El nuevo lujo a bordo: una travesía atípica en crucero

Celebrity Beyond, la más reciente adición a la familia de barcos Edge de la marca, redefine la manera como viajamos en crucero y abre las puertas hacia un “nuevo lujo”.

24 Jun 2022
El nuevo lujo a bordo: una travesía atípica en crucero

Foto: cortesía Celebrity Cruises

¿De qué va este nuevo lujo del que todos hablan? La rimbombancia y extravagancia extrema se sienten antiguas ahora. El lujo contemporáneo está en el tiempo, la salud, la tranquilidad, aspectos que valen oro en esta época pospandemia.

Llegamos al puerto de Southampton el lunes por la mañana. El viento frío fue la primera señal de que lo que nos esperaba sería muy distinto de aquello que se vive en un crucero caribeño. Me sugirieron que bajara la app de Celebrity Cruises para organizar mi día, y así lo hice. Me llamó la atención que el wifi estuviera disponible para todos sin costo extra. Y es que, después de tanto tiempo de home office, es normal que estemos acostumbrados a la conexión constante. Parece que en este crucero lo entienden.

Foto: Vanessa Paez

Un cuarto con vista (infinita) al mar

Entré a mi camarote. Me recibió una ventana de piso a techo, con una vista infinita al mar. Cuando me acerqué, me di cuenta de que, si la abría, mi sala se convertía en un balcón, que el camarote no era ese lugar apretado característico de una embarcación, sino todo lo contrario. Entonces supe que estaba en el lugar indicado.

Ya instalada, era momento de explorar el barco. Entre su diversa oferta gastronómica –como Le Voyage, con un menú creado por el renombrado chef Daniel Boulud–, sus bares, el spa, las diversas opciones de entretenimiento, las boutiques, la oferta artística, fotográfica y de diseño, no sabía ni por dónde empezar a vivir la experiencia Beyond.

El hambre me llevó al buffet de Oceanview Café: una selección de fromagerie curada por expertos, una barra de pizzas preparadas al momento y una barra de postres que parecía sacada de una postal francesa. No fue fácil elegir.

Foto: Vanessa Paez

Cuando estábamos a punto de zarpar, fui al coctel de inauguración en el Sunset Bar, ubicado en la popa del barco. Ahí se presentó la capitana Kate, quien está al mando de la embarcación. Ella es la primera mujer en sacar un barco del astillero, el lugar donde se construyen los barcos y que en esta ocasión se encontraba en Saint-Nazaire, Francia. “If you can sea it, you can be it”, se lee en su biografía en redes sociales, donde se ha convertido en todo un personaje y modelo a seguir.

Por la noche cenamos en Le Grand Bistro, donde vivimos la experiencia de Le Petit Chef, un show culinario inmersivo en el cual un pequeño cocinero prepara platillos frente a ti mediante video mapping. Fue un día que me dejó el corazón (y el estómago) lleno y contento, así que me fui a dormir para estar lista para el segundo día en altamar.

Foto: Vanessa Paez

Al despertar –después de abrir mi balcón y disfrutar la vista un rato– me tomé el tiempo para dar un paseo por las suites del barco. The Retreat es la zona con las suites más exclusivas del lugar y quedé sorprendida con el diseño y la arquitectura de cada una de ellas. Todos los espacios están pensados para convivir no sólo con tus acompañantes, sino con el lugar, el mar y la vista.

Amanecer en mar abierto

Las que más destacan dentro de la categoría son las Iconic Suites, con vistas panorámicas de principio a fin y más de 230 metros cuadrados de espacio interior y exterior. Tienen una terraza privada con jacuzzi, una sala, comedor y dos cuartos con vista al mar. El diseño de las mismas estuvo a cargo de Kelly Hoppen, la famosa interiorista británica.

Foto: Vanessa Paez

La segunda noche cenamos en Luminae, el restaurante exclusivo para los huéspedes de The Retreat. El menú, al igual que el de Le Voyage, lo creó Daniel Boulud. Aún recuerdo la sopa fría de elote dulce con la que comenzó el festín. De las mejores sopas que he comido. Punto.

Saliendo de la cena, me quedé admirando el atardecer más rosa e intenso que he visto en mucho tiempo. Sentí paz. Recuperé el aliento y me dirigí al show nocturno: Stage Door. Una obra digna de Broadway que recopila canciones de los musicales más famosos de todos los tiempos. En un momento escuchabas las canciones de Rent y minutos después todos aplaudían y bailaban al son de Moulin Rouge. 

Para cerrar el día con broche de oro fuimos a una silent party: todos los asistentes tenían audífonos con distintos canales de música. Un ambiente sin prejuicios, lo que confirma que el relaxed luxury existe no sólo en el barco, sino también en las personas que se empaparon de este sentimiento. Nunca pensé divertirme tanto en una fiesta así, pero lo hice.

Foto: Vanessa Paez

Ver a la gente feliz, cada quien en su mundo, bailando y sonriéndole a todos a su alrededor, fue la mejor manera de terminar esta experiencia. Ahí confirmé que ese nuevo lujo estaba cumpliendo con su cometido.

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