A 40 minutos del aeropuerto de Palma hay un paraíso particular que es parte de la historia viva
de Mallorca. Rodeado de 520 hectáreas, con la sierra de Tramuntana de fondo –una zona declarada Patrimonio de la Humanidad por la unesco– y vistas únicas al Mediterráneo, está emplazado el nuevo hotel Son Bunyola. Es la novedad del verano en la mayor de las islas Baleares, aunque su historia se remonta a la época de la conquista, en 1229, de cuando datan los primeros vestigios de la finca.
La base de la casa histórica tiene reminiscencias arquitectónicas de los siglos XVI y XVIII –una de sus suites es parte de la torre de defensa original del siglo XIII–, y fue construida con el estilo típico mallorquín de las grandes masías de la época. A lo largo de los siglos, la propiedad fue cambiando de manos entre la nobleza y familias locales, hasta que en 1994 la adquirió el magnate británico sir Richard Branson. El famoso empresario, fundador de Virgin Group y pionero de los viajes espaciales turísticos, pasó muchos veranos de su infancia con su familia en la isla y su fascinación por ella siguió intacta a lo largo de los años. Así fue que la compró y a mediados de los noventa sumó la construcción y remodelación de tres villas dentro del predio: Sa Terra Rotja, Sa Punta De S’Aguila y Son Balagueret –la única original de la época, que conserva un torreón y un antiguo mirador del siglo XV–. Pero su proyecto se truncó, ya que no podía obtener la licencia para desarrollar la finca como hotel, y debió vender todo en 2002. Aun así no se dio por vencido y en 2015 volvió a comprar la propiedad, con la determinación de revivirla para huéspedes y convertirla en una de sus residencias. En 2021 comenzó la restauración histórica, con la gestión de Gras Architects, y en junio de este año se inauguró como el encantador hotel de lujo de 26 habitaciones que es.
Si hay algo que distingue a Son Bunyola, es su calidez y su belleza acogedora, donde cada detalle estuvo pensado para honrar el lugar, respetando el estilo mallorquín con estampas típicas, colores claros y materiales nobles como la madera, la piedra y el hierro forjado, todo con la curaduría del diseñador de interiores mallorquín Rialto Living. También su gastronomía sigue la misma línea en sus dos restaurantes, Sa Terrasa y Sa Tafona, de inspiración mediterránea y farm to table, con menús basados en productos locales, frescos y de estación –muchos provienen de la propia finca–, a cargo del chef ejecutivo Samuel Galdón.
La finca está rodeada de olivares, algarrobos, almendros y vides –esperan tener listo su propio vino de Malvasía, típico de la zona, a partir de 2026–, y el entorno invita a hacer de todo: andar en las bicicletas que están a disposición de los huéspedes, tomar una clase de yoga mirando al mar, darse un masaje relajante en el spa, nadar en la imponente piscina de 28 metros de largo o caminar hasta la playa para un buen chapuzón.
Como en casa
Son Bunyola forma parte de Virgin Limited Edition, el portafolio de propiedades de Richard Branson en ubicaciones privilegiadas del mundo, y es uno de los lugares donde vive durante parte del año. La colección incluye destinos como Suiza, Marruecos, las islas privadas Moskito y Necker en las Islas Vírgenes Británicas –donde está su casa “oficial”– y lodges de safari en Sudáfrica y Kenia. Son Bunyola Estate, en Mallorca, es el octavo hotel de la colección y el primero en Europa.