En la esquina del número 2 de la calle Jean-Bart, en la ciudad de Nantes, se alcanza a ver una placa –no más grande que una señal de tránsito– en la que se lee: “El 8 de febrero de 1820 Julio Verne, novelista precursor de los descubrimientos modernos, nació en esta casa”.
El visionario escritor francés es reconocido por sus novelas de aventura en donde refleja las grandes aspiraciones del siglo XIX: el progreso tecnológico y la exploración del mundo. Lector crítico y obsesivo, solía asegurar que cada dato de su obra había sido “examinado a detalle”.
Era tal su ingenio, que en sus creaciones imaginó los submarinos, los viajes espaciales y las máquinas voladoras. Su creatividad ha inspirado muchos otros relatos, algunos de los cuales llegaron a la pantalla grande. Tal es el caso de la película Viaje a la Luna de Georges Méliès en 1902.
Nantes, la ciudad de Julio Verne
En la actualidad, Nantes es mucho más que el pequeño pueblo industrial a orillas del Río Loira, al este de Francia. Donde hace 200 años estaban las máquinas que sorprendían a Verne, ahora se encuentran varios de los edificios más modernos de la ciudad, como el Nuevo Palacio de Justicia y centros de arte contemporáneo.
El autor dejó una huella de gran importancia en la localidad; una marca que va más allá del pequeño museo que posee los manuscritos originales de La Isla Misteriosa y De la Tierra a La Luna. Gracias a su cercanía con estas historias, Nantes es un sitio lleno de arte y cultura por donde se mire.
Aún se observan remanentes del esplendor de una época pasada. Esto se observa en el Castillo de los Duques de Gran Bretaña y en la Catedral Medieval de San Pedro y San Pablo. Sin embargo, estas antiguas construcciones se conectan con una serie de edificios contemporáneos que dan vitalidad al lugar. Quizá el mejor ejemplo es el Puerto: un sitio decorado con los llamados anillos de Buren que, al final del día, llenan de luz la vida nocturna de la urbe.
El Jardín Japonés y el de Las Plantas son de los más bellos de toda Francia y, sin duda, merecen una visita. De la misma forma, otro lugar de gran valor es la Plaza Royale que tiene un hermosa fuente central y que sirve de conexión entre el viejo y el nuevo Nantes. Por último, pedir un tarro en la centenaria cervecería La Cigale es una tradición obligada.
La Isla de las Máquinas
La presencia de Julio Verne a lo largo de esta pequeña ciudad es casi imperceptible. Por eso, si lo que se busca es un contacto más directo con el autor, el parque temático La Isla de las Máquinas es el lugar indicado. Por fortuna, éste se ubica dentro de la misma Nantes.
Este parque, creado por François Delarozière y Pierre Orefice, no es otra cosa que un bestiario lleno de máquinas vueltas criaturas. Las piezas están inspiradas en el mundo imaginario del escritor y en los proyectos de ingeniería de Leonardo da Vinci.
Entre las principales atracciones del lugar destacan el elefante gigante de 45 toneladas y 12 metros de alto, una tarántula enorme, un dragón de mar y un pájaro prehistórico capaz de volar por el recinto. Además, hay dos carruseles que reviven el mundo marino que imaginaba Julio Verne.
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