“Donde fueres, haz lo que vieres”, es algo que los viajeros nos repetimos constantemente para evitar miradas incómodas de los locales. Esto es lo que hay que hacer (y lo que no) en Madrid.
Madrid no madruga
El madrileño se mueve a su propio ritmo. No se puede desayunar a las 9:00 cuando la fiesta terminó a las 6:00. Para comer algo (ligero) por la mañana hay que salir por ahí de las 10:00. Encontrar un lugar que sirva desayunos antes de eso no será fácil.
El tiempo es relativo
Los horarios parecen no importarle mucho a los madrileños. Los lugares pueden marcar horas de apertura, pero no es raro que no se respeten.
Desayunar con brandy
Es común ver gente desayunando con una especie de carajillo, pero en lugar de usar Licor del 43, mezclan el café con brandy.
Deshoras
La mayoría de los restaurantes (y otros negocios) cierran de 14:00 a 17:30. En Madrid, el día es casi la preparación para la noche, y no al revés. Ya no es tan usual, pero sigue siendo buena idea tomar una siesta por la tarde para aguantar el trajín nocturno: el tapeo y las cañas empiezan desde las 18:00 y se prolongan hasta pasadas las 21:00, mucha gente cena a las 23:00 y la fiesta arranca después de la medianoche.
Moverse en metro
Si uno se mueve en metro hay que tener en mente dos cosas: el transbordo en Diego de León de la línea 4 a la 6 es el más largo, toma nueve minutos caminando. La estación de Cuatro Caminos es la más profunda de toda la red del metro, siete tramos de escaleras que descienden a un andén a 45 metros bajo tierra.
Mi barrio, tu barrio
Los madrileños habitan las calles. La vida de barrio es muy intensa. Las fronteras entre un barrio y otro parecen depender más de la persona que las enuncia que de una línea geográfica que la delimite.
Más allá de Sol
Como en cualquier destino, hay una serie de atractivos base que hay que palomear —la mayoría ubicados en el centro de la ciudad—. En el caso de Madrid, hay sitios históricos en lo que solían ser las afueras (hoy, comidas por la mancha urbana) y la mayoría de lugares con propuesta interesante se encuentran cruzando la icónica Puerta del Sol.
Cerrado por vacaciones
Así como se vive en las calles, en verano se ocupan las terrazas; la opción preferente para tomarse una caña en lugar de un espacio cerrado. Pero a partir de agosto (las vacaciones oficiales) no sólo mucha gente sale, sino que muchos negocios cierran y es común ver letreros de “nos vemos en septiembre”.
Descortesías
En Madrid no es necesario decir “me regala, le molesto, podría por favor”, etc., y mucho menos hay que esperarlo de vuelta; entre más directo, mejor. Cada vez es más común dejar propina en Madrid, no una cifra específica o un porcentaje, pero sí un euro si el servicio fue muy bueno.
Más allá de la M-30
Hasta hace poco, parecía que no había nada interesante para visitar en Madrid más allá de la M-30. Hoy, el periférico madrileño es una frontera cada vez más tenue, mientras la vida cultural se aleja del bullicio del centro a los barrios de la antigua periferia, como Usera y Carabanchel. Incluso como visitante, merece la pena cruzar la M-30 y conocer otra cara de Madrid.
Nadie es de Madrid
Dicen que Madrid no es de nadie, es de todos. De aquellos que se han mudado a la capital y la cultura que traen con ellos. Es difícil encontrar a alguien con ascendencia 100% madrileña, algún abuelo será de Valencia, de Galicia o de Sevilla.
Todo lo bueno se concentra en Madrid
Como buena capital, también reúne lo mejor de todo el país, así que es relativamente sencillo encontrar pescado fresco.
De grifo
Sea cerveza, vermut o agua simple, en Madrid es mejor beber directo del grifo. El agua de Madrid es tan buena que es un orgullo para los ciudadanos. De hecho, la marca Agua de Grifo de Madrid de dos jóvenes capitalinos busca embotellarla y venderla por toda España, aunque por ahora se limitan a vender souvenirs.
Madrid es un mundo
Madrid no sólo concentra población de otras partes de España, sino también de extranjeros. A diferencia de otras capitales europeas, la mayor concentración de migrantes (siendo Rumania el país de donde más se emigra a España) es el Centro, mientras que el barrio donde menos se siente la multiculturalidad es el vecino Retiro.
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Foto de portada: Diego Berruecos
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