El néctar de Tulum

Una escapada ecológica a la Riviera maya, donde las abejas milenarias obsequian bienestar.

10 Nov 2017

Directo a la playa   

Llegando del aeropuerto de Cancún, la emergencia consiste en lanzarse al agua en una playa paradisiaca y despoblada, desconectándose por completo. La urgencia del salto liberador al mar está muy bien captada por los hoteleros, que suelen ofrecer un coctel de bienvenida directamente en la arena, antes siquiera ingresar a la habitación.

Elegir un hotel totalmente ecológico tiene esta ventaja: seguir el ritmo del sol que alimenta los paneles solares, despierta el cuerpo con la luz natural y lo adormece tras largos baños en el Caribe. Por ecológico hay que entender hoteles autosustentables que fueron construidos con un impacto ambiental mínimo, utilizando materiales disponibles en el entorno, integrándose así con la rica vegetación del paisaje. Y cuando hablamos de integración, es un eufemismo.

El murmullo de las olas llega tan fuerte a la habitación que uno tiene que tocar las paredes para asegurarse que no se durmió en la playa misma. Al final de la zona hotelera, donde están ubicadas nuestras dos sugerencias, no hay ningún ruido ni huella de actividad humana de noche. La caminata sobre la arena con el mar a la derecha y la jungla a la izquierda, en total oscuridad, oscila entre sensación de aventura y experiencia mística zen.

El regalo de las abejas mayas

A 10 kilómetros de las playas paradisiacas se encuentra otro Tulum, la alternativa de disfrutar la vida del pueblo y particularmente de las abejas mayas. Patrocinados por la premio nobel Rigoberta Menchú, dos franceses decidieron voluntariosamente rescatar a estas abejas tan particulares que no pican y casi desaparecieron. ¿La idea? Capacitar a las comunidades mayas para que recuperen las antiguas diosas de la región y participen en la producción de la miel más cara del mundo, usada por los grandes chefs y marcas cosméticas exclusivas.

Los frutos de la labor solidaria de la Fundación Melipona maya se pueden apreciar en un spa y un restaurante fusión maya-francés ubicadas en el hotel Don Diego de la Selva a base del néctar. Aquí, Nora brinda más que un masaje. Guía al visitante a través del jardín. Le invita a hundir la mano en el enjambre para acariciar a las abejas —que no pican— y lavarse las manos en un recipiente de agua y hojas de chacá como lo hacen los mayas.

Esta masajista, amante del olor y de la textura de la miel, evidenció su potencial el día que su hijo se lastimó y la probó para curarle. El resultado fue espectacular tanto para su hijo como para la clientela. Eso, junto con los antiguos relatos mayas —se usaba la miel en los partos o sobre la retina y la piel—, la acabaron de convencer.

La marca francesa Ballot-Flurin, reconocida por sus productos orgánicos, acaba de desarrollar una nueva línea Melipona en colaboración con la fundación y ofrece un tratamiento luminoso de día y ampollas de sérum éclat de muy alta calidad. En la cabaña de Nora, uno puede recibir estos tratamientos junto al masaje, o reconectarse con uno mismo meditando con las abejas en el cuerpo. Sólo con reserva.

  • Chayote y chaya

Don Diego De la Selva

Después del spa, nada mejor que seguir consintiéndose en Don Diego de la Selva, esta vez en El Paladante, el restaurante a cargo del chef Luis Álvarez Díaz. El platillo casi grita que la cultura maya no es cosa de los libros de historia, está bien viva y se come. Además de la miel, integran elementos mayas de la huerta que están descritos en el menú junto con su historia y propiedades.

Nuestros favoritos fueron el dúo de quiches con chayote y chaya. Esta última es muy característica de la península de Yucatán: los mayas obtuvieron por selección una chaya sin espinas. Su sabor se complementa a la perfección con el del chayote en la tradicional receta francesa del quiche. Como postre, el auténtico gusto de la melipona se puede apreciar en el flan de arroz con miel de abejas y en la calabaza con miel, cuando queda en la huerta. Calle

Tulum Mza 24 Lote 3, T. (984) 11 49 744, dondiegodelaselva.com

  • Noches ecológicas

Sueños Tulum

Se parece tanto a un retiro maya que uno se olvida que es un hotel. Cada una de las 12 habitaciones fue esculpida a mano: por fuera con un fragmento distinto de la cultura maya, por dentro con signos del sol, de la luna, la tierra, la selva o la lluvia. Es ecológico “de verdad”, los únicos enchufes se encuentran en el lobby donde cargan todos los celulares de los clientes mientras se desconectan en el Caribe. Las clases de yoga —imperdibles— cuentan con una cabaña especial, diseñada de madera, abierta y con vista al mar. No hay menú, el chef cocina los alimentos frescos del día. El servicio es realmente “como en casa”, el mozo arma una mesa en la arena y siempre tiene algo de queso y vino después del cierre.

Carretera Boca Paila Km 8,5, T. (984) 876 2152, suenostulum.com

Rosa del Viento

Las camas mullidas a disposición en la playa casi desértica del hotel son inolvidables. Rosa del Viento luce una limpieza invencible. Ideal para disfrutar de un alojamiento respetuoso integrado a la naturaleza sin renunciar a ciertos lujos como el aire acondicionado y la posibilidad de cargar la computadora en la habitación. Por ciertas noches se puede escuchar música en vivo en el restaurante, también con vista al mar. La bodega y sobre todo la habilidad del staff para sugerir el maridaje adecuado a la persona y al platillo elegido no dejan de sorprender.

Carretera Boca Paila Km 10, T. (984) 802 53 45, rosadelviento.com

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