La fama que hace a París uno de los destinos más visitados del mundo se debe, en gran parte, al esplendor de otros tiempos que es tangible en cualquier rincón de la ciudad. No sólo se encuentra entre sus diversos museos y palacios, sino también en sus calles y en la vida diaria de sus residentes. Pero, quizá uno de los mejores spots para vivirlo en carne propia, en su versión más honesta, sea en Les Puces de Saint-Ouen, uno de los mercados de pulgas más grande de París e incluso del mundo entero.
Los mercados de pulgas siempre son un puente a otros tiempos y una mirada alternativa de cualquier destino. Las antigüedades y objetos extraños que se amontonan en cada puesto cuentan la historia secreta de las ciudades, aquella que no necesariamente se documenta o tiene lugar en un museo, pero que muestra la cotidianidad del pasado. Los intereses, la estética, el gusto y las diversiones de un tiempo lejano.
Hallazgos en Les Puces de Saint-Ouen
En Les Puces de Saint-Ouen es posible encontrar testimonios sobre una sociedad parisina que siempre le ha interesado a la historia por la inmensa influencia que tiene en nuestra cultura. Los muebles, artefactos, lecturas, arte, discos o joyas quizá sean la mejor forma de acercarse a los años veinte o al París de los ochenta que tanto nos intrigan.
La magia sucede al norte de la ciudad, muy cerca de la Basílica del Sacre Coeur y la intensa vida de Montmartre. Muchos lo consideran el mercado de pulgas más grande del mundo, pero eso es un poco tramposo porque en realidad se trata de varios mercados que históricamente se fueron asentando en esta parte de la ciudad.
Todo se remonta a finales del siglo XIX y principios del XX, cuando los “crocheteurs” o recolectores abundaban en la ciudad, escarbando entre la basura y buscando algún deshecho valioso al que pudieran ponerle un precio. Sin embargo, este era un oficio mal visto y con la intención de limpiar la ciudad los recolectores fueron expulsados por las autoridades hacía Saint-Ouen, que por entonces era un pueblo fuera de París.
Ahí se asentaron y, a pesar de los esfuerzos por anularlos, continuaron con sus actividades que empezaron a popularizarse después de la Segunda Guerra como una alternativa de mejor precio, durante tiempos de necesidad. Las compras en Saint-Ouen crecieron tanto que se convirtió en una de las zonas comerciales más importantes de París y hasta la fecha sigue siendo así.
Les Puces de Saint-Ouen hoy se extiende en 16 mercados y más de dos mil tiendas dedicadas a las antigüedades y los tesoros de otros tiempos. Entre sus calles hay sitios de muchísima reputación como el mercado Paul Bert Serpette que es frecuentado por decoradores de todo el mundo. La zona además ha crecido con nuevas tiendas vintage, donde puedes encontrar desde ropa ochentera, hasta cámaras y discos de vinil.