Stykkishólmur
Una aldea costera junto a innumerables islotes en el Parque Nacional de Snæfellsjökull. Allí empecé mi carrera de entrenador de fútbol e hice mi hogar junto a mi esposa hace 38 años. Olvidé muchos de los terribles partidos jugados ahí, pero su gente amable y sus atardeceres están siempre conmigo.
Ísafjördur
En los Fiordos del Oeste. Un viejo pueblo en desarrollo que sobrevivió a muchas crisis y desarrollos sociológicos. Allí nació mi madre. De niña siempre se preguntaba qué habría detrás de las montañas que emergían verticalmente desde el fiordo.
Skaftafell y Jökulsárlón
(hitos naturales y laguna glaciar) en el P. N. Vatnajökull.
Es una maravilla cómo los lugareños del área sobrevivieron por siglos a las inundaciones que asolaban sus granjas. Si tienes suerte puedes oír el sonido más magnífico que escuché nunca: el de los enormes icebergs formándose, cayendo del glaciar.
Vestmannaeyjar
Es un pequeño pueblo en las islas Vestmann, en el sur. Entre julio y agosto se celebra allí el mayor festival a cielo abierto. En 1973, sus habitantes debieron abandonar la isla porque erupcionó un volcán (de hecho así nació Surtsey, la isla más joven del mundo). Suerte que los botes estaban en el puerto y nadie salió herido.
El Parque Nacional de Thingvellir
Es el lugar donde nuestro parlamento se formó hace más de 1,000 años. El parque, situado junto al mayor lago de la isla y a una hora de la capital, es nuestro diamante nacional. Allí puedes respirar la Saga de los Islandeses y caminar (literalmente) entre dos continentes.
Lugares recomendados por Magnús Pálsson, Director del MBA-programme y maestro en la School of Business. University of Iceland.