Destinos, México, Yucatán

Guía práctica de Chichén Itzá

Uno de los sitios arqueológicos más importantes en la península de Yucatán.

POR: Redacción Travesías

En sus orígenes y hasta el Periodo Clásico mesoamericano, Chichén Itzá tuvo un desarrollo muy semejante al de otras ciudades mayas. En el siglo IX de nuestra era, un grupo maya del sur, los itzaes, llegó a la zona, y con él la influencia del Altiplano Central. Más tarde, hacia el siglo XIII, la ciudad quedó misteriosamente abandonada.

Su edificio más famoso es el Castillo de Kukulcán, una estructura de 25 metros de altura con un templo en la cúspide. En su interior, cada equinoccio sucede ese fenómeno mágico —según unos— y revelador de los conocimientos astronómicos mayas en el que triángulos de luz y sombra sobre la escalera norte forman el cuerpo de una serpiente, que baja hasta la cabeza labrada de la deidad Kukulkán, “serpiente emplumada”.

Dónde comer

  • La Palapa

Es uno de los tres restaurantes del hotel The Lodge at Chichén Itzá, con comida regional yucateca. El lugar es muy agradable y está rodeado de jardines.

Carretera Mérida-Cancún km 120, Zona Hotelera; (985) 851 0070.

Ubicado a escasos minutos de la zona arqueológica, en el hotel Hacienda Chichén, cuenta con una terraza al aire libre y la mayoría de los platillos son yucatecos: crema maya x’catic (elaborada a base de chile x’catic, del cual se dice que es más picante que el habanero), pollo Ixchel a la plancha servido con soufflé de chaya, o pipián de puerco.

Carretera Mérida-Cancún km 120, Zona Hotelera; (985) 851 0045.

Qué visitar

Una vez aquí, la selección depende de la energía, sensibilidad y curiosidad de cada quien. Pero hay algunas estructuras que son obligadas.

  • El Castillo de Kukulcán

Es la edificación más imponente. Su construcción se estima entre los años 650 y 800 d.C. Pero los números de sus medidas están relacionados de manera precisa con las cifras del calendario solar maya: 91 escalones en los 4 lados, es decir, 364; más la plataforma suman 365: los días del año. Si se suman los cinco adornos de cada uno de los cuatro lados del templo dan 20: los días del mes maya.

Además de lo sabido: en cada equinoccio se puede ver descender puntualmente —en un fenómeno de luz y sombra que atrae a miles de visitantes de todas partes del mundo— a la serpiente compuesta por siete triángulos isósceles que bajan hasta llegar a la inmensa cabeza de piedra labrada en la parte baja de la escalera. Este efecto simboliza el descenso del dios Kukulcan (“serpiente emplumada”) a la tierra y suponía el comienzo o fin del ciclo agrícola, según el equinoccio (primavera u otoño).

  • El Juego de Pelota

Además de ser el más grande de Mesoamérica, tiene una acústica especial que permite escuchar una voz a volumen normal de un extremo a otro de la cancha. Se cree que tuvo un significado cósmico, y se trata de una de las construcciones más antiguas del lugar, con fecha inscrita de 864 d.C.

  • El Cenote Sagrado

Aquí se han encontrado esqueletos, joyas y piezas de jade y ónix, es un primer acercamiento no sólo a la belleza, sino a la dimensión simbólica de este fenómeno natural en la península. Y hacia el norte y el poniente del Castillo hay otras muchas construcciones que revelan los vínculos entre esta ciudad y las del altiplano, en especial con Tula. Ahí están el tzompantli (o altar con cráneos), la Plaza de las Mil Columnas y el Templo de los Guerreros.

Alrededores

  • Hacienda San José

La Hacienda San José se encuentra en la región noreste del estado de Yucatán. Las primeras noticias que se tienen de San José Cholul datan de 1794, año en el que la hacienda estaba dedicada principalmente al cultivo del maíz y la cría de ganado, aunque también tenía un huerto y 24 hectáreas sembradas con caña de azúcar.

En el siglo xix se incorporó tardíamente a la producción del henequén. Debido a sus diferentes usos, la hacienda sufrió transformaciones arquitectónicas a lo largo de los años; las más importantes fueron las del auge henequenero. En 1993, Grupo Plan la adquirió para restaurarla y, posteriormente, convertirla en hotel. De su antiguo casco se conserva la casa principal y la capilla; otras construcciones, como los estanques de almacenamiento, funcionan en la actualidad como las piscinas del hotel y de la Habitación del Patrón.

Quien no necesite estar pegado a Chichén Itzá debe considerar esta sublime ex hacienda acondicionada con 11 habitaciones: cuatro son “casitas mayas” con cama colgante, tina exterior y terraza. El restaurante, ubicado en el edificio de la fábrica original, frente a los espléndidos jardines, está a cargo de Alexis Can, quien se sirve de varios de los productos orgánicos del huerto.

Carretera Tixkokob-Tekanto km 30; (999) 924 1333.

 
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