Entre las filas, los no tocar y las fotos sin flash, normalmente pensamos en los museos como un espacio inmaculado, donde el orden manda sobre todas las cosas. Ni hablar del Louvre, que quizá sea el más famoso y sin duda uno de los más visitados en todo el mundo. Ahí incluso se han puesto barreras y capas de vidrio para establecer distancia entre la Gioconda, la obra más importante del recinto, y los miles de visitantes diarios.
Pero, en estos días unos cuantos afortunados podrán correr, bailar y hacer yoga en sus salas, todo como parte de la iniciativa “Run in the Louvre”. Y es que el museo se ha contagiado de la emoción y los preparativos rumbo a los Juego Olímpicos, que tomarán París este verano.
El frenesí ya ha transformado otros de los espacios más importantes de la ciudad, como el río Sena, donde sucederá la ceremonia de inauguración del evento. Sin embargo, lo del Louvre es algo inédito, una oportunidad única para los amantes del arte, a la que cualquiera se puede sumar. No hay necesidad de ser un atleta de alto rendimiento.
¿De qué se trata Run in the Louvre?
Run in the Louvre sucede durante las primeras horas de la mañana, justo antes del horario de apertura habitual del museo, cuando aún está vacío y se pueden aprovechar algunas de sus salas más ilustres para que un puñado de visitantes se ejerciten y conozcan el museo de una manera imprevista.
Se trata de una serie de sesiones de activación en las que grupos de no más de 30 visitantes participan en clases de yoga, cardio o baile. Las actividades se llevan a cabo en algunos de los espacios más emblemáticos del museo, como la Salle des Caryatides o el Cour Marly, entre obras renacentistas y la colección de estatuas del rey Luis XIV.
Las clases son una extensión de la exposición temporal “Olympism: Modern Invention, Ancient Legacy”, donde el Louvre precisamente hace un recorrido de la historia de los Juegos Olímpicos a través del arte antiguo.