El antiguo búnker que ahora es un hotel en Alemania

Este edificio de 58 metros de altura es el búnker de St. Pauli, en Hamburgo. Una estructura que ha dominado el horizonte de la ciudad durante más de 80 años. Aunque su origen está ligado a una de las épocas más oscuras de la historia alemana, construido con mano de obra forzada durante el régimen nazi, ahora ha encontrado una nueva vida, transformándose en un espacio moderno que integra gastronomía, cultura y hospitalidad.

Hoy, el Búnker de Hamburgo es mucho más que un simple recordatorio del pasado. El edificio ahora alberga dos restaurantes, espacios de coworking, un hotel de cinco pisos, un bar y un impresionante jardín colgante en el rooftop. La ambientación y la oferta cultural están claramente orientadas a quienes disfrutan de la historia de la música moderna, algo que tiene mucho sentido ya que Hamburgo fue el lugar donde los Beatles iniciaron su carrera, en los años 60. Próximamente, también abrirá una escuela de música.

El búnker se encuentra en el barrio de Karoviertel, una zona moderna y cool de Hamburgo que está repleta de cafeterías, tiendas vintage y el famoso club nocturno Knust. Esta zona contrasta de manera única con el pasado fortificado del búnker, brindando a la zona un aire de renovación y creatividad.

Gastronomía de altura

Además de la música, la cultura y la hospitalidad, la nueva versión del búnker de St. Pauli se ha llenado de opciones gastronómicas imperdibles. Karo & Paul, dirigido por el chef alemán Frank Rosin, abrió en abril de 2024 y ocupa los tres primeros niveles. Si prefieres algo más elevado, el restaurante La Sala, en el quinto piso, te espera con vistas espectaculares y un menú internacional. Finalmente, en la cima del búnker se encuentra el Green Beanie, un jardín en la azotea que ofrece un bar. Lo mejor de todo: es accesible para el público de forma gratuita.

Aunque la historia de la estructura es bastante pesada a nivel histórico, el objetivo de poner vegetación, sobre todo en la terraza, es para darle un lado positivo y que la gente pueda sentirse en calma, a pesar de la energía que esconde el lugar.