Camarga: el destino más enigmático del Mediterráneo

Esta franja de costa al sur de Francia no suele estar en las principales guías del Mediterráneo, pero Camarga esconde varios rincones imperdibles.

02 Jul 2024

En nuestra categoría de secretos mediterráneos, Camarga tendría que contarse aparte. No nos referimos simplemente a otra de las islas que se han escapado de los itinerarios, sino de una región enigmática que nunca ha encajado con sus populares vecinos. Y es que, aunque técnicamente es parte de la Provenza y la Costa Azul, aquí el paisaje y las costumbres no tienen mucho de destino veraniego.

Cuando hablamos de Camarga, en realidad nos referimos a una región de humedales que, por su naturaleza, recuerda a los pantanos de Luisiana y, por sus costumbres, al Viejo Oeste. Lo que más se conoce de ella en el resto del mundo son precisamente sus variantes autóctonas de toros y caballos que crecen salvajes, pastando en este extraño ecosistema.

Quien recorre su naturaleza pronto se dará cuenta de que éste es un destino con muchas facetas, todas igual de impredecibles.

¿Qué hacer?

La premisa aquí es sencilla: venga por la naturaleza, con tal abundancia como en pocos lugares de Europa y unas características que no son fáciles de encontrar en el resto del mundo. De hecho, Camarga está clasificada como reserva de la biosfera y protegida por la UNESCO. Esto, en gran parte, por las más de 500 especies de aves que aterrizan en sus parajes para el descanso.

Hay que buscar a los flamencos, que aparecen durante los meses de calor y se pueden ver en lugares como el Parque Ornitológico de Pont du Gau. Otras aves típicas de la zona, junto con los característicos caballos y el famoso toro de la región, se pueden ver deambulando por los senderos o cruzando los canales del Parque Natural Regional de Camarga.

Más al norte también hay varios pueblos de postal que por su encanto han cautivado a personajes como Van Gogh, quien vivió en y retrató la ciudad de Arlés. El pintor holandés pintó los puertos, el campo y los edificios de la región, además del famoso dormitorio en Arlés. Algo de ese legado puede verse en L’espace Van Gogh.

Así como el Danubio parte las grandes ciudades de Europa oriental, Camarga creció en torno al río Ródano, donde se erigieron ciudades como Martigues, la “Venecia de Provenza”, o la amurallada Aigues-Mortes. Para una, siempre bienvenida, probada del Mediterráneo también están las playas de Sainte-Maries-de-la-Mer.

¿Dónde quedarse?

El campo de Camarga no guarda muchas pretensiones, pero algunas opciones de hospedaje, como Le Mas de Peint, logran acercar a sus huéspedes con las complejas tradiciones ganaderas de la región, al integrar lujos y comodidades en un hotel boutique.

En Arlés, la historia es un poco diferente. L’Arlatan, justo frente al Ródano, es un antiguo edificio del centro histórico que fue renovado para que cada habitación sea una obra de diseño contemporáneo a su propia manera. Muy cerca de ahí, L’Hôtel Particulier tomó una casona del siglo XIX y la transformó en una propiedad de 16 habitaciones, con alberca y spa, justo en medio de la ciudad.

¿Qué comer?

La tradición ganadera de Camarga pega de lleno en su gastronomía. El platillo más ilustre de la zona es, sin duda, el gardiane: una especie de estofado que usa la carne del toro con denominación de origen.

La cocina moderna también se ha hecho espacio con lugares como La Chassagnette, del chef Armand Arnal, o Le Gibolin, donde se aprovecha la abundancia de ingredientes locales que se dan en la región.

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