48 horas en Florencia: arte, historia y trattorias
Un reencuentro con el arte y la mejor gastronomía italiana.
POR: Liliana López Sorzano
Aunque podrías pasar aquí un mes entero sin aburrirte, en 48 horas podrás darte buena idea de lo que guarda la capital de la Toscana: arte del Renacimiento, callejones entrañables, jardines, palacios, museos y sabrosas trattorias.
Día 1
Mañana
Check in en el Hotel Savoy que combina ubicación inmejorable y si, también un precio de lujo pero que se paga con gusto porque está envuelto en encanto, historia y drama. Habitaciones decoradas con finesa y detalles, ya que incluyen obras de arte seleccionadas, telas coloridas florentinas en los sofás y cojines, diseño contemporáneo italiano en objetos y accesorios que logran darle pertenencia de lugar. A eso se le suman la corta distancia que hay al Domo o a casi a cualquiera de los lugares icónicos de Florencia, más la vista que se divisa a través de sus ventanas sobre la maravillosa Piazza della Repubblica.
Con la ayuda del conserje, reserva con anticipación ya sea en tour o para recorrido personal, entradas a la Galería Ufizzi que encierra grandes obras de arte como la Anunciación de Leonardo De Vinci o el Nacimiento de Venus de Botticceli.
Tarde
Come en la Trattoria Sostanza, un pequeño restaurante que parece sostenido en el tiempo, atendido por meseros amables de la vieja escuela en el que la tradición se sirve de manera sencilla pero con mucha sustancia. Un sartén de hierro fundido llega chisporroteante a la mesa. Es el pollo al burro, bañado en cantidad generosa en mantequilla, súper jugoso por dentro aromatizado con unas hojas de salvia. Es uno de los platillos estrellas del lugar pero también lo son los tortellini in brodo y el tortino de carciofi (tortilla de papas con alcachofa).
Muy cerca de ahí está el Palazzo Strozzi cuyos espacios suelen albergar exposiciones de arte moderno y contemporáneo. El palacio encierra un cuento de telenovela, salpicado por rencores, envidias, venganza y poder entre dos de las familias más poderosas en épocas del Renacimiento: Los Medici y los Strozzi. Su arquitectura evidencia una lucha de poder en la que los Strozzi expulsados de Florencia por los Medici, volvieron para construir un palacio muy parecido pero más grande que el de los Medici.
Noche
Embarcarse en una caminata nocturna es encontrarse con el dramatismo que le genera la iluminación a ciertas plazas como la de San Firenze y toparse con algún cantante de ópera que aprovecha la acústica del lugar y el paso absorto de los viajeros. Para terminar la noche, ve a Locale, uno de los mejores bares de la ciudad, incluido en la lista The World’s 50 Best Bars. El lugar está dominado por una inmensa barra rodeada de vegetación y techos altos, la cual se siente clásica pero moderna a la vez, desde donde despachan cocteles de autor hechos con procesos esmerados que se adaptan a cada estación. En otoño, los ejes eran por ejemplo la calabaza, la uva o la zanahoria con la que hacían un Martini seco.
Día 2
Mañana
Visita la catedral Santa Maria di Fiore o también llamado el Duomo, uno de los lugares más emblemáticos de Florencia, al que hay que observar detenidamente en todos los momentos del día. La luz de la mañana, la del atardecer y la iluminación de noche, todas valen la pena para contemplar la harmonía de este lugar, el estilo de las columnas, los arcos en esa alternancia de mármoles policromados en rosa, color hueso y verde esmeralda. Para subir al campanario, hay que reservar los boletos con anticipación.
Pasa por la Plaza de la Signoria, otro de esos lugares míticos de la ciudad que son para detenerse, ver la gente pasar, y disfrutar de la espléndida fuente de Neptuno, la galería de las esculturas que se encuentran frente al Palazzo Vecchio.
Varias imágenes de la película Hannibal pasan en Florencia y mucha gente recuerda la escena donde perfuma una carta para Clarice con un producto de la farmacia Santa María Novella, la más antigua de Europa, cuya sede original merece una visita, así sólo sea para admirar sus espacios y productos.
Tarde
Muy cerca de los ungüentos, jabones y cremas de la farmacia, se encuentra la Trattoria Marione, ideal para saciar el antojo de uno de los platillos clásicos de Florencia, la bistecca alla florentina (chuletón de ternera cortado). De ahí, camina con el postre en mente hacia el puente alla Carraia. Al cruzarlo, está la Gelateria La Carraia cuyos helados artesanales de ingredientes seleccionados son todos recomendables, en especial el de amarena.
Siéntate a disfrutarlo mientras se observa el reflejo de los edificios sobre las aguas del río Arno. Dirígete al Palazzo Pitti y pasar la tarde en los jardines Boboli para ver el atardecer desde la fontana de Neptuno, desde donde se divisa la ciudad a los lejos y sobresalen los techos de tejas rojas. De regreso hacia el hotel, otra parada técnica es la fastuosa tienda de Ginori, una de la fábricas de porcelana más reputadas de Italia. Son objetos de deseo y para quien no quiere llevarse una vajilla entera, se puede comprar alguna pieza por separado como recuerdo de su arte maravilloso.
Noche
Para terminar el día, cena en Osteria Gucci que ostenta una estrella Michelin. El célebre chef Massimo Bottura de la Osteria Francescana fue el encargado de desarrollar para la marca de moda que nació en Florencia, un restaurante que uniera puntos en común con las respectivas filosofías. La chef mexicana Karime López es quien lidera los fogones, presentando su visión libre de la cocina italiana, la cual se nutre con sus viajes y con su país de origen. Por eso dentro del menú conviven platillos como una tostada de maíz morado con bonito marinado con unos tortellini en crema de parmesano.
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