Visité L’Ecole Nationale de Cirque, en Montreal, la escuela donde se preparan los artistas que participan en los espectáculos del Cirque Du Soleil. Parecía una escuela como todas, en una construcción de cuatro pisos. Al interior, paredes blancas con puertas grises cerradas, algunas entreabiertas donde sólo se veían pupitres y pizarrones, pero me llevaron por un pasillo que finalizaba en un gran ventanal, ubicado casi a la altura del techo del salón de prácticas.
Sólo un vidrio y unos cuantos metros hacia el frente me separaban de una hermosa pelirroja de cabello largo y alaciado que se sostenía de un aro colgado a nueve metros de altura, utilizando una pierna y sus manos, mientras daba vueltas y movía su cabellera hacia atrás. Recibía indicaciones del profesor, que estaba en el piso. La pelirroja estilizaba su cuerpo cada vez que recibía una indicación, para lograr la mejor posición en las alturas.
A la derecha del salón, que más bien parecía una enorme bodega, estaba un chico de rasgos asiáticos, practicando barras, era un juego de niños para él, una actividad cotidiana que efectuaba con facilidad: se paraba frente a ellas, las tomaba con las dos manos, levantaba las piernas y se balanceaba para tomar impulso hasta quedar de cabeza por varios minutos. Mientras doblaba una de sus rodillas, sus brazos temblaron y justo cuando estaba por formar una “L” perfecta, perdió el equilibrio. Corriendo, apareció otro maestro para sostenerlo e impedir que cayera de golpe.
Al fondo había una alberca con cubos de hule espuma y encima unos trapecios que aún se balancean, también unos tumblings, donde algunos alumnos saltaban y daban piruetas en el aire. El lugar parecía un gran escenario en el que se llevaba a cabo una especie de ensayo para cualquier espectáculo del Cirque. Hasta ganas me dieron de ser parte de una de esas clases y contar con aquella fuerza extrema que los alumnos exhibían.
L’Ecole Nationale de Cirque no es nada nuevo, tiene más de 30 años impartiendo clases y es la única universidad de circo certificada en el continente americano. No es tan fácil ingresar, la mayoría de los estudiantes entraron a los 9 años de edad y tienen décadas de ejercitarse. También hay cursos de posgrado para especializarse en diferentes disciplinas, y para prepararse como instructor. Todos deben contar con un seguro de gastos médicos vigentes.
De los egresados, hay quienes se van a los espectáculos del Cirque, o quienes se convierten en gimnastas profesionales, yo sólo pude comprarme una camiseta en la tienda de souvenirs de la escuela y me fui con ella, algunas entrevistas y la certeza de la calidad de estudios que ahí se imparten y que logran los grandes espectáculos que hemos visto de esta compañía.
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