Mi misión en Madrid era encontrar restaurantes de muy buen nivel, con una cocina deliciosa, en donde se pueda comer o cenar por 35 euros (por persona). En esta nota encontrarán los que más me gustaron, a los que yo misma volvería. La mayoría ofrece la opción de medias raciones, lo que permite probar varios platos de la carta.
Casi todos los locales son pequeños y con pocos cubiertos, por lo que recomiendo no llegar sin reserva y hacer la reservación con tiempo, pues siempre están llenos por ser muy frecuentados por los madrileños.
Treze
Rinconcito gastronómico
En el Madrid antiguo, muy cerca de la Plaza de España, se encuentra este pequeño restaurante de sólo 24 cubiertos, con decoración moderna y acogedora, donde el chef Saúl Sanz ofrece una cocina actual, para paladares exigentes y para todos los presupuestos.
Su carta no es muy extensa, pero de gran calidad y basada en la oferta del mercado. Saúl logró su sueño de abrir un local propio después de trabajar en varios restaurantes de Madrid, y nos dice que en Treze hace una cocina en la que se unen la tradición y la innovación, sacándole el mejor partido al producto y cuidando que se mantenga su sabor original.
Decidimos cenar a la carta y nos gustó mucho lo que comimos: éramos cuatro y para empezar pedimos al centro medias raciones de terrina de foie sobre financiero de naranja con membrillo en dados, alcachofas confitadas y asadas, y ravioles de conejo.
De plato fuerte cada uno pidió diferente pero todos estaban muy buenos, tanto el rape en escabeche, como el lomo de res con papas y pimientos de padrón. De los platos de caza, uno era lomo de corzo con setas y castañas, y el otro jabalí con manzana, setas y avellanas.
Los variados postres consistieron en un cilindro relleno de dulce de leche con helado de leche merengada, una semiesfera de chocolate con helado de mandarina, y una creme brulée presentada en una graciosa lata de conservas con helado de tomillo limonero. El servicio muy atento y la cuenta, sin bebidas, salió en 32 euros por persona.
Villoldo
Los recién llegados
Villoldo abrió hace unos meses en Madrid y ya se llena a tope diariamente. Tras muchos años de experiencia en el famoso restaurante familiar Estrella del Bajo Carrión en Palencia, Pilar Pedrosa y su hijo Alfonso Fierro han emprendido esta aventura madrileña.
Lo anuncian como una Casa de Comidas, donde la cocina es completamente casera y tradicional, demostrando que lo clásico sigue estando de moda. Ellos mismos traen los mejores ingredientes a Madrid, cuidando el origen de cada uno de sus productos.
Está en la calle Lagasca 134, fácil de llegar, pero una vez allí nos costó un poco de trabajo encontrar la entrada, pues hay que bajar a un luminoso sótano, todo decorado en blanco, sencillo y acogedor, con ventanales que dan a un patio interior lleno de plantas verdes.
Comer a la carta sale sobre unos 40 euros, y aquí también ofrecen medias raciones, pero nos decidimos por un estupendo menú de 35 euros que consistía en el aperitivo de la casa, que fue un platito de sopa de ajo, y después unas croquetas de carne y unas alcachofas fritas, todas deliciosas.
Siguió una cazuelita de sabrosas alubias blancas viudas de la Vega de Saldaña, y después una paletilla de cordero lechal al horno con papas y pimientos de padrón, aunque uno de mis acompañantes prefirió la brocheta de lechal con el mismo acompañamiento, que también le pareció buenísima.
Los tres escogimos postres diferentes, lo que me dio oportunidad de dar una probadita a todos, y averiguar cuál era más rico: el tocinillo del cielo con helado de coco y piña caramelizada, el arroz con leche estilo Villoldo, que es una mousse, y las natillas con helado de galleta María y caramelo de canela.
Gala
Un clásico de Madrid
El restaurante Gala está celebrando este año su 25 aniversario (lo que es ya una recomendación por sí sola). El local es pequeño, estrecho y alargado, con decoración minimalista y mesas elegantes con buena separación entre ellas. Ofrecen cocina “de mercado” de estilo clásico con algunos toques modernos.
Aunque tienen un estupendo menú Gala de 30 euros, como era para mesa completa y no nos podíamos poner de acuerdo los cuatro que fuimos, decidimos pedir a la carta y ordenar medias raciones.
Empezamos con unas originales croquetas de chorizo de León y miel de romero y después medias raciones de alcachofas a la plancha para unos y de exquisito foie con pan de especias y mermelada de berenjena para otros.
De plato fuerte los cuatro elegimos diferente: medias de merluza con cremoso de arroz negro y espaguetis de calamar, bacalao a la parrilla, cochinillo confitado y carrillera con compota de manzana y vainilla, que resultaron todas muy sabrosas y abundantes.
