América y Caribe, Destinos, Estados Unidos, Nueva York

El boom del turismo operístico

Uno de los géneros teatrales que más padece los prejuicios del público está tomando un segundo aire. 

POR: Redacción Travesías

La ópera se ha adaptado a las necesidades de una audiencia habituada al cine y en Estados Unidos es tan popular, que ya podría hablarse del término “turismo operístico”.

Desde su fundación a principios del siglo XVII (con L´Orfeo de Monteverdi, estrenada en 1607), la ópera ha cambiado varias veces de mando. Al principio, el poder lo tenían los cantantes. En la primera mitad del siglo XX los directores musicales adquirieron una fuerza inusitada. Hoy en día reinan los directores de escena. Ellos, al adaptar la ópera a las necesidades de un público que creció con una cultura visual determinada por el cine y la televisión, se han encargado de darle una cara nueva a un arte que parecía obsoleto.

En Estados Unidos cada ciudad tiene su propia compañía, y la ópera se ha convertido en un fenómeno cultural que llena teatros. Van jóvenes y viejos, diletantes y neófitos. Ya tampoco existen códigos de vestimenta, se puede ir de etiqueta o con un look informal.

Se trata de un arte donde poesía, música, teatro y arquitectura se conjugan para contar historias que no necesariamente, como suele creerse, transcurren entre lamentos y trágicas muertes. Hay desde simplonas comedias románticas hasta amores metafísicos que suceden más allá de la muerte, pasando por sátiras políticas y utopías futuristas.

A continuación recordamos tres producciones de 2014 que exaltan las cualidades del arte fascinante de la ópera.

Carmen
La ópera clásica más representada de la historia. Su partitura, escrita por George Bizet (1838-1875), es una cadena de música chispeante con inspiración melódica de aires populares. La acción dramática es vertiginosa y narra el amor malogrado entre la cigarrera Carmen y el soldado Don José; ella lo deja por un torero y él la apuñala hasta matarla. 

Agosto

Florencia en el Amazonas
Daniel Catán (1949-2011) es la cara más visible de la ópera mexicana. Sus obras, cantadas en español, se presentan constantemente. Florencia en el Amazonas está basada en diferentes momentos de la literatura de García Márquez y la partitura, en su afán de trasladar el realismo mágico a un lenguaje de sonidos, está plagada de curiosos pasajes. Por ejemplo, la descripción musical de cómo un anillo matrimonial se hunde en una botella de champagne. 

Septiembre

The Death of Klinghoffer
John Adams (1947) es junto con Philip Glass el operista vivo más importante de Estados Unidos. The Death of Klinghoffer, su segunda ópera, parte de un hecho real: el secuestro del crucero Achille Lauro por terroristas palestinos en 1985. La partitura es introspectiva y confronta la dramática incertidumbre de los turistas plagiados con la inquietud espiritual de sus captores. 

Octubre

En México
Desde su fundación en 2011, el Teatro del Bicentenario de León se convirtió en sinónimo de calidad operística. En cuatro años ha montado diez óperas protagonizadas por cantantes de primer nivel, como el barítono Petean y la soprano María Katzarava. Montó Orfeo y Eurídice con motivo de los 300 años del nacimiento de C.W. Gluck. 

 
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