Es uno de los barrios más tradicionales y hermosos de Londres, y para recorrerlo con calma, nada mejor que el frío invernal. El paseo comienza en los Mount Street Gardens y hace la primera parada en Phillips, una casa de subastas cuya historia se remonta al siglo XVIII, y que bien vale una visita, incluso si no se busca comprar o vender nada. Sus exposiciones de arte y diseño, que cambian varias veces al año, son siempre de primera y la entrada es libre.
A dos calles de ahí aparece la nueva sede de la Gagosian Gallery, que inauguró a fines de 2015 con una exposición de Cy Twombly, en un espacio absolutamente contemporáneo, que parece insertado artificialmente en lo que aparentaba una intocable sobriedad clásica: Grosvenor Hill. Sin duda, un signo de nuevos aires para la zona.
De ahí se puede volver por Bruton Street y sus escaparates hasta la galería Victoria Miro. Esta galería nació en los ochenta y marcó un hito en la exhibición de obra de artistas internacionales en Londres, así como en la formación de talentos locales. Para el año 2000 abrió un nuevo espacio: una antigua fábrica de muebles —sitio verdaderamente excepcional—, en la que se incluyó un área al aire libre donde se han mostrado piezas lo mismo de Yayoi Kusama que de Doug Aitken o de Ian Hamilton Finlay.
Sobre St. George, Shapero Rare Books es peligrosamente fantástica. Aquí compran libros, grabados, serigrafías y mapas los coleccionistas bibliófilos que viven para eso. Su sección de viajes es de las que incluyen primeras ediciones de guías de viaje del siglo XIX, escritas por aquellos exploradores que completaron el mapa del mundo.
Después de asomarse a Hauser & Wirth, otra de las grandes galerías del barrio, se puede recorrer la famosa Savile Row de los sastres y seguir hasta la Royal Academy rumbo a Sprüth Magers (con las boutiques de New Bond Street de por medio) y David Zwirner (sí, otras dos galerías ineludibles, pues esta zona es como el pasillo principal de Art Basel).
A la hora de recargar energías sería bueno elegir The Wolseley. Hace poco más de diez años, los visionarios Chris Corbin y Jeremy King se hicieron de este inmueble estilo veneciano y lo transformaron en uno de los más fantásticos restaurantes de la ciudad, desde la hora de los huevos Benedict hasta la del coq au vin o la hamburguesa y los tragos nocturnos —muy nocturnos.
En la noche, lo ideal sería sentirse como local en una de las residencias de Grosvenor House Suites. Servicio de súper lujo, como los mejores hoteles, pero con el sentimiento de estar en casa, y en el mejor barrio de Londres (con vista a Hyde Park). Especialistas en hacerte sentir como locales puedes terminar el día con una cena privada o un masaje, para aquellos que necesitan recuperarse después de la caminata.
Para seguir la ruta:
