En la madrileña Puerta del Sol comienzan los caminos y los años. En ella se encuentra el kilómetro cero de la red de carreteras españolas y también el reloj al que todos los españoles miran para despedir el año y dar la bienvenida al que comienza.
Esas célebres campanadas que marcan el paso para tomar las 12 uvas la noche del 31 de diciembre. La tradición obliga y parece que el cuerpo (y el alma) lo piden este año con más ganas. Sí, hay ansia por despedir el año y entrar con buen pie en un 2022 del que se espera, como en casi todas las geografías, que sea mejor que el anterior. Y a pesar de que las autoridades municipales han limitado el aforo a la siempre concurrida Puerta del Sol en la Nochevieja, a la que cantó Mecano, Madrid es una de las pocas Comunidades Autónomas cuyos establecimientos de hostelería y ocio no exigen pasaporte COVID y, a diferencia de lo que ocurrió el año pasado, la mayoría de los grandes hoteles de la ciudad organizan galas y cotillones.
Con test de antígenos mediante, apetece un poco de glamour y lucir palmito en smoking y lentejuelas en los nuevos escenarios de la Villa y Corte. Four Seasons, Mandarin Oriental Ritz Madrid y Rosewood Villa Magna celebran esta semana sus primeras galas de Nochevieja. Seguro que no las olvidan.
La decoración del Four Seasons, en el chaflán de la tan madrileña Calle de Alcalá, ya se convirtió el año pasado en unas de las imágenes de la Navidad en España. Ahora es el interior el que tiene que estar a la altura. Y parece que lo estará. Sus 1.300 euros le convierten en la opción más cara de la capital de España para despedir el año. Eso sí, no faltará de nada: ofrece cena, recena, cotillón, buena música en vivo y naturalmente ese chocolate tan español antes de despuntar el día. El hotel está tan cerca de la Puerta del Sol que hasta puede salir uno a darse un pequeño garbeo para ver las agujas del reloj más célebre de la noche.
Muy cerquita de la zona, nos espera el antiguo Ritz, desde hace unos meses Mandarin Oriental Ritz Madrid. Con su primera estrella Michelín recién estrenada, la gran dama de la hotelería madrileña juega la baza de la alta gastronomía firmada por el chef valenciano Quique Dacosta.
El último recién llegado, Rosewood (propiedad del grupo mexicano RLH) se estrena en un renovado Villa Magna que ha optado por un perfil festivo más bajo, al igual que otra de las nuevas joyitas del lujo hotelero madrileño: el recién renovado Santo Mauro. Dos opciones interesantes para despedir el año con amigos y en familia en nuevos y exquisitos espacios debutantes pero más calmados.
Y entre los clásicos madrileños, esos de toda la vida, no conviene olvidar las galas del Westin Palace, que se celebra bajo la cúpula de su célebre y centenaria rotonda, ni la del imponente “ball room” del Intercontinental. Barra libre hasta las 5 de la mañana en el hotel preferido de Ava Gadner. Ya sabía, “el animal más bello del mundo”, como la apodó su marido Frank Sinatra, qué larga y animada es la noche madrileña. ¡Especialmente la más vieja del año!