por su showroom que está en la planta baja. Ella habita la parte de arriba y ahí también tiene su oficina. Todos nos quedamos impresionados con la decoración, la luz envidiable que entra por los ventanales, las piezas de arte, los detalles eclécticos que la artista ha ido recolectando. Su gusto tiene la mezcla perfecta entre lo que funciona y lo que no. Si quieres saber más de ella visita su página: claudia-fernandez.com.
La recomendación de Claudia para comer en la zona es el restaurante siciliano María Ciento38, que está en el patio trasero de una casa clásica en la calle Santa María. El penne a la arrabbiata y la pizza de calabaza con queso de cabra están en la lista de sus favoritos.
El tiempo no pasa en Santa María la Ribera. Podríamos estar horas y horas descubriendo historias que se manifiestan con un encanto especial que se siente desde el momento que llegas.
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