La idea de viajar ha cambiado mucho desde que el ser humano comenzó a hacerlo. Entre los viajes de exploración del siglo XV, los trasatlánticos del XIX y los viajes tal y como los hacemos ahora hay, por así decirlo, un mundo de diferencia. Y esto no es un lugar común: aunque nuestro planeta es el mismo, las muchas formas de recorrerlo lo han modificado sustancialmente, al grado de que en verdad pareciera ser otro distinto en cada una de esas épocas.
Actualmente, la tecnología, los medios de transporte y las nuevas formas de comunicación han hecho de los viajes una operación que algo tiene de inmediata, como mucho de nuestra época. Todo parece al alcance de la mano, todo parece ya conocido, todo también parece poder reducirse a una unidad de información (una fotografía de Instagram, una búsqueda en Google, un estado de Facebook).
Pero esto solo en apariencia. Como bien revelan las ilustraciones que ahora compartimos, hay ciertos aspectos del viaje que conservan una cualidad que escapa a la inmediatez de nuestra época, que, por el contrario, aun provocan entusiasmo, sorpresa, deseo de salir de lo conocido y estar abierto a lo que ignoramos, y más. La gráfica es obra de Sarah Cooper, escritora y comediante.
Ahora bien, unas cuantas preguntas, para determinar tu sepa viajera:
¿Cuándo llegas a un lugar sin wi-fi lo celebras como parte de una experiencia inusual o te parece una pesadilla?
¿No puedes esperar para regresar o lo haces un poco resignado?
¿Despilfarras o buscas las mejores tarifas?
¿Aprovechas el tiempo al máximo o prefieres descansar?
¿Empacas todo lo necesario (y un poco más) o siempre olvidas algo?
¿Viajas miles de kilómetros para buscar replicar tus hábitos en otras latitudes?
¿Investigas previo a tu viaje para enriquecer tus vivencias o en realidad bajas del avión y esperas a entender a dónde es que estás llegando?
¿Eres un viajero o simplemente buscas escapar de vez en cuando de una realidad que no te satisface?
Cada quien tendrá sus respuestas…