Siguieron cuatro postres diferentes: un surtido de quesos artesanales, unas texturas de chocolate, un milhojas y un sorbete. Además, existe la opción de llevar el vino y cobran ocho euros por el descorche. La cuenta salió en 35 euros por persona.
Lakasa
Excelente relación calidad-precio
¿Cómo es? Lakasa está en un local pequeño con un jardincito al frente. Se entra por la barra, muy concurrida, donde se puede tapear a cualquier hora del día. La decoración es moderna, sencilla y cómoda, dando la sensación de ambiente informal pero muy bien puesto.
El chef propietario, César Martín, lo abrió hace dos años, después de trabajar en varios de los mejores restaurantes de Madrid. Su excelente cocina y sus precios moderados hacen de Lakasa uno de los sitios más atractivos para comer o cenar.
César tiene gran afición por los platos de caza y prepara las pastas, las verduras y las setas como pocos. Sus magníficos postres, con degustación de quesos incluida, son el perfecto final para una comida exquisita. Unido a esto, el servicio de mesa es de lo más amable y eficiente.
¿Qué pedir? Nos organizamos un menú de medias raciones; comezamos disfrutando de sus famosos buñuelitos de queso Idiazábal, seguidos de unas deliciosas alubias con setas, un suculento arroz meloso de conejo, y una extraordinaria trilogía de caza formada por gamo, ciervo y jabalí, acompañada de compota de manzana con piñones. Maridamos la comida con una botella de vino Matanegra de Ribera del Duero, recomendación del sommelier.
En el capítulo postres, los quesos son de un afinador francés y el chef los explica estupendamente. Nos encantó tanto la Mousse de Crema Catalana con helado de caramelo, como la Tarte Tatin de manzana caramelizada, que también pedimos en medias raciones. Además, el pan es muy bueno y el café, acompañado de petit-fours, es excelente. La cuenta por 2 personas fue 52.5 euros y el vino 24 euros. La relación calidad-precio es inmejorable.
Dantxari
Taberna vasca de primera
Dantxari es un restaurante-taberna de cocina casera vasco-navarra, en donde se ofrecen muy buenas materias primas y una excelente elaboración a cargo del chef Ángel Alonso, que se formó en Berasategui. Su socio, Jesús Medina dirige la sala donde el servicio es estupendo. La decoración es la de una taberna elegante, con paredes y muebles de madera clara, y manteles a cuadros rojos y blancos, que le dan un ambiente muy cálido.
Hace 17 años que se fundó este restaurante, uno de los favoritos de los madrileños, especialmente por sus platos de bacalao que son incomparables, así como su plato estrella de morillas rellenas de foie.
La carta ofrece muy buenos precios y la opción de medias raciones. De lunes a viernes hay un menú para dos personas por 65 euros, que es un verdadero hallazgo, pues incluye incluso las bebidas. O sea, ¡32.50 por persona, todo incluido!
Por supuesto pedimos este menú y empezamos con un chorizo de aperitivo y unas croquetas de boletus, muy suaves y bien hechas. Siguió una menestra de verduras con alcachofas, cardos y borraja, un plato exquisito, muy casero.
La botella de vino blanco de Rueda, hizo un estupendo maridaje con todo el menú. Las zamburiñas asadas y la lubina salvaje con compota de jitomate eran un deleite. De postre, un biscuit helado de higos con salsa de almendras y jerez dulce Pedro Ximénez, y con el café, una enorme teja con almendras.
Quintana 30
Cocina tradicional en un ambiente moderno
El Restaurante Quintana 30, cuyo nombre indica su dirección, está en el barrio de Argüelles, una de las zonas más bonitas y céntricas de Madrid. Se caracteriza por una cocina de temporada basada en la culinaria vasca en un moderno y agradable comedor en diferentes niveles.
El chef, Miguel Ángel Muñano, es un madrileño que desde muy joven aprendió su oficio en las cocinas de los vascos más famosos, como Arzak, Subijana y Berasategui, y que después de trabajar varios años en Goizeko decidió abrir su propio restaurante junto con su socia y copropietaria Mercedes Rodríguez.
Cada uno nos decidimos por media ración de diferentes platos: para empezar, pochas de Navarra con chorizo, gambas en gabardina ligera y ensalada tibia de pato confitado con virutas de foie, todo muy bueno. De plato fuerte: lomito de rape confitado con aceitunas negras y almejas, merluza frita con espuma de pimiento rojo asado y lomo de bacalao al pil-pil, estupendos.
Los postres caseros deliciosos, especialmente la tarta fina de manzana y el soufflé de praliné con sorbete de frutos rojos. El excelente café llegó acompañado por una sabrosa teja enorme. Todo muy clásico y bien preparado y con un servicio muy profesional. La cuenta, 35 euros por persona.