Asís: viaje medieval
El mejor momento para disfrutar Asís es al atardecer, cuando los turistas desaparecen.
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Asís es una pequeña población amurallada de cinco mil habitantes —localizada en la ladera del monte Subasio—, que atrae a miles de turistas y peregrinos cada año. La vista desde la carretera, al momento de llegar, es impactante: el perímetro fortificado —que se conserva intacto con sus ocho puertas originales—, dos castillos medievales y la basílica de San Francisco. En cuanto uno cruza la entrada, ingresa en un lugar mágico, perfectamente conservado, que transporta al medievo. No por nada es Patrimonio de la Humanidad, pues como ciudad santuario constituye un ejemplo único de continuidad histórica, desde sus orígenes medievales hasta la actualidad.
Durante el día sus calles están abarrotadas y el bullicio es constante. La mayoría de los visitantes llega en tours por la mañana, está un par de horas allí y desaparece para seguir en los autobuses el recorrido italiano. Es entonces cuando la ciudad es nuestra, de los afortunados que decidimos pasar la noche, y de todos los religiosos que la habitan. El silencio y la paz se vuelven tangibles, y al caminar por las calles retumban las pisadas sobre el empedrado.
La fama de Asís se debe a que san Francisco y santa Clara nacieron, vivieron y murieron allí, en 1226 y 1253 respectivamente, y fundaron la orden de los franciscanos y de las clarisas. Para muchos, éste es el motivo de la visita. Pero otros van a disfrutar de la belleza del lugar, de su historia y de las obras de arte valiosísimas que allí se conservan.
Los orígenes de Asís se pierden en el tiempo, pero se sabe que umbros y etruscos la habitaron mucho antes que la conquistaran los romanos, en 295 a. C. Todavía hoy se observan, además de las columnas y el frontón del templo de Minerva, los restos del foro romano en las excavaciones hechas debajo de la plaza comunal y algunos vestigios del teatro que estaba ubicado cerca de la actual catedral.
Además, Asís posee un conjunto de obras maestras que son una referencia fundamental para la historia del arte europeo. La basílica de San Francisco es una de las iglesias góticas más antiguas de Italia, y un ejemplo extraordinario de arte medieval. En realidad se trata de dos basílicas, la superior y la inferior, cuyas bóvedas y paredes fueron decoradas por los mayores artistas de los siglos xiii y xiv, como Cimabue, Giotto, los Lorenzetti y Simone Martini. En este aspecto, no hay otra iglesia que pueda compararse con la basílica de Asís.
Pero Asís también tiene otros atractivos más mundanos, como la Muestra Nacional del Anticuariado en abril, famosa en toda Italia, y la conmemoración de Calendimaggio, jueves, viernes y sábado de la primera semana de mayo, que convierte a la ciudad en una localidad medieval decorada con banderas y flores, con damas y caballeros vestidos a la usanza de esa época, espectáculos teatrales, conciertos y la competición de arqueros y abanderados de las dos facciones medievales, la parte alta y la parte baja de la ciudad, donde se encuentra la basílica de Nuestra Señora de los Ángeles.
Durante Navidad, la ciudad es mágica, con conciertos en las calles y en las iglesias, nacimientos —incluyendo vivientes— y liturgias especiales en los lugares de culto.