Salvo para los viajeros españoles, que nunca han sido ajenos a la belleza de las más de 200 playas de la Costa Blanca, Alicante no es precisamente el primer destino del Mediterráneo. Otros sitios con más fama suelen opacarlo durante la temporada y lo cierto es que no es el lugar jetsettero tradicional.
Aunque hay lujo de sobra y excepciones muy populares, como la famosa Benidorm, esta costa española se diferencia antes que nada por su atractivo natural, que viene en forma de, sí, muchas playas y calmadas aguas azules, pero también senderos, acantilados, bosques de pino y piscinas naturales.
¿Qué hacer?
Hay que pensar en Alicante como un lugar que junta las mejores facetas de España: su tradición, naturaleza y cultura bajo un promedio anual de 300 días de sol. Está su capital homónima, donde se concentra buena parte de la actividad de la región, incluyendo gastronomía, cultura y conectividad, además de playas extensas y muy populares, como la del Postiguet o la vecina San Juan.
La ya mencionada Benidorm es su versión más popular. Hasta su puerto suelen llegar yates de toda Europa, sobre todo de Reino Unido. Desde mediados del siglo XX ha crecido rápido y hacia arriba, convirtiéndose en algo así como la versión ibérica de Manhattan.
En contraste, el clásico pueblo español también tiene cabida en rincones como Jávea, uno de los favoritos en la pintura de Joaquín Sorolla. También Altea, que desde su costa se ve el famoso peñón de Ifach, y la paradisiaca isla de Tabarca.
¿Dónde quedarse?
Como uno de los centros turísticos de España, las opciones de hospedaje no faltan en la región de Alicante. Empezando por la propiedad original de Sha Wellness Clinic, que, más que un hotel es una clínica wellness que ofrece profundos programas de salud y, de hecho, acaba de llegar a México con su segunda ubicación en el mundo. Se encuentra en Altea Bay, cerca de Benidorm, en los acantilados del Parque Natural Sierra Helada, donde la estancia es un programa completo de renovación física y mental que ha sido reconocido en todo el mundo.
La cadena hotelera pública española Paradores, con más de cien hoteles en lugares de interés histórico y cultural en todo el país, también tiene presencia en Alicante, específicamente en el pueblo de Jávea, con una propiedad costera con playa y muelle propios.
¿Qué comer?
Decir que se puede comer bien en España es una redundancia, una obviedad, pero esta región tiene una cocina característica con fama global. Incluso presumen de tener la mejor paella o arroces, como se le conoce a secas de manera local, que se prepara de formas diversas y usando ingredientes de mar y tierra. Lo mejor, como muchas otras recetas tradicionales, es probarla en su versión casera, pero hay restaurantes típicos como Casa Gloria, en la isla de Tabarca, o Daksa y Arrocería Redes en Alicante capital, donde la experiencia está casi completa.
Irse de tapas por el Mercado Central de Alicante es uno de los mejores planes en un viaje por la región. La arquitectura del edificio modernista, de principios del siglo XX, es razón suficiente, pero aquí también vive lo mejor de la tradición gastronómica levantina.
¿Qué beber?
Además de buena comida, la región de Alicante también está plagada de abarrotados beach clubs y pubs (esto por la enorme afluencia británica). Conviene salir un poco de ruta y encontrar la mixología de lugares como The Whisper, en Alicante capital, que por sus buenos tragos se ha convertido en la sede oficial de las tardeadas locales.
En los pueblos de las playas solitarias nunca faltará algún chiringuito para picar algo y tomarse una cerveza fría. En Jávea, por ejemplo, Cala Clémence del Portichol tiene unas vistas inigualables del Mediterráneo, desde lo más alto de un acantilado.
